/ lunes 29 de abril de 2019

2019: Precarización laboral, bajo crecimiento e inflación

La economía mexicana está en un momento de definición, la desaceleración viene acompañada de una precarización laboral y de un aumento en la inflación.

Febrero arrojó un crecimiento económico de solo 1.1 por ciento, lo cual propició que el promedio de los primeros tres meses de la nueva administración fuera de 0.8 por ciento, el más bajo desde la época de Ernesto Zedillo.

Las cifras de ocupación y empleo tampoco fueron favorables: Las tasas de desocupación y de ocupación en condiciones críticas van al alza. Si se encuentra empleo se trabaja mucho por una remuneración menor a los dos salarios mínimos.

La inflación de la primera quincena de abril fue de 4.4 por ciento y las exportaciones de marzo cayeron por primera vez en 28 meses.

En su conjunto, lo anterior presenta un marco económico que debe atenderse para evitar una mayor afectación a la sociedad y la economía nacional.

Se han conjugado las restricciones estructurales del modelo neoliberal con las decisiones de coyuntura y el menor dinamismo de la economía mundial.

El gobierno debe reconocer que hay un cambio de época en donde el país debe reconstruirse con nuevas bases productivas que generen riqueza y empleo formal bien remunerado, de otra forma la evolución natural de la desaceleración trastocará los objetivos de la 4T.

El sector externo no será un factor de crecimiento económico, se terminó la lógica que tenía al comercio internacional como mecanismo de desarrollo. Las cifras de exportaciones e importaciones a nivel mundial se moderan como resultado del bajo crecimiento y de la redefinición de los espacios geoeconómicos y geopolíticos.

China y Estados Unidos no han terminado de dirimir sus diferencias y la Unión Europea es presa tanto de la debilidad de la economía alemana como de la indefinición que el Brexit ha causado. Francia, el tercer motor europeo, vive una crisis social interna que limita su capacidad de influir en una salida rápida para Europa.

Por ello, México debe atender su agenda pendiente: El fortalecimiento de las capacidades productivas internas, que pueden crear empleo formal a través de la inversión.

Ello requiere que las empresas mexicanas formen parte en la estrategia de política económica del gobierno, de otra manera la inercia y la desaceleración industrial en Estados Unidos podrían orillar a que durante el segundo semestre del año se comience a elaborar un nuevo programa de ajuste macroeconómico similar al de otras épocas: Ante la restricción fiscal, el gobierno aplica un programa de recorte al gasto e inversión pública que termina afectando a la sociedad y a la planta productiva al no propiciar crecimiento y desarrollo económicos.

El ajuste de estabilización macroeconómica es conocido en México desde la década de los años 80 y sus efectos son visibles. Representa la consecuencia de la ausencia de éxito para generar crecimiento.

Las restricciones por ajustes fiscales son causantes de debilidades futuras: Ningún país crece limitando la inversión productiva y usando sus recursos en gasto corriente.

El momento de la definición para la 4T llegó, la desaceleración económica, la precarización laboral, el repunte de la inflación y el menor ritmo de crecimiento industrial en Estados Unidos son la tercera llamada.

La economía mexicana está en un momento de definición, la desaceleración viene acompañada de una precarización laboral y de un aumento en la inflación.

Febrero arrojó un crecimiento económico de solo 1.1 por ciento, lo cual propició que el promedio de los primeros tres meses de la nueva administración fuera de 0.8 por ciento, el más bajo desde la época de Ernesto Zedillo.

Las cifras de ocupación y empleo tampoco fueron favorables: Las tasas de desocupación y de ocupación en condiciones críticas van al alza. Si se encuentra empleo se trabaja mucho por una remuneración menor a los dos salarios mínimos.

La inflación de la primera quincena de abril fue de 4.4 por ciento y las exportaciones de marzo cayeron por primera vez en 28 meses.

En su conjunto, lo anterior presenta un marco económico que debe atenderse para evitar una mayor afectación a la sociedad y la economía nacional.

Se han conjugado las restricciones estructurales del modelo neoliberal con las decisiones de coyuntura y el menor dinamismo de la economía mundial.

El gobierno debe reconocer que hay un cambio de época en donde el país debe reconstruirse con nuevas bases productivas que generen riqueza y empleo formal bien remunerado, de otra forma la evolución natural de la desaceleración trastocará los objetivos de la 4T.

El sector externo no será un factor de crecimiento económico, se terminó la lógica que tenía al comercio internacional como mecanismo de desarrollo. Las cifras de exportaciones e importaciones a nivel mundial se moderan como resultado del bajo crecimiento y de la redefinición de los espacios geoeconómicos y geopolíticos.

China y Estados Unidos no han terminado de dirimir sus diferencias y la Unión Europea es presa tanto de la debilidad de la economía alemana como de la indefinición que el Brexit ha causado. Francia, el tercer motor europeo, vive una crisis social interna que limita su capacidad de influir en una salida rápida para Europa.

Por ello, México debe atender su agenda pendiente: El fortalecimiento de las capacidades productivas internas, que pueden crear empleo formal a través de la inversión.

Ello requiere que las empresas mexicanas formen parte en la estrategia de política económica del gobierno, de otra manera la inercia y la desaceleración industrial en Estados Unidos podrían orillar a que durante el segundo semestre del año se comience a elaborar un nuevo programa de ajuste macroeconómico similar al de otras épocas: Ante la restricción fiscal, el gobierno aplica un programa de recorte al gasto e inversión pública que termina afectando a la sociedad y a la planta productiva al no propiciar crecimiento y desarrollo económicos.

El ajuste de estabilización macroeconómica es conocido en México desde la década de los años 80 y sus efectos son visibles. Representa la consecuencia de la ausencia de éxito para generar crecimiento.

Las restricciones por ajustes fiscales son causantes de debilidades futuras: Ningún país crece limitando la inversión productiva y usando sus recursos en gasto corriente.

El momento de la definición para la 4T llegó, la desaceleración económica, la precarización laboral, el repunte de la inflación y el menor ritmo de crecimiento industrial en Estados Unidos son la tercera llamada.