/ sábado 2 de enero de 2016

Así fue 2015 y empieza 2016 / Satiricosas / Manu Dornbierer

Tras una escapada navideña a la Argentina, apenas electo el presidente Mauricio Macri, regreso a mi ciudad natal, muy calurosa ¡en pleno invierno! Se llamaba DF y ahora se llama CDMX.

Ante todo, lectores, feliz año 2016 en lo particular y en lo general, les deseo un año lo menos pesado posible. En todo el mundo va a estar “cañón”, como dicen los chavos, esta imposición del Nuevo Orden Mundial que como se ha dicho en este espacio cien veces, han planeado por siglos los ricos de los ricos.

México entró al NOM con la venta privatizadora del petróleo, seamos francos, un vuelco del que aún no vemos buenas consecuencias y sí negativas. Hasta el 31 de diciembre tuvimos un “colchón” que se llamaba “Cobertura Petrolera” y salvaba a Pemex de los altibajos de los precios del oro negro (que ahora, dicen, ya no es tan “oro”). No se renovó el dicho contrato y desde luego habrá –ya la anunciaron– una gran escasez de recursos en el país y en el mundo porque los petroleros gringos decidieron tumbar el precio del combustible fósil y desacreditarlo en varios sentidos, entre ellos el ecológico. Ah, pero Estados Unidos atesora en sus “cavernas de sal” a lo largo del Golfo de México millones de barriles de crudo, ¿peretrechado para futuras guerras o emergencias? Todo esto “para comernos mejor”. Otras naciones también lo hacen entre ellas China y Japón. Y no solo para subir los precios como cualquier especulador…

Desde hace años, desde Salinas que fue el que organizó la entrega del petróleo de México con el viejo Bush, se nos dice que “ya no dependemos del petróleo” y que lo conveniente era venderlo, pero a la par se nos dice que van a escasear los recursos. ¿Entonces? ¿Quiénes se quedaron con la bolita? Vivimos en otro mundo

Los principios de NOM se han venido concretando y a menos que haya un milagro –esperemos que sea de recuperación de la conciencia– aparentemente se instala por fin. El 2015 fue un año de guerra mundial, aunque no como la conocíamos. Esta es una guerra de mil facetas: económica, comercial, financiera, industrial, alimentaria, cultural; solo militar y violenta en determinados puntos del planeta. Pero aplastadora y empobrecedora para todo el planeta.

Se trata de imponer –sin que nadie levante la cabeza– la absoluta hegemonía del imperio en el que el único dios es el dinero. Estados Unidos ha querido –y podido en la mayoría de los casos– descabezar a todo aquel que se le resista ergo el mapamundi está patas arriba en las más diversas latitudes. Los horrores más sangrientos se adjudican al Estado Islámico, el Daesh, el Califato y otros nombres para designarlo, pero los que saben, fácilmente entienden las trampas que hay detrás de tan simplista “solución”. Ya no estamos en tiempo de “buenos y malos” sino de unas cuantas familias hiperpoderosas y el resto explotable de la humanidad. “Vasallaje o guerra”

Es lo que exige Estados Unidos, según expresión de uno de sus muchos periodistas en rebeldía que no aparecen en los grandes medios (un día les hago una lista, lectores) tras el derribo de un avión ruso sobre el Sinaí. Tiene razón y lo comprobé este año en los países clave en que estuve, Francia a principios de año y Argentina en diciembre al final, ambas naciones con palomita en la frente ya han sido avasalladas de nuevo por el imperio.

En Argentina, el argumento principal y más elocuente de Mauricio Macri para ganar la reciente elección a la presidencia fue su reverencia hacia el FMI, Fondo Monetario Internacional, de modo que no es muy difícil saber quien lo apoyó, especialmente tras observar que la primera de sus decisiones como mandatario fue un público rechazo y total a Venezuela. La segunda fue su aceptación de ir a Washington –quizás a recibir órdenes y apapachos– so pretexto de “energía nuclear”. Argentina se une de nuevo a los países que como el México priísta se reconvierten “en buenos sobrinos del Tío Sam”.

