/ domingo 24 de junio de 2018

¡ Salgamos a depositar el voto de la Razón !

Ya sabemos, lo hemos referido aquí y lo han publicado todos los medios de comunicación, que en las elecciones del próximo domingo 1 de julio podrán votar más de 89 millones de mexicanos y que, si la participación se mantiene en el promedio de comicios anteriores, ahora votarían unos 50 millones.

Aun con el gasto que hace el Instituto Nacional Electoral en organizar las elecciones, la mayoría de los analistas coinciden en que vale la pena desde el punto de vista democrático. Es decir, el voto es necesario para legitimar el proceso mismo de elección y la vida democrática de nuestro país, ¡pues hay que hacerlo!

El pensar en no asistir a las urnas, tiene que ver, es cierto, con la enorme desconfianza que la sociedad misma ha tenido, y de muchas maneras sigue teniendo, sobre las instituciones mexicanas. A tal grado que, por ejemplo, una encuesta de Reforma reveló que en un 61 por ciento la población tiene poco o nada de confianza en el propio INE, ya no se diga de los partidos políticos que alcanzaron un 82 por ciento de esa desconfianza.

Pero el interés central de esta entrega no es exponer estos datos ya conocidos, sino recrear parte del contexto con el que llegamos a la elección más grande de la historia de México y lo redituable que resultaría para nosotros mismos que asistamos a las urnas a depositar nuestro voto.

Con esa decisión de ir a votar, aprovechamos la inversión que ya hizo el INE en la organización de los comicios. Ademas votando en muy alto porcentaje ayudamos a consolidar nuestro sistema electivo democrático, Y lo más importante manifestamos nuestra opinion sobre quien creemos que debe gobernar.

No votar, como dijimos antes, encarece el voto e introduce un elemento de desconfianza en el proceso. Es decir, la mayoría o un muy alto porcentaje de mexicanos por alguna razón no nos convencimos o no nos convencieron de asistir a votar. ¿Desconfianza en las instituciones que participan? ¿Desinterés relacionado con la “constante” del fraude? ¿Indiferencia hacia los candidatos presentados por los partidos? ¿Temor o miedo de violencia? En cualquier caso lo que hacemos, no asistiendo a votar, es debilitar nuestro sistema electivo.

La conclusión sigue siendo simple: hay que ir a votar.

Pudiera parecer muy trillado insistir en que la elección es una parte importante de la vida democrática, no la única, y que si queremos vivir en democracia debemos ayudar a consolidarla a través del voto, pero insistir y recorrer el mismo camino cada tres o seis años es la única manera de hacer esa democracia efectiva. No hay de otra.

Pudiera parecer también muy trillado insistir en que hay que ir a votar, por la opción que decidamos. Sí, pero aunque parezca trillado insistir, ¡hay que ir a votar!

Pudiera parecer muy trillado insistir, repetir, que nuestro voto es la única arma civilizada con que contamos para darle a nuestro país el rumbo que necesitamos, el de progreso y bienestar para las familias, sí, pero la insistencia es fundamental para razonar que ese voto, sumado a los millones de otros mexicanos, en efecto, le dará a México el rumbo que decidamos.

Pero sobre todo no olvidemos al estar en la urna, que estaremos decidiendo el futuro de México.

¡ Razonemos nuestra decision y salgamos a Votar !


Senador del PRI



Ya sabemos, lo hemos referido aquí y lo han publicado todos los medios de comunicación, que en las elecciones del próximo domingo 1 de julio podrán votar más de 89 millones de mexicanos y que, si la participación se mantiene en el promedio de comicios anteriores, ahora votarían unos 50 millones.

Aun con el gasto que hace el Instituto Nacional Electoral en organizar las elecciones, la mayoría de los analistas coinciden en que vale la pena desde el punto de vista democrático. Es decir, el voto es necesario para legitimar el proceso mismo de elección y la vida democrática de nuestro país, ¡pues hay que hacerlo!

El pensar en no asistir a las urnas, tiene que ver, es cierto, con la enorme desconfianza que la sociedad misma ha tenido, y de muchas maneras sigue teniendo, sobre las instituciones mexicanas. A tal grado que, por ejemplo, una encuesta de Reforma reveló que en un 61 por ciento la población tiene poco o nada de confianza en el propio INE, ya no se diga de los partidos políticos que alcanzaron un 82 por ciento de esa desconfianza.

Pero el interés central de esta entrega no es exponer estos datos ya conocidos, sino recrear parte del contexto con el que llegamos a la elección más grande de la historia de México y lo redituable que resultaría para nosotros mismos que asistamos a las urnas a depositar nuestro voto.

Con esa decisión de ir a votar, aprovechamos la inversión que ya hizo el INE en la organización de los comicios. Ademas votando en muy alto porcentaje ayudamos a consolidar nuestro sistema electivo democrático, Y lo más importante manifestamos nuestra opinion sobre quien creemos que debe gobernar.

No votar, como dijimos antes, encarece el voto e introduce un elemento de desconfianza en el proceso. Es decir, la mayoría o un muy alto porcentaje de mexicanos por alguna razón no nos convencimos o no nos convencieron de asistir a votar. ¿Desconfianza en las instituciones que participan? ¿Desinterés relacionado con la “constante” del fraude? ¿Indiferencia hacia los candidatos presentados por los partidos? ¿Temor o miedo de violencia? En cualquier caso lo que hacemos, no asistiendo a votar, es debilitar nuestro sistema electivo.

La conclusión sigue siendo simple: hay que ir a votar.

Pudiera parecer muy trillado insistir en que la elección es una parte importante de la vida democrática, no la única, y que si queremos vivir en democracia debemos ayudar a consolidarla a través del voto, pero insistir y recorrer el mismo camino cada tres o seis años es la única manera de hacer esa democracia efectiva. No hay de otra.

Pudiera parecer también muy trillado insistir en que hay que ir a votar, por la opción que decidamos. Sí, pero aunque parezca trillado insistir, ¡hay que ir a votar!

Pudiera parecer muy trillado insistir, repetir, que nuestro voto es la única arma civilizada con que contamos para darle a nuestro país el rumbo que necesitamos, el de progreso y bienestar para las familias, sí, pero la insistencia es fundamental para razonar que ese voto, sumado a los millones de otros mexicanos, en efecto, le dará a México el rumbo que decidamos.

Pero sobre todo no olvidemos al estar en la urna, que estaremos decidiendo el futuro de México.

¡ Razonemos nuestra decision y salgamos a Votar !


Senador del PRI