Por Yolanda de la Torre V*
Comienzo estas líneas haciendo una afirmación que no es la que más ilusiones nos haría, pero si el 2020 que ya se nos acaba, ha sido el peor año en la historia contemporánea de la humanidad, el 2021 no será un buen año solo por arte de magia, ya que serán 365 días en los que habremos de navegar contracorriente para superar todos los retos que los 12 meses recientes nos dejaron sobre la mesa.
Por una parte, comenzamos con algo que suena prometedor, ya que contamos con la existencia de vacunas para hacer frente a una enfermedad que hace un año no teníamos siquiera en los radares. El poder contar con este elemento preventivo, ha sido una de las proezas científicas más grandes en la historia de la humanidad, si tomamos en cuenta los estrictos protocolos implicados en el desarrollo de cada uno de estos fármacos, siendo que algunos de ellos, ha llevado años e incluso décadas lograrlos.
Lo que pinta por demás complicado, es conseguir que la distribución de éstos llegue a toda la población mundial, que supera los siete mil millones de habitantes y más tomando en cuenta que en todos los casos, independientemente del laboratorio que se trate, se requerirá de dos dosis, por lo que el esfuerzo va al doble y si no se realiza a cabalidad, de nada servirá todo el desgaste.
Ya ni qué decir de cadenas de distribución, del ultracongelamiento que se requiere ante vacunas como la de Pfizer-BioNTech, que es necesario mantenerla resguardada a -70 grados centígrados, algo que implica tanto refrigeradores especiales, como un tipo muy peculiar de hielo seco para hacer los traslados.
Pero el tema de las vacunas no es lo único, ya que mientras éstas son aplicadas, la pandemia seguirá propagándose por todo el mundo, lo que seguirá complicando el panorama y lo que es peor, costando vidas y generando crisis económica.
Hablando de dinero, el mundo, durante el 2021, seguirá haciendo frente a los estragos de las dificultades vividas durante el 2020, debiendo reponerse del brutal desplome de la economía a nivel mundial, que, en algunos casos, como en el de México, podría ser de más del -9 por ciento.
Suponiendo que algunos de los más optimistas pronósticos para el próximo año se cumplan, nuestro país crecerá al 3.8 por ciento, algo que así en cifra suena bien, pero tendríamos por delante aún tener que recuperar al menos otro 6 por ciento y eso solo para volver a estar en la situación que vivíamos hacia el final del 2019, cuando nuestra economía se ubicó en una tasa de crecimiento cero.
Quizá lo más halagador que hemos de vivir en el 2021, será que el camino ya no será de bajada, pero lo que hemos de recorrer en subida, será de una forma pronunciada y con todo el agotamiento que arrastramos de los más recientes 12 meses.
Tenemos por delante 365 días que una vez más nos pondrán a prueba, algo que nos demandará talento, creatividad y mucho trabajo, Pongámonos manos a la obra, que sí podemos.
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