La violencia contra las mujeres lamentablemente está presente en distintos ámbitos como el laboral, académico, social, familiar y por supuesto en el ámbito político, es más, el Congreso de la Ciudad de México ha sido testigo de varios tipos de violencia que pasan desapercibidos para ojos de muchos, pues se cree que aquellas mujeres que se desenvuelven en estos círculos de poder están exentas de actos de violencia, lo cual no podría estar más alejado de la realidad.
En ocasiones, esto se debe a la polarización de temas y el conocido “diálogo de sordos” donde desafortunadamente no siempre encontramos interlocutores con apertura o capaces de reconocer en los argumentos de sus pares un punto de acuerdo o coincidencia.
Cualquiera pensaría que en pleno año 2022 este tipo de discusiones se encuentran ya superadas, pero no es así; hemos visto que de forma recurrente la bandera de la defensa de las mujeres ha sido usada a conveniencia, pues desde distintos espacios se llama a la sororidad y al acompañamiento de la causa, sólo cuando es políticamente conveniente.
Pero ¿qué pasa cuando estas personas que se supone son fieles a sus convicciones utilizan su posición de privilegio para incitar o encubrir actos de violencia? desconociendo el esfuerzo y la trayectoria de una mujer e incluso revictimizándola ¿No es acaso también violencia?
Qué podemos pensar de aquellas personas que a través de sus actos contradicen su discurso, quienes por un lado dicen defender a las mujeres, son aquellas que por otro le quitan la voz o limitan a Diputadas en los pasillos del Congreso, priorizando intereses políticos sobre la dignidad de las personas.
Dirían algunos, ¡Que las compre quien no las conozca! Yo digo, feminismo hipócrita aquel que deja atrás la bandera de sororidad cuando una mujer que no comparte ideas, o en un ejercicio de congruencia decide abstenerse o diferir; ahí, es señalada y perseguida por falsas acusaciones, e incluso a través del uso faccioso del aparato del Estado nulifican o invisibilizan su desempeño en el Congreso CDMX.
Apenas el 25 de noviembre del año pasado conmemoramos el Día Internacional para la Erradicación de la Violencia Contra las Mujeres, muchas se pusieron pañuelos naranjas, se tomaron fotografías, y promovieron una imagen de apoyo a la causa, hasta los edificios cambiaron de color, no obstante, son ellas mismas quienes desconocen la lucha de aquellas que pensamos distinto y miran a otro lado cuando desde su propio partido se perpetran actos de violencia.
Hoy una Jefa de Gobierno o personajes a los que me refiero polarizan el discurso, ven negros o blancos, pero jamás la escala de colores completa, y son estas mismas personas quienes tratan de vender la idea de que sólo lo que hacen ellos es correcto y todo lo que hacen los demás es malo y hay que condenarlo.
Malas noticias para las Diputadas del Congreso de la Ciudad de México, pues hoy tenemos legisladoras que abiertamente traicionan la causa feminista, aún cuando fue gracias a esta que accedieron a una curul en legislativo local; pues desde MORENA y sus aliados, se bloquea el trabajo parlamentario de otras mujeres, priorizando intereses partidistas sobre la lucha por la igualdad y equidad en el ejercicio de cualquier espacio de participación, sororidad hipócrita en la casa del pueblo, sororidad hipócrita en la ciudad de derechos…