/ martes 1 de diciembre de 2020

2021: año de la epidemia con elecciones

Nótese el orden de presentación de las variables que desde hoy condicionan el desarrollo del país. Por una parte, con datos y evidencias procedentes de instituciones y especialistas nacionales y extranjeros, estamos muy cerca (o quizá ya es así) de que la epidemia esté fuera de control en el país. La saturación de camas y ventiladores disponibles, en incesante aumento de contagiados y muertos, se suma a la negativa de las autoridades sanitarias a tomar medidas más restrictivas, aunque se afecte a la economía. De ninguna manera debiera imponerse el criterio de lo material sobre lo humano, como lo hizo el gobierno de la Ciudad de México.

El compromiso de cualquier gobierno, de cualquier procedencia ideológica, es atender las mejores condiciones de vida de la sociedad. No puede haber condición o circunstancia que mueva a las estructuras de la administración pública, hacia otro camino. Al menos los países con gobiernos democráticos en sus prácticas –no sólo por su origen electoral, han procedido a aplicar medidas de contención que eviten más daños y afectaciones a la sociedad. Con programas de asistencia fiscal y crediticia, lo que se pretende al mismo tiempo es contener sobre todo, el crecimiento del desempleo.

Con esos antecedentes, ya hemos comenzado el proceso electoral más concurrido en dos sentido. Por el número de cargos sujetos al veredicto de la ciudadanía (poco más de 23, 000) y por la cantidad de mexicanas y mexicanos que votaremos el 6 de junio (poco más de 80 millones). Por ejemplo ¿cómo se harán las campañas? ¿qué relevancia van a tener los medios digitales de comunicación? ¿cuánto afectará a los debates –si es que los hay, sobre todo en los 15 Estados de la República con elecciones para gobernadora o gobernador? No hay duda que la epidemia, como se lee, condicionara el desempeño de los partidos políticos y sus estrategia para obtener el voto.

Como consecuencia de lo anterior, la temática de los servicios sociales, educación, salud, sobre todo, a su vez estarán condicionados de fondo, por el muy grave incremento de la violencia criminal y por supuesto, por la desigualdad de generó y los feminicidios. Con una atenta lectura, nos damos cuenta de los retos que enfrentamos como sociedad y gobierno. Las medias preventivas y correctivas que desde ahora se puedan aplicar en el campo de la salud y control de la epidemia, será en beneficio de la democracia. Hasta el momento, los números y tendencias demuestran que no se han tomado las decisiones correctas.

Las dos variables comentadas, esto es las elecciones y la epidemia, en una desafortunada combinación, sí que pueden alterar la marcha del país, es deseable que los ajustes se hagan en breve. Reconocer y corregir, incluso a nivel de las relaciones interpersonales, permite generar un ambiente de optimismo, de lo contrario, las diferencias y los malos entendidos, aumentan y con ellos, la posibilidades de fracaso y catástrofe.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso

Nótese el orden de presentación de las variables que desde hoy condicionan el desarrollo del país. Por una parte, con datos y evidencias procedentes de instituciones y especialistas nacionales y extranjeros, estamos muy cerca (o quizá ya es así) de que la epidemia esté fuera de control en el país. La saturación de camas y ventiladores disponibles, en incesante aumento de contagiados y muertos, se suma a la negativa de las autoridades sanitarias a tomar medidas más restrictivas, aunque se afecte a la economía. De ninguna manera debiera imponerse el criterio de lo material sobre lo humano, como lo hizo el gobierno de la Ciudad de México.

El compromiso de cualquier gobierno, de cualquier procedencia ideológica, es atender las mejores condiciones de vida de la sociedad. No puede haber condición o circunstancia que mueva a las estructuras de la administración pública, hacia otro camino. Al menos los países con gobiernos democráticos en sus prácticas –no sólo por su origen electoral, han procedido a aplicar medidas de contención que eviten más daños y afectaciones a la sociedad. Con programas de asistencia fiscal y crediticia, lo que se pretende al mismo tiempo es contener sobre todo, el crecimiento del desempleo.

Con esos antecedentes, ya hemos comenzado el proceso electoral más concurrido en dos sentido. Por el número de cargos sujetos al veredicto de la ciudadanía (poco más de 23, 000) y por la cantidad de mexicanas y mexicanos que votaremos el 6 de junio (poco más de 80 millones). Por ejemplo ¿cómo se harán las campañas? ¿qué relevancia van a tener los medios digitales de comunicación? ¿cuánto afectará a los debates –si es que los hay, sobre todo en los 15 Estados de la República con elecciones para gobernadora o gobernador? No hay duda que la epidemia, como se lee, condicionara el desempeño de los partidos políticos y sus estrategia para obtener el voto.

Como consecuencia de lo anterior, la temática de los servicios sociales, educación, salud, sobre todo, a su vez estarán condicionados de fondo, por el muy grave incremento de la violencia criminal y por supuesto, por la desigualdad de generó y los feminicidios. Con una atenta lectura, nos damos cuenta de los retos que enfrentamos como sociedad y gobierno. Las medias preventivas y correctivas que desde ahora se puedan aplicar en el campo de la salud y control de la epidemia, será en beneficio de la democracia. Hasta el momento, los números y tendencias demuestran que no se han tomado las decisiones correctas.

Las dos variables comentadas, esto es las elecciones y la epidemia, en una desafortunada combinación, sí que pueden alterar la marcha del país, es deseable que los ajustes se hagan en breve. Reconocer y corregir, incluso a nivel de las relaciones interpersonales, permite generar un ambiente de optimismo, de lo contrario, las diferencias y los malos entendidos, aumentan y con ellos, la posibilidades de fracaso y catástrofe.

javierolivaposada@gmail.com

@JOPso