/ miércoles 23 de noviembre de 2016

Agenda Ciudadana

  • Rebecca Arenas Martínez
  • Urge una Convocatoria Nacional

A escasas dos semanas del triunfo del republicano Donald Trump, el temor del planeta entero se ha vuelto auténtico miedo. Cada día transcurrido de entonces a la fecha, las declaraciones del virulento magnate, han generado en propios y ajenos, la certidumbre de que se avecinan tiempos terribles, no solo para México sino para la comunidad internacional en su conjunto, con el arribo a la presidencia de Estados Unidos, de un ser perturbado que no asimila otra visión del mundo más que la suya propia, ni otra forma de alcanzar sus propósitos, que la presión violenta.

Esto en un mundo globalizado que ha logrado procesar después de muchos errores que les llevaron a sangrientas y dolorosas conflagraciones, que la construcción de acuerdos es mejor que la confrontación abierta.

La nación dividida que deja el triunfo de Trump, con la exacerbación del racismo, la intolerancia, y la cerrazón a todo lo que signifique un obstáculo para “Devolver a América su grandeza”, como es calificar de “cuento chino” el calentamiento global, ha sido refrendado con la designación de los primeros miembros de su gabinete: todos radicales, conservadores, alineados con la noción del destino manifiesto, e incluso promotores de la aberración hitleriana de infortunado recuerdo, de sostener la preeminencia de una raza superior, la raza blanca.

Una auténtica pesadilla, de la que no estamos ciertos cuánto tiempo llevará despertar y si lo haremos a tiempo. Porque será, ya lo empezamos a ver, un riesgo permanente que irreductiblemente provocará un final tremendo. Todo esto debido a los votantes de Trump, tanto la mayoría silenciosa de raza blanca, ignorante, simplista y crédula del megalómano que les prometió grandezas infinitas, como de los latinos egoístas y poco solidarios, que han querido cerrar la puerta a los que vienen, tras pasar ellos.

Ante este estado de cosas, el sentimiento de la mayoría de los mexicanos es de urgencia. A pesar de las enormes diferencias entre la población, hay una coincidencia entre los segmentos más privilegiados y los que menos tienen, entre los más educados y los que apenas saben leer, de que ante todos los males que se nos vienen, es preciso actuar con rapidez y de forma coordinada si queremos sortear la secuela de acoso, presión y maltrato que significará para México y los mexicanos el arribo de Trump el próximo 20 de enero.

El Gobierno de México, sin duda alguna, debe estar preparándose para lo que viene. Sus estrategas y especialistas estarán contemplando distintos escenarios frente a las reiteradas amenazas del jactancioso Trump. Como una medida de orientación a la población migrante indocumentada que vive y trabaja en Estados Unidos, ha aparecido un video en los medios electrónicos en donde la canciller y los cónsules en aquel país proporcionan a nuestros paisanos en riesgo, algunas indicaciones generales sobre qué hacer y qué no hacer, y adonde llamar en casos de emergencia. Una medida menor, si consideramos el peligro mayor que corren los indocumentados mexicanos en aquel país.

A nivel nacional, algunos miembros del gabinete se han pronunciado de forma escueta, en temas de economía, enfatizando las buenas acciones del Gobierno en esta materia, pero la gente solo ha escuchado ruido, no ha recibido un mensaje claro y propositivo del Gobierno, mientras que todas las noticias en los medios de comunicación y las redes sociales anuncian un desastre para México.

En estos momentos de incertidumbre que estamos viviendo los mexicanos, urge una muestra de liderazgo real, que llame a la unidad nacional por México, que dé cabida y atención a toda la infraestructura social del país, la institucional y la ciudadana, reconociendo los liderazgos naturales, que pueden construir redes ciudadanas en todos los segmentos de la población, para, por ejemplo, impulsar a los mexicanos a solo consumir productos nacionales, como una forma de hacer crecer nuestra economía y beneficiar a todos los segmentos más débiles, los pequeños productores, comerciantes, artesanos, para que en vez de promover el endeudamiento a plazos de la gran masa empobrecida que hoy somos la mayoría de los mexicanos, se generara conciencia sobre el beneficio para todos que significa reactivar verdaderamente nuestra economía en vez de a las grandes firmas trasnacionales.