Otros países del Mercosur también están siendo empujados a abandonar la idea bolivariana de “América del Sur para los americanos del Sur” y quieren acabar con su simpatía por el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica). Y con argumentos muy similares a los que se emplearon para destruir a la izquierda argentina. La campaña mundial para derechizar a todos bajo la férula del sistema, inaugurado años atrás por el bushismo que claramente decía “Si no estás conmigo, estás contra mí”, se basa naturalmente en los comprobables defectos (que no son solo latinoamericanos) de los gobernantes. Esos señalamientos sirven para que los pueblos se convenzan de que sus gobernantes que no “apoyan la democracia dictada desde USA” son deleznables. Francia en la lona

Desde que Dominique de Villepin, con el presidente Jacques Chirac, se opuso gallardamente a Estados Unidos en el asunto de la primera invasión de los Bush a Iraq, Francia no ha dado pie con bola. Recordemos el grotesco berrinche de George W Bush, inventor de la guerra contra el terrorismo a partir de SU atentado contra las Torres Gemelas cuando Francia no quiso seguirle el diabólico juego. Hasta a las papas fritas, “French fries”, les cambió el nombre.

Después, lamentablemente Francia empezó a perder la estatura que siempre tuvo en el concierto de naciones. Y hoy el “hombre de izquierda” Hollande, después del “hombrecito de derecha” Sarkozy, no saben ni para donde hacerse con el vasallaje que le exige USA.

El asunto de los barcos porta helicópteros “Mistral” vendidos a Rusia que envió un contingente de 300 marinos a familiares con las nuevas técnicas y pagó uno de los dos, pasará a la historia como una vergonzosa prueba del vasallaje de Francia hacia el gobierno de Obama. Aparentemente le prohibió a su “aliado de la OTAN” comerciar con Rusia y Hollande en la democrática Francia tuvo que pro-hi-bir al astillero constructor la ya realizada operación con Rusia. Clásico caso de “dice mi mamá que siempre no” o mejor dicho “dice mi Tío Sam que te arrodilles”.

Y como no ha podido detener la invasión de Francia por sus excolonias, especialmente las musulmanas, pues si, Francia está en la lona y para levantarla sus reencontrados amigos gringos como premio a su obediencia le aplicaron la “medicina de los atentados” y la van a ayudar.

Habrá que ver qué sucede este nuevo año con la factura del coloniaje que les están pasando a los países europeos sus antiguas colonias. Pero de momento todos la pagan, sin embargo…

En el viaje de la primavera de 2015 a los dos países de los que provinieron mi familia materna y paterna, estuve también en la neutral Suiza, que gracias a que nunca fue imperialista como otras naciones europeas igual de chicas que ella, Bélgica y Holanda, por ejemplo, la Confederación Helvética puede tratar desde un punto de vista más alto y sano los problemas de la invasión de Europa por sus antiguas colonias. Ahí no se les suben los malos migrantes a las barbas. ¿Seguirá todo igual?

Como todos, pero peor, el 2015 fue un año de guerra mundial, aunque no como las que conocíamos y que en el fondo nunca se han subsanado. Esta es más diabólica aunque con violencias aisladas, pero éxodos horribles, masivos y nunca vistos en semejante dimensión de poblaciones desesperadas de un continente a otros. La actual es una guerra de mil facetas: económica, comercial, financiera, alimentaria, industrial, cultural, etc., cuya obvia meta es obtener o reforzar la hegemonía total, absoluta, del renovado imperio evidente y transparente a través de las transnacionales y los bancos, de los cuales son dueñas algunas familias o mejor dicho “famiglie” hipermafiosas. Conocemos algunos nombres nada más de los megaexplotadores de la humanidad y los hay de varias nacionalidades, pero son preponderantes los canijos anglosajones… aunque sean oscuros de piel. Librosdemanu@gmail.com

Tras una escapada navideña a la Argentina, apenas electo el presidente Mauricio Macri, regreso a mi ciudad natal, muy calurosa ¡en pleno invierno! Se llamaba DF y ahora se llama CDMX.

