/ sábado 26 de agosto de 2017

¿De a cómo el voto?

Según el escritor Carlos Montemayor (1947-2010), a los mexicanos les toca decidir qué grupo de ladrones –es decir, qué grupo de políticos– quieren que les robe sus derechos y pertenencias, así podríamos resumir lo que es nuestra democracia, pero cuyas deficiencias no pasan por una falta de recursos para organizar los comicios en los que son electas las autoridades de los tres niveles de gobierno y de los poderes federal y legislativo. El dinero no ha sido problema. Para no ir más lejos cada voto emitido en la elección intermedia celebrada el pasado 7 de junio de 2016, tuvo un costo de 300 pesos con 48 centavos, el equivalente a 4.2 salarios mínimos.

Pero las cifras, adquieren su magnitud real cuando sabemos que el costo de la democracia en 2015, solo para los gastos de operación del organizador de la elección, fue de 13 mil 217 millones de pesos, un tercio del presupuesto aprobado para la Universidad Nacional Autónoma de México para 2016 y un 35% de la deuda registrada por Coahuila al primer semestre del año pasado, por ejemplo.

Hace unos días se dio a conocer que el próximo año, el financiamiento a los partidos políticos le costará a los contribuyentes cautivos seis mil 700 millones de pesos. El encabritamiento colectivo hierve y no es para menos.

En los últimos 18 años, el costo de las elecciones federales intermedias (esas para renovar la Cámara de Diputados) ha aumentado cerca de 270%, es decir, en 1997 costaron un poco más de cinco mil millones de pesos y en 2016, fueron 18 mil 573 millones de pesos, de los cuales casi seis mil se destinaron solo al rubro de servicios personales (pagos a funcionarios). Las cifras incluyen los gastos de operación del instituto electoral y el financiamiento para partidos políticos.

Las elecciones presidenciales en México no han sido la excepción. Un estudio comparativo realizado por México Evalúa muestra que en 2006 la estructura del gasto en las elecciones fue como sigue: El Instituto Federal Electoral recibió ocho mil 444 millones de pesos, los partidos políticos cinco mil 786 millones de pesos. Además hubo otros gastos por mil 429 millones de pesos, para un total de 15 mil 659 millones de pesos.

Según el análiss de Ubica a México, nuestro país está en el grupo de naciones que presentan una opacidad significativa en materia electoral. La evaluación de modelos de rendición de cuentas, información disponible y los mecanismos para difundirla, empareja a la nación mexicana con países como Botswana, Gambia, Kenia y Namibia.

En el estudio en cuestión, México Evalúa también considera las prerrogativas indirectas como el uso de tiempos fiscales de radio y televisión que, en el caso de 2012, representan un gasto de 21 mil 622 millones de pesos. Así el costo total de salir a votar sumaría 40 mil 248 millones de pesos.

Los comicios en México son tal vez los más fiscalizados del mundo, pero aun así, los partidos utilizan cualquier resquicio en la ley para hacer trampa. Nada parece escapar al monstruo devorador de la corrupción, para nuestra vergüenza, México es el país más corrupto entre los 34 miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Las prácticas opacas en el uso de recursos y la desconfianza en el sistema político, así como el escaso interés de la ciudadanía por participar encarecen el voto e impiden que tengamos la verdadera democracia a la que tanto aspiramos.

 

andreacatano@gmail.com

Según el escritor Carlos Montemayor (1947-2010), a los mexicanos les toca decidir qué grupo de ladrones –es decir, qué grupo de políticos– quieren que les robe sus derechos y pertenencias, así podríamos resumir lo que es nuestra democracia, pero cuyas deficiencias no pasan por una falta de recursos para organizar los comicios en los que son electas las autoridades de los tres niveles de gobierno y de los poderes federal y legislativo. El dinero no ha sido problema. Para no ir más lejos cada voto emitido en la elección intermedia celebrada el pasado 7 de junio de 2016, tuvo un costo de 300 pesos con 48 centavos, el equivalente a 4.2 salarios mínimos.

Pero las cifras, adquieren su magnitud real cuando sabemos que el costo de la democracia en 2015, solo para los gastos de operación del organizador de la elección, fue de 13 mil 217 millones de pesos, un tercio del presupuesto aprobado para la Universidad Nacional Autónoma de México para 2016 y un 35% de la deuda registrada por Coahuila al primer semestre del año pasado, por ejemplo.

Hace unos días se dio a conocer que el próximo año, el financiamiento a los partidos políticos le costará a los contribuyentes cautivos seis mil 700 millones de pesos. El encabritamiento colectivo hierve y no es para menos.

En los últimos 18 años, el costo de las elecciones federales intermedias (esas para renovar la Cámara de Diputados) ha aumentado cerca de 270%, es decir, en 1997 costaron un poco más de cinco mil millones de pesos y en 2016, fueron 18 mil 573 millones de pesos, de los cuales casi seis mil se destinaron solo al rubro de servicios personales (pagos a funcionarios). Las cifras incluyen los gastos de operación del instituto electoral y el financiamiento para partidos políticos.

Las elecciones presidenciales en México no han sido la excepción. Un estudio comparativo realizado por México Evalúa muestra que en 2006 la estructura del gasto en las elecciones fue como sigue: El Instituto Federal Electoral recibió ocho mil 444 millones de pesos, los partidos políticos cinco mil 786 millones de pesos. Además hubo otros gastos por mil 429 millones de pesos, para un total de 15 mil 659 millones de pesos.

Según el análiss de Ubica a México, nuestro país está en el grupo de naciones que presentan una opacidad significativa en materia electoral. La evaluación de modelos de rendición de cuentas, información disponible y los mecanismos para difundirla, empareja a la nación mexicana con países como Botswana, Gambia, Kenia y Namibia.

En el estudio en cuestión, México Evalúa también considera las prerrogativas indirectas como el uso de tiempos fiscales de radio y televisión que, en el caso de 2012, representan un gasto de 21 mil 622 millones de pesos. Así el costo total de salir a votar sumaría 40 mil 248 millones de pesos.

Los comicios en México son tal vez los más fiscalizados del mundo, pero aun así, los partidos utilizan cualquier resquicio en la ley para hacer trampa. Nada parece escapar al monstruo devorador de la corrupción, para nuestra vergüenza, México es el país más corrupto entre los 34 miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Las prácticas opacas en el uso de recursos y la desconfianza en el sistema político, así como el escaso interés de la ciudadanía por participar encarecen el voto e impiden que tengamos la verdadera democracia a la que tanto aspiramos.

 

andreacatano@gmail.com

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