/ martes 3 de abril de 2018

¿ Políticas públicas o telerrealidad?

El otro día, el gobierno de Trump anunció un nuevo tratado comercial con Corea del Sur. También anunció que el presidente Trump acababa de nombrar secretario de Asuntos de los Veteranos al médico de la Casa Blanca. ¿Qué tienen en común estos nombramientos?

La respuesta es que ambos son indicadores de cómo ve Trump su trabajo. No parece considerar importante la legislación real, en cambio, todo lo hace como si fuera un ejercicio de telerrealidad.

Por desgracia, lo que se ve bien en televisión no es necesariamente bueno para Estados Unidos o el mundo.

Pues bien, la semana pasada el mercado de valores cayó debido a temores de que Trump estaba alistándose para comenzar su tan anunciada guerra comercial. Sin embargo, luego se recuperó un poco, debido a que los inversionistas decidieron que el presidente básicamente estaba fanfarroneando.

Sin embargo, Estados Unidos aún necesita un gobernante y la falta de seriedad de Trump tiene consecuencias.

Una consecuencia es que la elaboración real de las políticas ha quedado en manos de gente con una agenda de extrema derecha. Ben Carson, con sus explicaciones siempre cambiantes para pedir un juego de comedor de 31 mil dólares, reduce a una figura cómica al secretario de vivienda y desarrollo urbano. Pero olvidándonos de los muebles: en la vida real, el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano parece estar abandonando su misión histórica de luchar contra la discriminación racial.

En varias agencias se pueden ver giros similares hacia la derecha. Trump no ha logrado revocar Obamacare, pero sus funcionarios han debilitado la eficacia del programa. Mientras tanto, las muertes y las enfermedades debido al colapso del cumplimiento de las normas ambientales serán uno de los legados perdurables de Trump.

Otra consecuencia es que cuando Estados Unidos necesite liderazgo verdadero, no habrá nadie capaz de brindarlo.

Hasta ahora, la era de Trump ha estado casi libre de crisis que Trump no haya generado por sí mismo. Uno de los pocos acontecimientos que exigieron una respuesta efectiva fue el huracán María, y la respuesta fue desastrosamente inadecuada.

¿Entonces, qué ocurrirá si hay una crisis de política exterior, una crisis financiera, una crisis de salud o cualquier otra? Las victorias ficticias como el tratado de Corea no servirán de nada; necesitaremos políticas verdaderas. ¿Quién va a idearlas?

Incluso si Trump se diera cuenta de que necesita mejores personas, probablemente no podría conseguirlas. A estas alturas, todos aquellos con una reputación independiente saben que no se puede formar parte de ese gobierno sin salir mancillado y disminuido. ¡Trump ni siquiera puede contratar buenos abogados!

Así que uno de estos días, el gobierno de la telerrealidad va a chocar contra la realidad de verdad… y no habrá final feliz.

El otro día, el gobierno de Trump anunció un nuevo tratado comercial con Corea del Sur. También anunció que el presidente Trump acababa de nombrar secretario de Asuntos de los Veteranos al médico de la Casa Blanca. ¿Qué tienen en común estos nombramientos?

La respuesta es que ambos son indicadores de cómo ve Trump su trabajo. No parece considerar importante la legislación real, en cambio, todo lo hace como si fuera un ejercicio de telerrealidad.

Por desgracia, lo que se ve bien en televisión no es necesariamente bueno para Estados Unidos o el mundo.

Pues bien, la semana pasada el mercado de valores cayó debido a temores de que Trump estaba alistándose para comenzar su tan anunciada guerra comercial. Sin embargo, luego se recuperó un poco, debido a que los inversionistas decidieron que el presidente básicamente estaba fanfarroneando.

Sin embargo, Estados Unidos aún necesita un gobernante y la falta de seriedad de Trump tiene consecuencias.

Una consecuencia es que la elaboración real de las políticas ha quedado en manos de gente con una agenda de extrema derecha. Ben Carson, con sus explicaciones siempre cambiantes para pedir un juego de comedor de 31 mil dólares, reduce a una figura cómica al secretario de vivienda y desarrollo urbano. Pero olvidándonos de los muebles: en la vida real, el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano parece estar abandonando su misión histórica de luchar contra la discriminación racial.

En varias agencias se pueden ver giros similares hacia la derecha. Trump no ha logrado revocar Obamacare, pero sus funcionarios han debilitado la eficacia del programa. Mientras tanto, las muertes y las enfermedades debido al colapso del cumplimiento de las normas ambientales serán uno de los legados perdurables de Trump.

Otra consecuencia es que cuando Estados Unidos necesite liderazgo verdadero, no habrá nadie capaz de brindarlo.

Hasta ahora, la era de Trump ha estado casi libre de crisis que Trump no haya generado por sí mismo. Uno de los pocos acontecimientos que exigieron una respuesta efectiva fue el huracán María, y la respuesta fue desastrosamente inadecuada.

¿Entonces, qué ocurrirá si hay una crisis de política exterior, una crisis financiera, una crisis de salud o cualquier otra? Las victorias ficticias como el tratado de Corea no servirán de nada; necesitaremos políticas verdaderas. ¿Quién va a idearlas?

Incluso si Trump se diera cuenta de que necesita mejores personas, probablemente no podría conseguirlas. A estas alturas, todos aquellos con una reputación independiente saben que no se puede formar parte de ese gobierno sin salir mancillado y disminuido. ¡Trump ni siquiera puede contratar buenos abogados!

Así que uno de estos días, el gobierno de la telerrealidad va a chocar contra la realidad de verdad… y no habrá final feliz.