/ viernes 1 de septiembre de 2017

Alto poder / El destapador ahora fue Gamboa

 

  •  Narro, el único presidenciable con la honorabilidad necesaria
  •  PRD y PAN están perdidos y no tienen ni una posibilidad visible

El otrora invencible PRI se aproxima a los comicios del 2018 tambaleante y sin posibles candidatos de arrastre popular. En la época dorada del tricolor el eterno líder obrero, Fidel Velázquez, destapaba al abanderado del partido que no tenía rival.

Al ungido por Los Pinos, porque no había más que uno para evitar luchas internas innecesarias, se le apoyaba incondicionalmente desde todas las instituciones.

Hoy, por la modernidad y la falta de líderes, el destapador ha sido Emilio Gamboa, pero apuntó hacia cuatro posibles candidatos, para que en la refriega pierdan casi todo su arsenal político.

Nadie cederá y los bendecidos con una candidatura esta ocasión desde el Senado fueron Luis Videgaray, José Antonio Meade, Miguel Osorio y José Narro. No tendrán piedad ni escatimarán nada para sentarse en la silla presidencial, salvo José Narro Robles, el único que puede exhibir una gran hoja de servicios a la nación sin mácula.

En los últimos 20 años, la maquinaria priista ha sufrido golpes irreparables en su andamiaje político, con la muerte de Fidel Velázquez, Fernando Gutiérrez Barrios, Joaquín Hernández Galicia, además de Elba Esther Gordillo que está en prisión, parcialmente retirada del manoteo político.

Se terminó la época en que Francisco Galindo Ochoa, un político de cuestionable reputación, pregonaba con orgullo que “El Invencible” (refiriéndose al PRI) contaba con los mejores hombres de la política.

Hoy se ha comprobado que la mayoría de los personajes más corruptos que entraron en la cárcel por robar dinero de las arcas, son priistas. En el más reciente (y confiable) reporte del Índice Global de Impunidad, México ocupó el deshonroso cuarto lugar.

Solo fue superado por Filipinas, India y Camerún. Pero el país sigue siendo el campeón de Iberoamérica, en trampas, trastupijes y malversaciones.

 

DIRIGENCIA PRIISTA SIN RUMBO

Lo que no ha perdido el PRI son los grandes escenarios de plazuela, aquellos donde expone sus planes de gobierno y promueve su continua reorganización interna, entre pitos y matracas.

Solamente que ahora Enrique Ochoa se ve muy pequeño para dar la pelea y ganar en las urnas durante la gran contienda electoral del próximo año.

Ochoa Reza carece de la enjundia y la prestancia de los presidentes del PRI como Luis Donaldo Colosio, Carlos Sansores Pérez, Porfirio Muñoz Ledo, Jesús Reyes Heroles, Carlos Alberto Madrazo, Rodolfo Sánchez Taboada, Heriberto Jara, entre otros.

Las mejores herramientas del priismo eran siempre los presidentes de la República, hasta que llegó Ernesto Zedillo y tomó la decisión de no hacer trampa a favor de Francisco Labastida Ochoa, con la manipulación del llamado “voto verde”. Con ello, abrió la puerta para el arribo de Vicente Fox, un personaje que recomendó a la población no leer, o sea de inteligencia menos que pobre.

De los nuevos destapados por Emilio Gamboa, Miguel Ángel Osorio Chong, actual secretario de Gobernación, pertenece a un grupo político naciente de hidalguenses, que ha tenido una actuación mediana y mediática, olvidándose que los grandes priistas siempre decían que esa Secretaría no debía ni verse ni oírse, solo sentirse.

Osorio Chong sigue encabezando las encuestas de opinión, pero su popularidad va en descenso, porque no ha podido detener, con la seguridad pública a su cargo, la delincuencia desbocada en todo el país.

Priistas en Gobernación como Osorio fueron también Narciso Bassols, Lázaro Cárdenas, Díaz Ordaz y algunos más, de esos que ya no se dan ni en maceta y mucho menos en parcela.

 

POR QUÉ VIDEGARAY NO FUE MENCIONADO POR GAMBOA

Luis Videgaray, a quien Emilio Gamboa eliminó de su lista, pertenece al grupo Atlacomulco, el mismo de donde salió a la Presidencia de la República Enrique Peña Nieto.

El secretario de Relaciones Exteriores tiene carrera política y sobre todo, es bien visto por el grupo gobernante de Estados Unidos, donde su presidente Donald Trump, en alguno de sus frecuentes arrebatos, puede hacerle mucho daño a México.

El secretario de Hacienda, José Antonio Meade, es un hombre que ha sabido bandearse y navegar entre el priismo y el panismo, con la bandera blanca de la neutralidad.

Algo tendrá Meade Kuribreña que Fox lo nombró director de la Financiera Rural, Calderón secretario de Energía y de Relaciones Exteriores, y Peña Nieto como canciller y al frente de Hacienda.

Tal acumulación de nombramientos en una sola persona, produce el temor bien fundado de que en México no haya hombres capaces para los más importantes puestos públicos y que el país no se maneje por simpatías o antipatías.

El secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, salió de la nada, como el conejo de la chistera de un mago. Solo fue asesor de Peña Nieto durante su campaña por la Presidencia.

Caso muy especial es el de José Narro Robles, secretario de Salud, y exrector de la UNAM, una de las pocas instituciones respetadas en el país y que dirigió honestamente, porque nunca malgastó ni perdió un centavo.

Aunque no recibieron la bendición de Emilio Gamboa, también aspiran a la candidatura presidencial priista Eruviel Ávila, gobernador del Edomex y Enrique de la Madrid, secretario de Turismo, que quiere en el tiempo y la distancia emular a su padre, ya fallecido.

Con el PRI se unen siempre en las elecciones el Partido Verde y Nueva Alianza (que sigue controlado por Elba Esther Gordillo), que por un lado mantiene el enfrentamiento con el gobierno priista y por otro, los apoya en las urnas.

 

ANAYA EL PRESIDENTE DEL PAN QUE QUIERE SERLO DEL PAÍS

El panismo tiene muy poco que ofrecer a los votantes porque su presidente nacional, Ricardo Anaya, fue desnudado públicamente por la prensa con pruebas fundadas de actos de corrupción que merecen más de 10 años de cárcel por su cuantía y a nadie, en su sano juicio, puede ocurrírsele que la esposa de Felipe Calderón, Margarita Zavala, sea la primera mujer en la historia de México en sentarse en la llamada “Doña Leonora”, como los viejos políticos se refieren a la silla presidencial.

El PRD está aún más perdido que el panismo. Su única carta a postular no es militante y tampoco tiene arraigo popular. Se trata de uno de los gobernantes que peor trabajo han hecho en la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera.

Entre todos los posibles candidatos no hay ni a quién elegir, que garantice un gobierno sin corrupción ni impunidad, porque los políticos de cualquier color quieren acceder a los puestos públicos donde haya dinero para robárselo y concesiones par adjudicárselas.

Regularmente en México se buscan candidatos jóvenes para la Presidencia de la República, como es el caso del actual presidente, mientras que en Europa los jefes de Estado (a excepción del caso de Francia con Emmanuel Macron), tienen más de 60 años y algunos superan como es el caso de Wilhelm Pieck que levantó Alemania después de la Segunda Guerra Mundial.

Los votantes europeos buscan entronizar en los gobiernos a políticos experimentados, que no lleguen a sus responsabilidades con deseos y poder para robarse un millón de euros al día, de tener relaciones sexuales con dos mujeres y tomarse una caja de champaña.

Aquí jugamos al “ahí se va”.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

manuelmejidot@gmail.com

 

  •  Narro, el único presidenciable con la honorabilidad necesaria
  •  PRD y PAN están perdidos y no tienen ni una posibilidad visible

El otrora invencible PRI se aproxima a los comicios del 2018 tambaleante y sin posibles candidatos de arrastre popular. En la época dorada del tricolor el eterno líder obrero, Fidel Velázquez, destapaba al abanderado del partido que no tenía rival.

Al ungido por Los Pinos, porque no había más que uno para evitar luchas internas innecesarias, se le apoyaba incondicionalmente desde todas las instituciones.

Hoy, por la modernidad y la falta de líderes, el destapador ha sido Emilio Gamboa, pero apuntó hacia cuatro posibles candidatos, para que en la refriega pierdan casi todo su arsenal político.

Nadie cederá y los bendecidos con una candidatura esta ocasión desde el Senado fueron Luis Videgaray, José Antonio Meade, Miguel Osorio y José Narro. No tendrán piedad ni escatimarán nada para sentarse en la silla presidencial, salvo José Narro Robles, el único que puede exhibir una gran hoja de servicios a la nación sin mácula.

En los últimos 20 años, la maquinaria priista ha sufrido golpes irreparables en su andamiaje político, con la muerte de Fidel Velázquez, Fernando Gutiérrez Barrios, Joaquín Hernández Galicia, además de Elba Esther Gordillo que está en prisión, parcialmente retirada del manoteo político.

Se terminó la época en que Francisco Galindo Ochoa, un político de cuestionable reputación, pregonaba con orgullo que “El Invencible” (refiriéndose al PRI) contaba con los mejores hombres de la política.

Hoy se ha comprobado que la mayoría de los personajes más corruptos que entraron en la cárcel por robar dinero de las arcas, son priistas. En el más reciente (y confiable) reporte del Índice Global de Impunidad, México ocupó el deshonroso cuarto lugar.

Solo fue superado por Filipinas, India y Camerún. Pero el país sigue siendo el campeón de Iberoamérica, en trampas, trastupijes y malversaciones.

 

DIRIGENCIA PRIISTA SIN RUMBO

Lo que no ha perdido el PRI son los grandes escenarios de plazuela, aquellos donde expone sus planes de gobierno y promueve su continua reorganización interna, entre pitos y matracas.

Solamente que ahora Enrique Ochoa se ve muy pequeño para dar la pelea y ganar en las urnas durante la gran contienda electoral del próximo año.

