/ sábado 29 de septiembre de 2018

2 de octubre

Uno de los hechos más detestables en la historia nacional fue la represión estudiantil de 1968, el 2 de octubre en Tlatelolco. 1968 fue un año de grandes cambios, luchas y contrastes. Ese año estalló la primavera de Praga, que alzó las banderas de un socialismo con rostro humano y que bajo la conducción de Alexander Dubcek, planteó reformas burocráticas y autoritarias del gobierno, para reconocer el pluripartidismo, la libertad de prensa y el derecho de huelga.

1968 es también el año del mayo parisino, un estudiante de 23 años, Daniel Cohn Bendit, exige la llegada al poder de la imaginación. Se inicia una rabiosa revuelta estudiantil que es secundada con una huelga de 9 millones de trabajadores en Francia y que pone al gobierno en jaque, por lo que tiene que convocar a elecciones anticipadas el 23 y 30 de junio de ese año.

Ese año también el 4 de abril, asesinaron a Martin Luther King, quien 5 años antes encabezó el movimiento por los derechos civiles de Norteamérica en aquella marcha de Washington donde pronunció el bello discurso: Tengo un sueño.

En México, el movimiento estudiantil inició con una riña entre las Vocacionales 2 y 5 del Politécnico y de la Preparatoria Isaac Ochoterena, esto, generó la chispa que incendió el ambiente, debido a la incompetencia y violencia con que fue manejada la situación, que trajo como consecuencia una serie de marchas y protestas; luego, la creación del Consejo Nacional de Huelga integrado con 7 representantes de todas las instituciones educativas y escuelas que estaban convergiendo en el movimiento.

Participaron muchos hombres y mujeres que sufrieron persecución, torturas, encarcelamientos y hasta la muerte. Muchos de ellos se convirtieron años después en elementos claves de la transición democrática del país, personajes como Heberto Castillo, Eli de Gortari, Gilberto Guevara Niebla, Marcelo Perelló, Roberto Escudero, Ruiz González de Alba y Raúl Alvarez Garín.

Primero la manifestación del 27 de agosto en el que el gobierno argumentó un agravio a la Bandera por que los manifestantes izaron una bandera rojinegra en el Zócalo. Él único que se agravió fue al entonces Presidente Díaz Ordaz, ocasión en que empezaba a perder credibilidad la figura presidencial. El aparato oficial respondió al día siguiente con un mitin de desagravio, con burócratas acarreados que terminaron poniéndose del lado de los estudiantes y que el propio gobierno tuvo que reprimir con carros blindados y tropa de infantería.

Después, la marcha del silencio, encabezada por el Rector Javier Barros Sierra, el 13 de septiembre de ese año en defensa de la autonomía universitaria que congregó a más de 250 mil personas.

La intolerancia, el autoritarismo, el ejercicio absurdo y violento del poder no es legítimo ni moralmente justificable. No podemos permitir que la memoria nos falle y nos quedemos pasivos ante ejecuciones sumarias o desapariciones forzosas.

No más impunidad a la violencia como método. El legado de ese Movimiento es potente y vigoroso; la sangre de los caídos, el dolor de los desaparecidos o torturados; el temor de los perseguidos nos compromete para que no permitamos que el delirio del poder esté nuevamente por encima de los valores de la pluralidad, el diálogo, la tolerancia y la democracia, el respeto a los derechos humanos.

Pablo Neruda dijo :

“Podrán cortar una flor, podrán cortar muchas flores, podrán arrasar con todas las flores, pero no podrán evitar la llegada de la primavera”


Uno de los hechos más detestables en la historia nacional fue la represión estudiantil de 1968, el 2 de octubre en Tlatelolco. 1968 fue un año de grandes cambios, luchas y contrastes. Ese año estalló la primavera de Praga, que alzó las banderas de un socialismo con rostro humano y que bajo la conducción de Alexander Dubcek, planteó reformas burocráticas y autoritarias del gobierno, para reconocer el pluripartidismo, la libertad de prensa y el derecho de huelga.

1968 es también el año del mayo parisino, un estudiante de 23 años, Daniel Cohn Bendit, exige la llegada al poder de la imaginación. Se inicia una rabiosa revuelta estudiantil que es secundada con una huelga de 9 millones de trabajadores en Francia y que pone al gobierno en jaque, por lo que tiene que convocar a elecciones anticipadas el 23 y 30 de junio de ese año.

Ese año también el 4 de abril, asesinaron a Martin Luther King, quien 5 años antes encabezó el movimiento por los derechos civiles de Norteamérica en aquella marcha de Washington donde pronunció el bello discurso: Tengo un sueño.

En México, el movimiento estudiantil inició con una riña entre las Vocacionales 2 y 5 del Politécnico y de la Preparatoria Isaac Ochoterena, esto, generó la chispa que incendió el ambiente, debido a la incompetencia y violencia con que fue manejada la situación, que trajo como consecuencia una serie de marchas y protestas; luego, la creación del Consejo Nacional de Huelga integrado con 7 representantes de todas las instituciones educativas y escuelas que estaban convergiendo en el movimiento.

Participaron muchos hombres y mujeres que sufrieron persecución, torturas, encarcelamientos y hasta la muerte. Muchos de ellos se convirtieron años después en elementos claves de la transición democrática del país, personajes como Heberto Castillo, Eli de Gortari, Gilberto Guevara Niebla, Marcelo Perelló, Roberto Escudero, Ruiz González de Alba y Raúl Alvarez Garín.

Primero la manifestación del 27 de agosto en el que el gobierno argumentó un agravio a la Bandera por que los manifestantes izaron una bandera rojinegra en el Zócalo. Él único que se agravió fue al entonces Presidente Díaz Ordaz, ocasión en que empezaba a perder credibilidad la figura presidencial. El aparato oficial respondió al día siguiente con un mitin de desagravio, con burócratas acarreados que terminaron poniéndose del lado de los estudiantes y que el propio gobierno tuvo que reprimir con carros blindados y tropa de infantería.

Después, la marcha del silencio, encabezada por el Rector Javier Barros Sierra, el 13 de septiembre de ese año en defensa de la autonomía universitaria que congregó a más de 250 mil personas.

La intolerancia, el autoritarismo, el ejercicio absurdo y violento del poder no es legítimo ni moralmente justificable. No podemos permitir que la memoria nos falle y nos quedemos pasivos ante ejecuciones sumarias o desapariciones forzosas.

No más impunidad a la violencia como método. El legado de ese Movimiento es potente y vigoroso; la sangre de los caídos, el dolor de los desaparecidos o torturados; el temor de los perseguidos nos compromete para que no permitamos que el delirio del poder esté nuevamente por encima de los valores de la pluralidad, el diálogo, la tolerancia y la democracia, el respeto a los derechos humanos.

Pablo Neruda dijo :

“Podrán cortar una flor, podrán cortar muchas flores, podrán arrasar con todas las flores, pero no podrán evitar la llegada de la primavera”


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