/ viernes 29 de diciembre de 2017

2018, sombras nada más

Laurence G. Peter, pedagogo canadiense famoso por haber inventado el Principio de Peter, dijo que un pesimista es un hombre que mira hacia ambos lados antes de cruzar una calle de un solo sentido y me identifico con esa descripción. Creo que el futuro cercano se ve, por decir lo menos, sombrío.

Las próximas elecciones prometen ser una batalla de lodo en la que los candidatos dilapidarán millones de pesos provenientes de nuestros bolsillos y usarán los tiempos oficiales de transmisión para someternos a una auténtica tortura china con más de 55 millones de spots de radio y televisión, que también cuestan, ya que se trata de tiempo que las cadenas de medios electrónicos ceden a cambio de impuestos. Y tal vez tan escandaloso gasto se justificaría si toda esta propaganda sirviera para informar de las propuestas y losprogramas de gobierno que cada candidato ofrece, pero no conozco a nadie que haya decidido su voto como resultado de estos mensajes.

Hoy como priva el desánimo y el rechazo a los candidatos y más aún, a los partidos y las coaliciones contra natura que se han forjado con el único fin de derrotar al enemigo y hacerse del poder, cueste lo que cueste. Las ideologías salen sobrando, lo que cuenta es repatirse el botín que es  México. El agua y el aceite, por más que se agiten para emulsionarse, siempre terminan separados y así sucederá tarde o temprano con estas abominables alianzas.

Y por si esto no fuera suficiente, tenemos encima un problema muy grave en materia económica que nos viene del norte. Además de la renegociación del Tratado de Libre Comercio que se vislumbra muy complicada, ahora, con la aprobación del plan fiscal de Trump, las cosas se nos van a poner color de hormiga.

La reforma fiscal de Donald Trump es muy impopular en Estados Unidos (apenas cuenta con 33 por ciento de aprobación) pero ya fue aprobada por el Congreso de mayoría republicana y entrará en vigor en 2018. México tendrá que revisar su competitividad fiscal y hasta este momento, ni el actual secretario de Hacienda ni los precandidatos ha dicho qué piensan hacer al respecto.

Trump celebrará por todo lo alto su primera victoria legislativa, una que abrirá un déficit trillonario en sus finanzas, porque apuesta no solo a la repatriación de capitales por la sensible baja en la tasa impositiva a las empresas, sino a un crecimiento sostenido de cuatro a cinco por ciento anual, algo que ningún economista respetable pueda avalar, porque esas tasas solamente son viables en China o la India.

México debe anunciar ya la revisión del esquema impositivo, porque para estas horas habrá seguramente un buen número de empresas estadunidenses que estén planeando regresar a su tierra para aprovechar los beneficios de la reducción de impuestos, de ahí la importancia de que las autoridades hacendarias mexicanas den la cara frente a este complejo escenario.

Ya estamos empezando a sentir las consecuencias en la depreciación de nuestra moneda, lo que repercute en la inflación, puesto que prácticamente todo lo que consumimos o es importado o tiene componentes que lo son.

Quisiera poder ponerme mis lentes color de rosa y convencerme de que nos espera un año próspero y fructífero, pero esta vez me resulta imposible y, peor aún si gana el Mesías de Macuspana. Ante el reto que nos espera, creo que José Antonio Meade, por su trayectoria y experiencia, sería la mejor opción.

 

andreacatano@gmail.com

Laurence G. Peter, pedagogo canadiense famoso por haber inventado el Principio de Peter, dijo que un pesimista es un hombre que mira hacia ambos lados antes de cruzar una calle de un solo sentido y me identifico con esa descripción. Creo que el futuro cercano se ve, por decir lo menos, sombrío.

Las próximas elecciones prometen ser una batalla de lodo en la que los candidatos dilapidarán millones de pesos provenientes de nuestros bolsillos y usarán los tiempos oficiales de transmisión para someternos a una auténtica tortura china con más de 55 millones de spots de radio y televisión, que también cuestan, ya que se trata de tiempo que las cadenas de medios electrónicos ceden a cambio de impuestos. Y tal vez tan escandaloso gasto se justificaría si toda esta propaganda sirviera para informar de las propuestas y losprogramas de gobierno que cada candidato ofrece, pero no conozco a nadie que haya decidido su voto como resultado de estos mensajes.

Hoy como priva el desánimo y el rechazo a los candidatos y más aún, a los partidos y las coaliciones contra natura que se han forjado con el único fin de derrotar al enemigo y hacerse del poder, cueste lo que cueste. Las ideologías salen sobrando, lo que cuenta es repatirse el botín que es  México. El agua y el aceite, por más que se agiten para emulsionarse, siempre terminan separados y así sucederá tarde o temprano con estas abominables alianzas.

Y por si esto no fuera suficiente, tenemos encima un problema muy grave en materia económica que nos viene del norte. Además de la renegociación del Tratado de Libre Comercio que se vislumbra muy complicada, ahora, con la aprobación del plan fiscal de Trump, las cosas se nos van a poner color de hormiga.

La reforma fiscal de Donald Trump es muy impopular en Estados Unidos (apenas cuenta con 33 por ciento de aprobación) pero ya fue aprobada por el Congreso de mayoría republicana y entrará en vigor en 2018. México tendrá que revisar su competitividad fiscal y hasta este momento, ni el actual secretario de Hacienda ni los precandidatos ha dicho qué piensan hacer al respecto.

Trump celebrará por todo lo alto su primera victoria legislativa, una que abrirá un déficit trillonario en sus finanzas, porque apuesta no solo a la repatriación de capitales por la sensible baja en la tasa impositiva a las empresas, sino a un crecimiento sostenido de cuatro a cinco por ciento anual, algo que ningún economista respetable pueda avalar, porque esas tasas solamente son viables en China o la India.

México debe anunciar ya la revisión del esquema impositivo, porque para estas horas habrá seguramente un buen número de empresas estadunidenses que estén planeando regresar a su tierra para aprovechar los beneficios de la reducción de impuestos, de ahí la importancia de que las autoridades hacendarias mexicanas den la cara frente a este complejo escenario.

Ya estamos empezando a sentir las consecuencias en la depreciación de nuestra moneda, lo que repercute en la inflación, puesto que prácticamente todo lo que consumimos o es importado o tiene componentes que lo son.

Quisiera poder ponerme mis lentes color de rosa y convencerme de que nos espera un año próspero y fructífero, pero esta vez me resulta imposible y, peor aún si gana el Mesías de Macuspana. Ante el reto que nos espera, creo que José Antonio Meade, por su trayectoria y experiencia, sería la mejor opción.

 

andreacatano@gmail.com

ÚLTIMASCOLUMNAS
sábado 06 de enero de 2018

Goebbels y AMLO (I)

Andrea Cataño

viernes 29 de diciembre de 2017

2018, sombras nada más

Andrea Cataño

viernes 22 de diciembre de 2017

Remembranzas navideñas

Andrea Cataño

viernes 08 de diciembre de 2017

Incendiar Medio Oriente

Andrea Cataño

sábado 02 de diciembre de 2017

Terciopelo y acero

Andrea Cataño

sábado 25 de noviembre de 2017

Destapando al tapado

Andrea Cataño

viernes 10 de noviembre de 2017

¿Y México, apá?

Andrea Cataño

viernes 03 de noviembre de 2017

El nuevo terrorismo

Andrea Cataño

jueves 26 de octubre de 2017

Ecos de un homenaje

Andrea Cataño

Cargar Más