Ante todo, lectores, feliz año 2016 en lo particular y en lo general, les deseo un año lo menos pesado posible. En todo el mundo va a estar “cañón”, como dicen los chavos, esta imposición del Nuevo Orden Mundial que como se ha dicho en este espacio cien veces, han planeado por siglos los ricos de los ricos.

México entró al NOM con la venta privatizadora del petróleo, seamos francos, un vuelco del que aún no vemos buenas consecuencias y sí negativas. Hasta el 31 de diciembre tuvimos un “colchón” que se llamaba “Cobertura Petrolera” y salvaba a Pemex de los altibajos de los precios del oro negro (que ahora, dicen, ya no es tan “oro”). No se renovó el dicho contrato y desde luego habrá –ya la anunciaron– una gran escasez de recursos en el país y en el mundo porque los petroleros gringos decidieron tumbar el precio del combustible fósil y desacreditarlo en varios sentidos, entre ellos el ecológico. Ah, pero Estados Unidos atesora en sus “cavernas de sal” a lo largo del Golfo de México millones de barriles de crudo, ¿peretrechado para futuras guerras o emergencias? Todo esto “para comernos mejor”. Otras naciones también lo hacen entre ellas China y Japón. Y no solo para subir los precios como cualquier especulador…

Desde hace años, desde Salinas que fue el que organizó la entrega del petróleo de México con el viejo Bush, se nos dice que “ya no dependemos del petróleo” y que lo conveniente era venderlo, pero a la par se nos dice que van a escasear los recursos. ¿Entonces? ¿Quiénes se quedaron con la bolita? Vivimos en otro mundo

Los principios de NOM se han venido concretando y a menos que haya un milagro –esperemos que sea de recuperación de la conciencia– aparentemente se instala por fin. El 2015 fue un año de guerra mundial, aunque no como la conocíamos. Esta es una guerra de mil facetas: económica, comercial, financiera, industrial, alimentaria, cultural; solo militar y violenta en determinados puntos del planeta. Pero aplastadora y empobrecedora para todo el planeta.

Se trata de imponer –sin que nadie levante la cabeza– la absoluta hegemonía del imperio en el que el único dios es el dinero. Estados Unidos ha querido –y podido en la mayoría de los casos– descabezar a todo aquel que se le resista ergo el mapamundi está patas arriba en las más diversas latitudes. Los horrores más sangrientos se adjudican al Estado Islámico, el Daesh, el Califato y otros nombres para designarlo, pero los que saben, fácilmente entienden las trampas que hay detrás de tan simplista “solución”. Ya no estamos en tiempo de “buenos y malos” sino de unas cuantas familias hiperpoderosas y el resto explotable de la humanidad. “Vasallaje o guerra”

Es lo que exige Estados Unidos, según expresión de uno de sus muchos periodistas en rebeldía que no aparecen en los grandes medios (un día les hago una lista, lectores) tras el derribo de un avión ruso sobre el Sinaí. Tiene razón y lo comprobé este año en los países clave en que estuve, Francia a principios de año y Argentina en diciembre al final, ambas naciones con palomita en la frente ya han sido avasalladas de nuevo por el imperio.

En Argentina, el argumento principal y más elocuente de Mauricio Macri para ganar la reciente elección a la presidencia fue su reverencia hacia el FMI, Fondo Monetario Internacional, de modo que no es muy difícil saber quien lo apoyó, especialmente tras observar que la primera de sus decisiones como mandatario fue un público rechazo y total a Venezuela. La segunda fue su aceptación de ir a Washington –quizás a recibir órdenes y apapachos– so pretexto de “energía nuclear”. Argentina se une de nuevo a los países que como el México priísta se reconvierten “en buenos sobrinos del Tío Sam”.

