/ miércoles 2 de agosto de 2017

Comunicación y política

Los medios de comunicación en el mundo han evolucionado de manera vertiginosa sobre todo a partir de las últimas décadas del siglo XX, como una de las más importantes manifestaciones de la era de la globalización.

Nos involucra a todos y ningún país o continente ha escapado a sus grandes avances y de su impacto en la vida de prácticamente del total de la población mundial. De ahí la importancia que adquieren los medios de los que se valen aquellos que las difunden.

La gente se sigue guiando por lo que escucha y por lo que lee y la mayor parte sin hacer un análisis de lo que otros le transmiten o porque prefiere creer lo que le conviene o de acuerdo con su ideología. De ahí la ética profesional porque al tergiversar las noticias u ocultar la verdad, se influye en el demás. De ahí también parte la pugna existente entre los medios escritos y electrónicos al considerar la premisa de que los comunicadores representan un poder por sí mismo.

La mayor parte de los gobiernos han visto una oportunidad de defender sus causas o empinarlas por donde lo consideran mejor. Por lo regular cuentan con un equipo profesional a su servicio y en la mayoría de los casos tienen que hablar sobre “lo que quiso decir el presidente”.

Hay algunos casos emblemáticos que trascienden a todo el mundo, ya sea porque consideran a la prensa como un medio a su servicio o porque “distorsiona” su realidad. Por ejemplo, tenemos al actual gobierno de Estados Unidos que ha estigmatizado a periódicos con los que se enfrenta cotidianamente por publicar lo que Trump llama “fakes news”. Pero esto ya llega a ser una crisis porque bajo el escándalo de las renuncias de tres de sus directores de comunicación y voceros él mismo es motivo de ataques por lo que dice a través de las redes sociales atacando permanentemente a quienes no están de acuerdo con sus decisiones o diciendo una sarta de mentiras e invenciones.

Otro de los casos lamentables en este sentido (y en muchos más) es lo que ha venido haciendo Maduro, el presidente de Venezuela quien es también el que maneja la prensa e inclusive cerrando los medios que no son proclives a su gobierno. Por eso no nos debe extrañar que después de la votación del domingo v “a favor” de una Asamblea Constituyente sea considerada el conducto que lo hará perpetuar en el poder.

Ayer amanecimos con la noticia de que los activistas de la oposición, López y Capriles, habían sido sacados de su casa y vueltos a encarcelar, porque ellos son las figuras, pero también los voceros del movimiento que lucha para tirar a Maduro.

Al Jazeera es la cadena de televisión por satélite de los países árabes que surgió para informar desde su perspectiva lo que ha estado pasando en sus territorios contrastando las noticias que transmite CNN, la cadena norteamericana.

Hoy está en entredicho su permanencia porque el país de su sede Catar, ha sido acusado de tener a esta cadena transmitiendo sin tapujos y de manera abierta lo que pasa en los territorios árabes; la gran mayoría de las veces acusando a Estados Unidos de sus permanentes injerencias.

Por supuesto estos medios no son los únicos y en muchas ocasiones a costa de la vida de comunicólogos y periodistas sin que necesariamente medien lo gobiernos, sino de intereses que pretender acallar sus voces frente al crimen organizado.

Los medios de comunicación en el mundo han evolucionado de manera vertiginosa sobre todo a partir de las últimas décadas del siglo XX, como una de las más importantes manifestaciones de la era de la globalización.

Nos involucra a todos y ningún país o continente ha escapado a sus grandes avances y de su impacto en la vida de prácticamente del total de la población mundial. De ahí la importancia que adquieren los medios de los que se valen aquellos que las difunden.

La gente se sigue guiando por lo que escucha y por lo que lee y la mayor parte sin hacer un análisis de lo que otros le transmiten o porque prefiere creer lo que le conviene o de acuerdo con su ideología. De ahí la ética profesional porque al tergiversar las noticias u ocultar la verdad, se influye en el demás. De ahí también parte la pugna existente entre los medios escritos y electrónicos al considerar la premisa de que los comunicadores representan un poder por sí mismo.

La mayor parte de los gobiernos han visto una oportunidad de defender sus causas o empinarlas por donde lo consideran mejor. Por lo regular cuentan con un equipo profesional a su servicio y en la mayoría de los casos tienen que hablar sobre “lo que quiso decir el presidente”.

Hay algunos casos emblemáticos que trascienden a todo el mundo, ya sea porque consideran a la prensa como un medio a su servicio o porque “distorsiona” su realidad. Por ejemplo, tenemos al actual gobierno de Estados Unidos que ha estigmatizado a periódicos con los que se enfrenta cotidianamente por publicar lo que Trump llama “fakes news”. Pero esto ya llega a ser una crisis porque bajo el escándalo de las renuncias de tres de sus directores de comunicación y voceros él mismo es motivo de ataques por lo que dice a través de las redes sociales atacando permanentemente a quienes no están de acuerdo con sus decisiones o diciendo una sarta de mentiras e invenciones.

Otro de los casos lamentables en este sentido (y en muchos más) es lo que ha venido haciendo Maduro, el presidente de Venezuela quien es también el que maneja la prensa e inclusive cerrando los medios que no son proclives a su gobierno. Por eso no nos debe extrañar que después de la votación del domingo v “a favor” de una Asamblea Constituyente sea considerada el conducto que lo hará perpetuar en el poder.

Ayer amanecimos con la noticia de que los activistas de la oposición, López y Capriles, habían sido sacados de su casa y vueltos a encarcelar, porque ellos son las figuras, pero también los voceros del movimiento que lucha para tirar a Maduro.

Al Jazeera es la cadena de televisión por satélite de los países árabes que surgió para informar desde su perspectiva lo que ha estado pasando en sus territorios contrastando las noticias que transmite CNN, la cadena norteamericana.

Hoy está en entredicho su permanencia porque el país de su sede Catar, ha sido acusado de tener a esta cadena transmitiendo sin tapujos y de manera abierta lo que pasa en los territorios árabes; la gran mayoría de las veces acusando a Estados Unidos de sus permanentes injerencias.

Por supuesto estos medios no son los únicos y en muchas ocasiones a costa de la vida de comunicólogos y periodistas sin que necesariamente medien lo gobiernos, sino de intereses que pretender acallar sus voces frente al crimen organizado.