Una convocatoria nacional, por todo lo alto, ayudada por toda la infraestructura pública y privada, por los medios de comunicación, que también obtendrían beneficios con la mejora de la economía local. Nada de eso está sucediendo y el tiempo transcurre inexorable. Que nadie se llame sorprendido si el Tsunami que viene, provoca violencia social y ésta nos lleva a situaciones inmanejables. Sería muy lamentable.

rayarenas@gmail.com

  • Rebecca Arenas Martínez
  • Urge una Convocatoria Nacional

A escasas dos semanas del triunfo del republicano Donald Trump, el temor del planeta entero se ha vuelto auténtico miedo. Cada día transcurrido de entonces a la fecha, las declaraciones del virulento magnate, han generado en propios y ajenos, la certidumbre de que se avecinan tiempos terribles, no solo para México sino para la comunidad internacional en su conjunto, con el arribo a la presidencia de Estados Unidos, de un ser perturbado que no asimila otra visión del mundo más que la suya propia, ni otra forma de alcanzar sus propósitos, que la presión violenta.

Esto en un mundo globalizado que ha logrado procesar después de muchos errores que les llevaron a sangrientas y dolorosas conflagraciones, que la construcción de acuerdos es mejor que la confrontación abierta.

La nación dividida que deja el triunfo de Trump, con la exacerbación del racismo, la intolerancia, y la cerrazón a todo lo que signifique un obstáculo para “Devolver a América su grandeza”, como es calificar de “cuento chino” el calentamiento global, ha sido refrendado con la designación de los primeros miembros de su gabinete: todos radicales, conservadores, alineados con la noción del destino manifiesto, e incluso promotores de la aberración hitleriana de infortunado recuerdo, de sostener la preeminencia de una raza superior, la raza blanca.

Una auténtica pesadilla, de la que no estamos ciertos cuánto tiempo llevará despertar y si lo haremos a tiempo. Porque será, ya lo empezamos a ver, un riesgo permanente que irreductiblemente provocará un final tremendo. Todo esto debido a los votantes de Trump, tanto la mayoría silenciosa de raza blanca, ignorante, simplista y crédula del megalómano que les prometió grandezas infinitas, como de los latinos egoístas y poco solidarios, que han querido cerrar la puerta a los que vienen, tras pasar ellos.

Ante este estado de cosas, el sentimiento de la mayoría de los mexicanos es de urgencia. A pesar de las enormes diferencias entre la población, hay una coincidencia entre los segmentos más privilegiados y los que menos tienen, entre los más educados y los que apenas saben leer, de que ante todos los males que se nos vienen, es preciso actuar con rapidez y de forma coordinada si queremos sortear la secuela de acoso, presión y maltrato que significará para México y los mexicanos el arribo de Trump el próximo 20 de enero.

El Gobierno de México, sin duda alguna, debe estar preparándose para lo que viene. Sus estrategas y especialistas estarán contemplando distintos escenarios frente a las reiteradas amenazas del jactancioso Trump. Como una medida de orientación a la población migrante indocumentada que vive y trabaja en Estados Unidos, ha aparecido un video en los medios electrónicos en donde la canciller y los cónsules en aquel país proporcionan a nuestros paisanos en riesgo, algunas indicaciones generales sobre qué hacer y qué no hacer, y adonde llamar en casos de emergencia. Una medida menor, si consideramos el peligro mayor que corren los indocumentados mexicanos en aquel país.

A nivel nacional, algunos miembros del gabinete se han pronunciado de forma escueta, en temas de economía, enfatizando las buenas acciones del Gobierno en esta materia, pero la gente solo ha escuchado ruido, no ha recibido un mensaje claro y propositivo del Gobierno, mientras que todas las noticias en los medios de comunicación y las redes sociales anuncian un desastre para México.

En estos momentos de incertidumbre que estamos viviendo los mexicanos, urge una muestra de liderazgo real, que llame a la unidad nacional por México, que dé cabida y atención a toda la infraestructura social del país, la institucional y la ciudadana, reconociendo los liderazgos naturales, que pueden construir redes ciudadanas en todos los segmentos de la población, para, por ejemplo, impulsar a los mexicanos a solo consumir productos nacionales, como una forma de hacer crecer nuestra economía y beneficiar a todos los segmentos más débiles, los pequeños productores, comerciantes, artesanos, para que en vez de promover el endeudamiento a plazos de la gran masa empobrecida que hoy somos la mayoría de los mexicanos, se generara conciencia sobre el beneficio para todos que significa reactivar verdaderamente nuestra economía en vez de a las grandes firmas trasnacionales.

Una convocatoria nacional, por todo lo alto, ayudada por toda la infraestructura pública y privada, por los medios de comunicación, que también obtendrían beneficios con la mejora de la economía local. Nada de eso está sucediendo y el tiempo transcurre inexorable. Que nadie se llame sorprendido si el Tsunami que viene, provoca violencia social y ésta nos lleva a situaciones inmanejables. Sería muy lamentable.

rayarenas@gmail.com