Ochoa Reza carece de la enjundia y la prestancia de los presidentes del PRI como Luis Donaldo Colosio, Carlos Sansores Pérez, Porfirio Muñoz Ledo, Jesús Reyes Heroles, Carlos Alberto Madrazo, Rodolfo Sánchez Taboada, Heriberto Jara, entre otros.

Las mejores herramientas del priismo eran siempre los presidentes de la República, hasta que llegó Ernesto Zedillo y tomó la decisión de no hacer trampa a favor de Francisco Labastida Ochoa, con la manipulación del llamado “voto verde”. Con ello, abrió la puerta para el arribo de Vicente Fox, un personaje que recomendó a la población no leer, o sea de inteligencia menos que pobre.

De los nuevos destapados por Emilio Gamboa, Miguel Ángel Osorio Chong, actual secretario de Gobernación, pertenece a un grupo político naciente de hidalguenses, que ha tenido una actuación mediana y mediática, olvidándose que los grandes priistas siempre decían que esa Secretaría no debía ni verse ni oírse, solo sentirse.

Osorio Chong sigue encabezando las encuestas de opinión, pero su popularidad va en descenso, porque no ha podido detener, con la seguridad pública a su cargo, la delincuencia desbocada en todo el país.

Priistas en Gobernación como Osorio fueron también Narciso Bassols, Lázaro Cárdenas, Díaz Ordaz y algunos más, de esos que ya no se dan ni en maceta y mucho menos en parcela.

 

POR QUÉ VIDEGARAY NO FUE MENCIONADO POR GAMBOA

Luis Videgaray, a quien Emilio Gamboa eliminó de su lista, pertenece al grupo Atlacomulco, el mismo de donde salió a la Presidencia de la República Enrique Peña Nieto.

El secretario de Relaciones Exteriores tiene carrera política y sobre todo, es bien visto por el grupo gobernante de Estados Unidos, donde su presidente Donald Trump, en alguno de sus frecuentes arrebatos, puede hacerle mucho daño a México.

El secretario de Hacienda, José Antonio Meade, es un hombre que ha sabido bandearse y navegar entre el priismo y el panismo, con la bandera blanca de la neutralidad.

Algo tendrá Meade Kuribreña que Fox lo nombró director de la Financiera Rural, Calderón secretario de Energía y de Relaciones Exteriores, y Peña Nieto como canciller y al frente de Hacienda.

Tal acumulación de nombramientos en una sola persona, produce el temor bien fundado de que en México no haya hombres capaces para los más importantes puestos públicos y que el país no se maneje por simpatías o antipatías.

El secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, salió de la nada, como el conejo de la chistera de un mago. Solo fue asesor de Peña Nieto durante su campaña por la Presidencia.

Caso muy especial es el de José Narro Robles, secretario de Salud, y exrector de la UNAM, una de las pocas instituciones respetadas en el país y que dirigió honestamente, porque nunca malgastó ni perdió un centavo.

Aunque no recibieron la bendición de Emilio Gamboa, también aspiran a la candidatura presidencial priista Eruviel Ávila, gobernador del Edomex y Enrique de la Madrid, secretario de Turismo, que quiere en el tiempo y la distancia emular a su padre, ya fallecido.

Con el PRI se unen siempre en las elecciones el Partido Verde y Nueva Alianza (que sigue controlado por Elba Esther Gordillo), que por un lado mantiene el enfrentamiento con el gobierno priista y por otro, los apoya en las urnas.

 

ANAYA EL PRESIDENTE DEL PAN QUE QUIERE SERLO DEL PAÍS

El panismo tiene muy poco que ofrecer a los votantes porque su presidente nacional, Ricardo Anaya, fue desnudado públicamente por la prensa con pruebas fundadas de actos de corrupción que merecen más de 10 años de cárcel por su cuantía y a nadie, en su sano juicio, puede ocurrírsele que la esposa de Felipe Calderón, Margarita Zavala, sea la primera mujer en la historia de México en sentarse en la llamada “Doña Leonora”, como los viejos políticos se refieren a la silla presidencial.

El PRD está aún más perdido que el panismo. Su única carta a postular no es militante y tampoco tiene arraigo popular. Se trata de uno de los gobernantes que peor trabajo han hecho en la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera.

Entre todos los posibles candidatos no hay ni a quién elegir, que garantice un gobierno sin corrupción ni impunidad, porque los políticos de cualquier color quieren acceder a los puestos públicos donde haya dinero para robárselo y concesiones par adjudicárselas.

Regularmente en México se buscan candidatos jóvenes para la Presidencia de la República, como es el caso del actual presidente, mientras que en Europa los jefes de Estado (a excepción del caso de Francia con Emmanuel Macron), tienen más de 60 años y algunos superan como es el caso de Wilhelm Pieck que levantó Alemania después de la Segunda Guerra Mundial.

Los votantes europeos buscan entronizar en los gobiernos a políticos experimentados, que no lleguen a sus responsabilidades con deseos y poder para robarse un millón de euros al día, de tener relaciones sexuales con dos mujeres y tomarse una caja de champaña.

Aquí jugamos al “ahí se va”.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.

manuelmejidot@gmail.com