Otros países del Mercosur también están siendo empujados a abandonar la idea bolivariana de “América del Sur para los americanos del Sur” y quieren acabar con su simpatía por el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica). Y con argumentos muy similares a los que se emplearon para destruir a la izquierda argentina. La campaña mundial para derechizar a todos bajo la férula del sistema, inaugurado años atrás por el bushismo que claramente decía “Si no estás conmigo, estás contra mí”, se basa naturalmente en los comprobables defectos (que no son solo latinoamericanos) de los gobernantes. Esos señalamientos sirven para que los pueblos se convenzan de que sus gobernantes que no “apoyan la democracia dictada desde USA” son deleznables. Francia en la lona

Desde que Dominique de Villepin, con el presidente Jacques Chirac, se opuso gallardamente a Estados Unidos en el asunto de la primera invasión de los Bush a Iraq, Francia no ha dado pie con bola. Recordemos el grotesco berrinche de George W Bush, inventor de la guerra contra el terrorismo a partir de SU atentado contra las Torres Gemelas cuando Francia no quiso seguirle el diabólico juego. Hasta a las papas fritas, “French fries”, les cambió el nombre.

Después, lamentablemente Francia empezó a perder la estatura que siempre tuvo en el concierto de naciones. Y hoy el “hombre de izquierda” Hollande, después del “hombrecito de derecha” Sarkozy, no saben ni para donde hacerse con el vasallaje que le exige USA.

El asunto de los barcos porta helicópteros “Mistral” vendidos a Rusia que envió un contingente de 300 marinos a familiares con las nuevas técnicas y pagó uno de los dos, pasará a la historia como una vergonzosa prueba del vasallaje de Francia hacia el gobierno de Obama. Aparentemente le prohibió a su “aliado de la OTAN” comerciar con Rusia y Hollande en la democrática Francia tuvo que pro-hi-bir al astillero constructor la ya realizada operación con Rusia. Clásico caso de “dice mi mamá que siempre no” o mejor dicho “dice mi Tío Sam que te arrodilles”.

Y como no ha podido detener la invasión de Francia por sus excolonias, especialmente las musulmanas, pues si, Francia está en la lona y para levantarla sus reencontrados amigos gringos como premio a su obediencia le aplicaron la “medicina de los atentados” y la van a ayudar.

Habrá que ver qué sucede este nuevo año con la factura del coloniaje que les están pasando a los países europeos sus antiguas colonias. Pero de momento todos la pagan, sin embargo…

En el viaje de la primavera de 2015 a los dos países de los que provinieron mi familia materna y paterna, estuve también en la neutral Suiza, que gracias a que nunca fue imperialista como otras naciones europeas igual de chicas que ella, Bélgica y Holanda, por ejemplo, la Confederación Helvética puede tratar desde un punto de vista más alto y sano los problemas de la invasión de Europa por sus antiguas colonias. Ahí no se les suben los malos migrantes a las barbas. ¿Seguirá todo igual?

Como todos, pero peor, el 2015 fue un año de guerra mundial, aunque no como las que conocíamos y que en el fondo nunca se han subsanado. Esta es más diabólica aunque con violencias aisladas, pero éxodos horribles, masivos y nunca vistos en semejante dimensión de poblaciones desesperadas de un continente a otros. La actual es una guerra de mil facetas: económica, comercial, financiera, alimentaria, industrial, cultural, etc., cuya obvia meta es obtener o reforzar la hegemonía total, absoluta, del renovado imperio evidente y transparente a través de las transnacionales y los bancos, de los cuales son dueñas algunas familias o mejor dicho “famiglie” hipermafiosas. Conocemos algunos nombres nada más de los megaexplotadores de la humanidad y los hay de varias nacionalidades, pero son preponderantes los canijos anglosajones… aunque sean oscuros de piel. Librosdemanu@gmail.com