/ lunes 24 de junio de 2019

1 de julio, el año después Parte II

En los últimos 13 años las cifras de empleo muestran una de las mayores vulnerabilidades de la economía: el avance sistemático de la precarización laboral.

La semana pasada las estadísticas del IMSS refrendaron la persistencia del desequilibrio y mostraron que los programas de apoyo gubernamental no tiene la capacidad de revertir los efectos causados por el modelo económico.

La 4T subestimó la magnitud de la desaceleración económica, y las consecuencias sobre la creación de empleo formal: en mayo, y respecto al mes anterior, el IMSS sólo contabilizó tres mil 983 nuevas fuentes de trabajo.

En los primeros cinco meses el IMSS sólo tuvo 303 mil registros adicionales, 60 por ciento de lo alcanzado en el mismo periodo de 2018.

Hay un problema mayor: si se considera el inicio del sexenio, diciembre de 2018, el número de empleos formales ante el IMSS tiene una reducción neta de casi (-) 75 mil.

Lo descrito muestra la fuerza de la desaceleración económica y confirma algo previsible ante la caída que la inversión productiva ha sufrido durante el último año.

Además, la afectación sobre el mercado laboral se exacerbó con la aplicación de los programas de austeridad y recorte de plazas en la administración pública.

Los nuevos funcionarios, algunos primerizos en la función pública, tuvieron que desempeñarse y operar los cambios estructurales ordenados por el Ejecutivo con menores recursos financieros, físicos y humanos.

La 4T colocó en un segundo plano el objetivo de crecimiento económico, un error: es el único que puede generar estabilidad y paz social como el propio presidente López Obrador ha reconocido en su discurso.

El objetivo central de la 4T es hacer un cambio político y social para sentar las bases de la reconstrucción del país que, desde su perspectiva, México requiere.

Tal fue la interpretación que se dio a la victoria del 2018. El problema es que la evolución de la economía tiene otra lógica, particularmente cuando viene de la debilidad de un 2% de crecimiento y Donald Trump presiona fuerte para que se implementen sus directrices.

Cuando se pensó que bastaba con mantener orden en las finanzas públicas se aceptó uno de los dogmas del modelo económico anterior y con ello se restringió el alcance de la 4T en sus primeros dos años.

Los recortes fiscales en la inversión han sido constantes en los últimos 37 años. México cayó en el círculo vicioso del “estancamiento estabilizador” heredado a la 4T: finanzas públicas sanas que no generan crecimiento, que sólo se puede lograr con más inversión pública.

La consecuencia de dicha lógica siempre se ha reflejado en la precarización del mercado laboral: la ocupación generada por la informalidad no alcanza para compensar la pérdida bienestar ante la reducción del empleo formal. Jóvenes Construyendo al Futuro tampoco lo puede hacer.

No solo es una cuestión cuantitativa: el bienestar de la sociedad de México depende del empleo formal creado por el crecimiento económico, y ello sólo puede lograrse con mayor inversión productiva. La 4T tendrá que considerarlo antes de que la desaceleración económica y la recesión industrial se multipliquen.

En los últimos 13 años las cifras de empleo muestran una de las mayores vulnerabilidades de la economía: el avance sistemático de la precarización laboral.

La semana pasada las estadísticas del IMSS refrendaron la persistencia del desequilibrio y mostraron que los programas de apoyo gubernamental no tiene la capacidad de revertir los efectos causados por el modelo económico.

La 4T subestimó la magnitud de la desaceleración económica, y las consecuencias sobre la creación de empleo formal: en mayo, y respecto al mes anterior, el IMSS sólo contabilizó tres mil 983 nuevas fuentes de trabajo.

En los primeros cinco meses el IMSS sólo tuvo 303 mil registros adicionales, 60 por ciento de lo alcanzado en el mismo periodo de 2018.

Hay un problema mayor: si se considera el inicio del sexenio, diciembre de 2018, el número de empleos formales ante el IMSS tiene una reducción neta de casi (-) 75 mil.

Lo descrito muestra la fuerza de la desaceleración económica y confirma algo previsible ante la caída que la inversión productiva ha sufrido durante el último año.

Además, la afectación sobre el mercado laboral se exacerbó con la aplicación de los programas de austeridad y recorte de plazas en la administración pública.

Los nuevos funcionarios, algunos primerizos en la función pública, tuvieron que desempeñarse y operar los cambios estructurales ordenados por el Ejecutivo con menores recursos financieros, físicos y humanos.

La 4T colocó en un segundo plano el objetivo de crecimiento económico, un error: es el único que puede generar estabilidad y paz social como el propio presidente López Obrador ha reconocido en su discurso.

El objetivo central de la 4T es hacer un cambio político y social para sentar las bases de la reconstrucción del país que, desde su perspectiva, México requiere.

Tal fue la interpretación que se dio a la victoria del 2018. El problema es que la evolución de la economía tiene otra lógica, particularmente cuando viene de la debilidad de un 2% de crecimiento y Donald Trump presiona fuerte para que se implementen sus directrices.

Cuando se pensó que bastaba con mantener orden en las finanzas públicas se aceptó uno de los dogmas del modelo económico anterior y con ello se restringió el alcance de la 4T en sus primeros dos años.

Los recortes fiscales en la inversión han sido constantes en los últimos 37 años. México cayó en el círculo vicioso del “estancamiento estabilizador” heredado a la 4T: finanzas públicas sanas que no generan crecimiento, que sólo se puede lograr con más inversión pública.

La consecuencia de dicha lógica siempre se ha reflejado en la precarización del mercado laboral: la ocupación generada por la informalidad no alcanza para compensar la pérdida bienestar ante la reducción del empleo formal. Jóvenes Construyendo al Futuro tampoco lo puede hacer.

No solo es una cuestión cuantitativa: el bienestar de la sociedad de México depende del empleo formal creado por el crecimiento económico, y ello sólo puede lograrse con mayor inversión productiva. La 4T tendrá que considerarlo antes de que la desaceleración económica y la recesión industrial se multipliquen.