/ lunes 23 de septiembre de 2019

2020: un presupuesto frágil II

Durante los últimos 20 años, uno de los errores recurrentes en la elaboración del presupuesto ha sido el pronóstico de crecimiento económico. ¿Cuál es el costo de no crecer lo programado?

Tomando como referencia 2019, si México no alcanza el crecimiento de dos por ciento esperado y queda, por ejemplo, en cero por ciento, el valor de la riqueza no generada será de casi 370 mil millones de pesos, en términos reales, es decir ya descontando la inflación.

La cifra supera en casi 300 por ciento al presupuesto para el Ramo Administrativo de Bienestar Social autorizado en este año.

Partiendo de ese punto es oportuno preguntarse ¿qué habría ocurrido si, desde 2001 todos los gobiernos hubiesen cumplido con el pronóstico del PIB real.

Partiendo de su valor en el año 2000, el PIB habría pasado de 12.9 billones de pesos a 23.7 billones. En la actualidad es de sólo 18.4 billones.

En otras palabras: el PIB real sólo aumentó en 5.5 billones de pesos, poco más de 50 por ciento de lo que habría sido si los pronósticos oficiales hubiesen acertado.

¿Cuál es el costo de no crecer? La primera factura, aunque no la más importante, es para las finanzas públicas: se tendría una recaudación adicional por 1.1 billones de pesos. No habría urgencia de más reformas fiscales.

El gobierno dispondría de 133.4 mil millones en términos reales, o 29 por ciento más para inversión física, Pero lo relevante es que la sociedad paga el mayor costo. Los mexicanos dispondrían de 3.5 billones de pesos adicionales para elevar su consumo, serían 200 mil millones de dólares más. Millones de mexicanos no necesitarían de ninguna asistencia social.

¿Qué programa social tiene la capacidad de generar ese beneficio? Ninguno. Para 2020 el Ramo Administrativo denominado como Bienestar Social tendrá un presupuesto de 173 mil millones de pesos (nominales).

El sector privado tendría 900 mil millones de pesos adicionales para invertir y crear empleo formal.

¿En dónde radica el mayor daño? En la precarización laboral. Entre 2000 y 2018 se registraron 7.5 millones de empleos formales en el IMSS. Si se hubieran cumplido los pronósticos habrían sido otros siete millones de empleos.

La tasa de informalidad no sería de 57 por ciento, sería menor a 45 por ciento: el México Informal, con la corrupción e ilegalidad que implica, sería menos lacerante.

El IMSS tendría casi 28 millones de trabajadores afiliados en lugar de los 20.3 millones que tiene en realidad.

Dado que el salario promedio del IMSS es de 370 pesos diario, se podría considerar que los 7 millones de trabajadores adicionales y sus familias tendrían mejores condiciones de vida, seguridad social y de un sistema de pensiones que les garantice una vejez digna. Sin necesidad de más apoyos sociales.

La pobreza sería inferior en al menos 14 millones de personas: el trabajador y, al menos, un dependiente: la cifra no superaría los 38 millones (en lugar de 52 millones de personas actuales).

El resto de la sociedad no dependería de la asistencia. Al fallar en los pronósticos de crecimiento se comete el mayor error, se impide la generación de un círculo de vida digna para los mexicanos basado en sus capacidades. Sin crecimiento se amplía la polarización social.

Durante los últimos 20 años, uno de los errores recurrentes en la elaboración del presupuesto ha sido el pronóstico de crecimiento económico. ¿Cuál es el costo de no crecer lo programado?

Tomando como referencia 2019, si México no alcanza el crecimiento de dos por ciento esperado y queda, por ejemplo, en cero por ciento, el valor de la riqueza no generada será de casi 370 mil millones de pesos, en términos reales, es decir ya descontando la inflación.

La cifra supera en casi 300 por ciento al presupuesto para el Ramo Administrativo de Bienestar Social autorizado en este año.

Partiendo de ese punto es oportuno preguntarse ¿qué habría ocurrido si, desde 2001 todos los gobiernos hubiesen cumplido con el pronóstico del PIB real.

Partiendo de su valor en el año 2000, el PIB habría pasado de 12.9 billones de pesos a 23.7 billones. En la actualidad es de sólo 18.4 billones.

En otras palabras: el PIB real sólo aumentó en 5.5 billones de pesos, poco más de 50 por ciento de lo que habría sido si los pronósticos oficiales hubiesen acertado.

¿Cuál es el costo de no crecer? La primera factura, aunque no la más importante, es para las finanzas públicas: se tendría una recaudación adicional por 1.1 billones de pesos. No habría urgencia de más reformas fiscales.

El gobierno dispondría de 133.4 mil millones en términos reales, o 29 por ciento más para inversión física, Pero lo relevante es que la sociedad paga el mayor costo. Los mexicanos dispondrían de 3.5 billones de pesos adicionales para elevar su consumo, serían 200 mil millones de dólares más. Millones de mexicanos no necesitarían de ninguna asistencia social.

¿Qué programa social tiene la capacidad de generar ese beneficio? Ninguno. Para 2020 el Ramo Administrativo denominado como Bienestar Social tendrá un presupuesto de 173 mil millones de pesos (nominales).

El sector privado tendría 900 mil millones de pesos adicionales para invertir y crear empleo formal.

¿En dónde radica el mayor daño? En la precarización laboral. Entre 2000 y 2018 se registraron 7.5 millones de empleos formales en el IMSS. Si se hubieran cumplido los pronósticos habrían sido otros siete millones de empleos.

La tasa de informalidad no sería de 57 por ciento, sería menor a 45 por ciento: el México Informal, con la corrupción e ilegalidad que implica, sería menos lacerante.

El IMSS tendría casi 28 millones de trabajadores afiliados en lugar de los 20.3 millones que tiene en realidad.

Dado que el salario promedio del IMSS es de 370 pesos diario, se podría considerar que los 7 millones de trabajadores adicionales y sus familias tendrían mejores condiciones de vida, seguridad social y de un sistema de pensiones que les garantice una vejez digna. Sin necesidad de más apoyos sociales.

La pobreza sería inferior en al menos 14 millones de personas: el trabajador y, al menos, un dependiente: la cifra no superaría los 38 millones (en lugar de 52 millones de personas actuales).

El resto de la sociedad no dependería de la asistencia. Al fallar en los pronósticos de crecimiento se comete el mayor error, se impide la generación de un círculo de vida digna para los mexicanos basado en sus capacidades. Sin crecimiento se amplía la polarización social.