/ sábado 10 de junio de 2017

Alto poder

Los comicios del domingo pasado ocurrieron como siempre, en el México de la simulación y tramposo por excelencia.

Hubo elecciones de estado, no solo en el Edomex, sino también en Coahuila, Nayarit y Veracruz.

No podían faltar las antidemocráticas posturas de los candidatos y jefes de partido proclamándose vencedores de los comicios, antes de que los conteos se hubieran realizado.

Inclusive, el presidente del PRI, Enrique Ochoa, tuvo la desvergüenza de decir en una rueda de prensa, donde anunciaba el triunfo de Alfredo del Mazo en el Edomex, que México no se quería parecer a Venezuela.

¿Qué demonios tiene que ver Venezuela con las elecciones en México? Esos son recursos usados por los ineptos, por los que no tienen recursos, los que no piensan, porque si lo hicieran no tendrían por qué agredir a una nación hermana que atraviesa por enormes problemas internos, unos provocados desde el imperio y otros por la ineficiencia.

Todos los candidatos, los políticos que participaron, directa o indirectamente en las elecciones y por supuesto, los jefes de partidos, volvieron a tener el mismo discurso como si alguien hubiera escrito lo mismo para todos.

Se proclaman ganadores sin serlo, acusan de tramposos a sus oponentes, arguyen trampas electorales y si resultan perdedores, anuncian que impugnarán los resultados.

Realmente el problema central de las sucias manipulaciones en los resultados electorales, son consecuencia de una ley electoral hecha sobre las rodillas y con muchos agujeros por donde los vivos y vivillos se cuelan en los resultados parciales para causar desconcierto entre los electores. LA DINASTÍA DEL MAZO

Por tercera vez, en medio de una tormenta de protestas en los primeros recuentos, queda un del Mazo como gobernador del Estado de México.

El primero, Alfredo del Mazo Vélez, gobernó entre 1945 y 1951. Fue abuelo del actual del Mazo Maza que ocupará el palacio de gobierno en Toluca de 2017 a 2023. El segundo, fue del Mazo González, que ejerció el poder de 1981 a 1986.

Conocí, porque lo entrevisté sobre los problemas que enfrentaban los distritos de riego en el país, al abuelo del Mazo que fungía como secretario de Recursos Hidráulicos en el gobierno de Adolfo Ruiz Cortines.

Después, por la cercanía en la edad, conviví con el padre del Mazo González a quien conocí como un hombre inteligente, capaz y que fue precandidato presidencial en la sucesión de Miguel de la Madrid, donde ganó Carlos Salinas.

Si Pitágoras no miente, al finalizar el sexenio que iniciará en el Estado de México, habrán ocupado los del Mazo la gubernatura durante 18 años. Esta situación tiene como lectura que o lo hicieron muy bien y por ello los reclaman nuevamente en el gobierno o que la democracia electoral priísta sigue sus mismos métodos dispendiosos e increíbles.

Los focos rojos en el Edomex se encendieron días antes de la elección, desde que el líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador, denunció al PRI por organizar una elección de estado comprando votos a través de la entrega de tarjetas para tiendas de autoservicio que serían utilizadas si su candidato ganaba y sofocando políticamente a la débil candidata de Morena, Delfina Gómez.

Sin embargo, López Obrador como hombre de trinchera desde que el PRI no lo nombró candidato al gobierno de Tabasco, en 1987, ha sido el gran crítico del régimen.

Ahora AMLO, después de tres mensajes difundidos en redes sociales horas más tarde de que cerraran las casillas, desconoció los resultados en los comicios del Edomex. ¿FRAUDE O TRIUNFO?

Desde luego que en las redes sociales se ha criticado mucho el triunfo de Alfredo del Mazo, porque la ciudadanía en general se lo atribuye al fraude electoral, a la manipulación y a la desvergüenza de los políticos que no tienen memoria para recordar todas las trampas y chapuzas que se han hecho en México, con o sin López Obrador, desde hace 50 años, por lo menos, cuando AMLO jugaba a las canicas en su natal Tabasco.

Si bien el priísmo ganó “la joya de la corona” electoral, también fue el partido al que partieron en pedazos en las urnas de Coahuila, Nayarit y Veracruz.

