/ miércoles 9 de agosto de 2017

Centro de barrio

  • Los habitantes de estas ciudades demandan dotación de servicios

La discusión sobre un Frente Amplio Democrático para las elecciones de 2018 me deja con una interrogante ¿dónde quedan las ciudades? toda la discusión es netamente urbana, los protagonistas se reúnen en las ciudades, probablemente se desplazan en auto, comen productos empacados, desechan plásticos y llevan un teléfono inteligente en la mano. La realidad que viven los protagonistas que buscan integrar el Frente es urbana.

Las demandas de un frente amplio son relativamente repetidas en el tiempo: democracia, derechos humanos, seguridad, combate a la corrupción, combate a la pobreza, mejora en la educación o en la salud, empleo, crecimiento económico. Son criterios repetidos en el tiempo por cualquier sociedad.

Pero olvidamos una realidad: la gente vive en las ciudades. Es más, el 57% de la población habita en una de las 59 en las zonas metropolitanas y, antes de 2024, la mitad de la población vivirá en ciudades con más de un millón de habitantes. Las ciudades son hoy las generadoras del empleo pero también las productoras de pobreza.

Hacia 2024, México debe haber dado pasos agigantados en los retos de las grandes ciudades: hay una agenda pendiente en esta materia. En medio de importantes reformas aprobadas en la administración de Enrique Peña Nieto, siempre fue omitida una reforma impulsada desde la sociedad: la Reforma Urbana, que consta de siete puntos:

Creación de un Sistema Nacional Unificado de Planeación del Territorio

Creación de un Programa para el Desarrollo de la Ciudad Interior, integrando y articulando políticas y fondos federales para promover el desarrollo en zonas intraurbanas, y por tanto revertir la tendencia centrífuga de las ciudades

Fortalecimiento de la capacidad institucional metropolitana

Impulso de la movilidad urbana con el fortalecimiento y fondeo adecuados del Programa Nacional para la Movilidad Urbana Sustentable, tanto para la infraestructura urbana como para su operación de calidad

Creación de un programa nacional para el mejoramiento de zonas urbanas en deterioro

Asignación de los fondos federales al sector vivienda considerando el cumplimiento de indicadores de ubicación y calidad de vida de comunidades sustentables (es decir, que no sigamos financiando vivienda sin viabilidad en términos de calidad de vida)

Creación del Fondo Sectorial Conacyt – Sedatu, orientado a financiar la investigación, desarrollo y pruebas piloto de iniciativas urbanas.

El Frente Amplio Democrático debe mirar por un “para qué” de la transformación política a la que se aspira en nuestro país. Las ciudades mexicanas son las que vivirán el cambio democrático si es en la dirección correcta. Los habitantes de estas ciudades demandan mejor dotación de servicios básicos, el acceso equitativo a la infraestructura urbana, la reducción de los tiempos de traslado, la disponibilidad de agua, la disposición adecuada de residuos, dejar atrás las inundaciones, la contención de la expansión horizontal, la construcción de políticas nacionales a favor de las ciudades y, sobre todo, una visión de futuro que haga de las ciudades la solución y no el problema.

  • Los habitantes de estas ciudades demandan dotación de servicios

La discusión sobre un Frente Amplio Democrático para las elecciones de 2018 me deja con una interrogante ¿dónde quedan las ciudades? toda la discusión es netamente urbana, los protagonistas se reúnen en las ciudades, probablemente se desplazan en auto, comen productos empacados, desechan plásticos y llevan un teléfono inteligente en la mano. La realidad que viven los protagonistas que buscan integrar el Frente es urbana.

Las demandas de un frente amplio son relativamente repetidas en el tiempo: democracia, derechos humanos, seguridad, combate a la corrupción, combate a la pobreza, mejora en la educación o en la salud, empleo, crecimiento económico. Son criterios repetidos en el tiempo por cualquier sociedad.

Pero olvidamos una realidad: la gente vive en las ciudades. Es más, el 57% de la población habita en una de las 59 en las zonas metropolitanas y, antes de 2024, la mitad de la población vivirá en ciudades con más de un millón de habitantes. Las ciudades son hoy las generadoras del empleo pero también las productoras de pobreza.

Hacia 2024, México debe haber dado pasos agigantados en los retos de las grandes ciudades: hay una agenda pendiente en esta materia. En medio de importantes reformas aprobadas en la administración de Enrique Peña Nieto, siempre fue omitida una reforma impulsada desde la sociedad: la Reforma Urbana, que consta de siete puntos:

Creación de un Sistema Nacional Unificado de Planeación del Territorio

Creación de un Programa para el Desarrollo de la Ciudad Interior, integrando y articulando políticas y fondos federales para promover el desarrollo en zonas intraurbanas, y por tanto revertir la tendencia centrífuga de las ciudades

Fortalecimiento de la capacidad institucional metropolitana

Impulso de la movilidad urbana con el fortalecimiento y fondeo adecuados del Programa Nacional para la Movilidad Urbana Sustentable, tanto para la infraestructura urbana como para su operación de calidad

Creación de un programa nacional para el mejoramiento de zonas urbanas en deterioro

Asignación de los fondos federales al sector vivienda considerando el cumplimiento de indicadores de ubicación y calidad de vida de comunidades sustentables (es decir, que no sigamos financiando vivienda sin viabilidad en términos de calidad de vida)

Creación del Fondo Sectorial Conacyt – Sedatu, orientado a financiar la investigación, desarrollo y pruebas piloto de iniciativas urbanas.

El Frente Amplio Democrático debe mirar por un “para qué” de la transformación política a la que se aspira en nuestro país. Las ciudades mexicanas son las que vivirán el cambio democrático si es en la dirección correcta. Los habitantes de estas ciudades demandan mejor dotación de servicios básicos, el acceso equitativo a la infraestructura urbana, la reducción de los tiempos de traslado, la disponibilidad de agua, la disposición adecuada de residuos, dejar atrás las inundaciones, la contención de la expansión horizontal, la construcción de políticas nacionales a favor de las ciudades y, sobre todo, una visión de futuro que haga de las ciudades la solución y no el problema.

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