Según cifras de los PREP en los cuatro estados, el PRI (a 70 años de haber sido fundado) obtuvo dos millones 881 mil votos, mientras que Morena (con apenas dos años de haber sido creado por AMLO), logró dos millones 473 mil sufragios.

Los panistas, que tienen a su peor enemigo en su propia casa, su dirigente Ricardo Anaya, obtuvieron un millón 864 mil votos, el PRD, dividido y casi moribundo, se quedó en cuarto lugar con un millón 323 mil.

En las elecciones, por lo menos del Estado de México, contaron mucho más los candidatos que los partidos. Los panistas fueron derrotados en toda la línea con su candidata Josefina Vázquez Mota, que tuvo, por lo menos, la dignidad de ser la primera en reconocer su derrota antes de que comenzaran las descalificaciones y de conocerse los resultados del PREP.

El perredista Juan Zepeda, por quien nadie daba un centavo, dio la gran sorpresa y se situó como tercera fuerza política en el Edomex y ahora es el primer sucesor visible para dirigir al perredismo.

Después de la elección del domingo, todos los partidos deberán buscar una o más alianzas si es que quieren llegar a la Presidencia en el 2018. Evidentemente el PRI ya no pudo solo en el Estado de México, se alió con otros partidos y únicamente ganó por casi tres puntos porcentuales, donde hay un padrón electoral de más de 11 millones de personas y solo votó la mitad.

El Edomex ya no es ese laboratorio electoral que decían. Ahora solo representa una de las más importantes fuentes de recursos de los partidos, que están ganando las elecciones a bitellazos, llámese PRI, PAN, PRD o Morena.

En Coahuila donde el cacicazgo de los Moreira parece terminar, porque cumplen 12 años en el gobierno y tienen una elección enredada en los organismos electorales y protestada por el pueblo, la maquinaria priísta para hacer gobernadores se atascó y no dio ni para adelante ni para atrás.

En cambio, en Nayarit, un pequeño estado, tranquilo, resignado a la permanencia priísta e incapaz de tomar la plaza pública para protestar, una alianza de partido lanzó al PRI del gobierno.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

manuelmejidot@gmail.com

Los comicios del domingo pasado ocurrieron como siempre, en el México de la simulación y tramposo por excelencia.

Hubo elecciones de estado, no solo en el Edomex, sino también en Coahuila, Nayarit y Veracruz.

No podían faltar las antidemocráticas posturas de los candidatos y jefes de partido proclamándose vencedores de los comicios, antes de que los conteos se hubieran realizado.

Inclusive, el presidente del PRI, Enrique Ochoa, tuvo la desvergüenza de decir en una rueda de prensa, donde anunciaba el triunfo de Alfredo del Mazo en el Edomex, que México no se quería parecer a Venezuela.

¿Qué demonios tiene que ver Venezuela con las elecciones en México? Esos son recursos usados por los ineptos, por los que no tienen recursos, los que no piensan, porque si lo hicieran no tendrían por qué agredir a una nación hermana que atraviesa por enormes problemas internos, unos provocados desde el imperio y otros por la ineficiencia.

Todos los candidatos, los políticos que participaron, directa o indirectamente en las elecciones y por supuesto, los jefes de partidos, volvieron a tener el mismo discurso como si alguien hubiera escrito lo mismo para todos.

Se proclaman ganadores sin serlo, acusan de tramposos a sus oponentes, arguyen trampas electorales y si resultan perdedores, anuncian que impugnarán los resultados.

Realmente el problema central de las sucias manipulaciones en los resultados electorales, son consecuencia de una ley electoral hecha sobre las rodillas y con muchos agujeros por donde los vivos y vivillos se cuelan en los resultados parciales para causar desconcierto entre los electores. LA DINASTÍA DEL MAZO

Por tercera vez, en medio de una tormenta de protestas en los primeros recuentos, queda un del Mazo como gobernador del Estado de México.

El primero, Alfredo del Mazo Vélez, gobernó entre 1945 y 1951. Fue abuelo del actual del Mazo Maza que ocupará el palacio de gobierno en Toluca de 2017 a 2023. El segundo, fue del Mazo González, que ejerció el poder de 1981 a 1986.

Conocí, porque lo entrevisté sobre los problemas que enfrentaban los distritos de riego en el país, al abuelo del Mazo que fungía como secretario de Recursos Hidráulicos en el gobierno de Adolfo Ruiz Cortines.

Después, por la cercanía en la edad, conviví con el padre del Mazo González a quien conocí como un hombre inteligente, capaz y que fue precandidato presidencial en la sucesión de Miguel de la Madrid, donde ganó Carlos Salinas.

Si Pitágoras no miente, al finalizar el sexenio que iniciará en el Estado de México, habrán ocupado los del Mazo la gubernatura durante 18 años. Esta situación tiene como lectura que o lo hicieron muy bien y por ello los reclaman nuevamente en el gobierno o que la democracia electoral priísta sigue sus mismos métodos dispendiosos e increíbles.

Los focos rojos en el Edomex se encendieron días antes de la elección, desde que el líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador, denunció al PRI por organizar una elección de estado comprando votos a través de la entrega de tarjetas para tiendas de autoservicio que serían utilizadas si su candidato ganaba y sofocando políticamente a la débil candidata de Morena, Delfina Gómez.

Sin embargo, López Obrador como hombre de trinchera desde que el PRI no lo nombró candidato al gobierno de Tabasco, en 1987, ha sido el gran crítico del régimen.

Ahora AMLO, después de tres mensajes difundidos en redes sociales horas más tarde de que cerraran las casillas, desconoció los resultados en los comicios del Edomex. ¿FRAUDE O TRIUNFO?

Desde luego que en las redes sociales se ha criticado mucho el triunfo de Alfredo del Mazo, porque la ciudadanía en general se lo atribuye al fraude electoral, a la manipulación y a la desvergüenza de los políticos que no tienen memoria para recordar todas las trampas y chapuzas que se han hecho en México, con o sin López Obrador, desde hace 50 años, por lo menos, cuando AMLO jugaba a las canicas en su natal Tabasco.

Si bien el priísmo ganó “la joya de la corona” electoral, también fue el partido al que partieron en pedazos en las urnas de Coahuila, Nayarit y Veracruz.

Según cifras de los PREP en los cuatro estados, el PRI (a 70 años de haber sido fundado) obtuvo dos millones 881 mil votos, mientras que Morena (con apenas dos años de haber sido creado por AMLO), logró dos millones 473 mil sufragios.

Los panistas, que tienen a su peor enemigo en su propia casa, su dirigente Ricardo Anaya, obtuvieron un millón 864 mil votos, el PRD, dividido y casi moribundo, se quedó en cuarto lugar con un millón 323 mil.

En las elecciones, por lo menos del Estado de México, contaron mucho más los candidatos que los partidos. Los panistas fueron derrotados en toda la línea con su candidata Josefina Vázquez Mota, que tuvo, por lo menos, la dignidad de ser la primera en reconocer su derrota antes de que comenzaran las descalificaciones y de conocerse los resultados del PREP.

El perredista Juan Zepeda, por quien nadie daba un centavo, dio la gran sorpresa y se situó como tercera fuerza política en el Edomex y ahora es el primer sucesor visible para dirigir al perredismo.

Después de la elección del domingo, todos los partidos deberán buscar una o más alianzas si es que quieren llegar a la Presidencia en el 2018. Evidentemente el PRI ya no pudo solo en el Estado de México, se alió con otros partidos y únicamente ganó por casi tres puntos porcentuales, donde hay un padrón electoral de más de 11 millones de personas y solo votó la mitad.

El Edomex ya no es ese laboratorio electoral que decían. Ahora solo representa una de las más importantes fuentes de recursos de los partidos, que están ganando las elecciones a bitellazos, llámese PRI, PAN, PRD o Morena.

En Coahuila donde el cacicazgo de los Moreira parece terminar, porque cumplen 12 años en el gobierno y tienen una elección enredada en los organismos electorales y protestada por el pueblo, la maquinaria priísta para hacer gobernadores se atascó y no dio ni para adelante ni para atrás.

En cambio, en Nayarit, un pequeño estado, tranquilo, resignado a la permanencia priísta e incapaz de tomar la plaza pública para protestar, una alianza de partido lanzó al PRI del gobierno.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

manuelmejidot@gmail.com