/ sábado 2 de enero de 2016

Contra las mujeres / Cuchillito de Palo / Catalina Noriega

Matar mujeres se convierte en el deporte de moda. Habrá que tener, como propósito, del año que empieza, el denunciar y detener homicidios que parecen de poco interés para las autoridades.

El Estado de México y Quintana Roo se llevaron las “palmas de oro” en el 2015. Según el Observatorio Nacional del feminicidio, en el primero, entre el 2005 y el 2013, asesinaron a unas mil setecientas sesenta y siete y hubo cerca de mil quinientas desaparecidas.

En Quintana Roo, en el 2014 perecieron 22; para septiembre del 2015, ya eran 27. Cifras siempre en aumento, que denotan la absoluta impunidad de criminales que se salen con la suya, a ojos vista de la negligencia, la falta de interés y la vergonzosa actitud de gobiernos que lo niegan.

El señor Borge, excelso mandamás del turístico pedazo de paraíso, declaró que se “intentaba ahuyentar a los viajeros” y que sólo se trataba de casos aislados de violencia doméstica. ¡Hay que tener cara!

A quienes él califica de muertas por agresión de su pareja, ni las han encontrado en escenas que corresponden a homicidios de esta naturaleza y la mayoría eran mujeres solas. A una jovencita la violaron y mataron a golpes.

A una maestra de zumba la encontraron en su casa, desnuda sobre su cama y estrangulada. Mujeres tiradas en lotes baldíos, con el rostro destrozado a golpes y solo hay un acusado de feminicidio: Jorge Rosales Piña, confeso de matar a cuatro prostitutas en Chetumal.

El mexiquense Eruviel Ávila, cuando le llegó el agua al cuello, impuso la “Alerta de género” para once municipios. Por más que varios grupos de la sociedad civil, exigían que el Gobierno se concientizara del problema, se les ignoraba. Cuando la presión de la opinión pública resultó insostenible, actuaron.

La Alerta de Género se estableció en el 2007, en la “Ley General de Acceso de las mujeres a una vida libre de violencia”.  Su utilidad es la de encender una alarma, sobre una localidad. Al ponerse en marcha se supone que se toman medidas especiales para detener y prevenir estos crímenes.

Las autoridades aludidas deben aceptar, en primer término, su responsabilidad ante el daño causado y hacer el compromiso de repararlo, investigar hasta dar con los culpables, sancionar a los funcionarios negligentes, o que llevaron a la violación de los Derechos Humanos de las víctimas.

Para poner un alto tendrán que dictar políticas públicas y decir la verdad. Basta de tratar de tapar el sol con un dedo, como lo hizo Borge, para proteger un turismo, que se acabará yendo, si persisten los ataques contra mujeres.

Ciudad Juárez fue el escenario de una de las épocas más negras, en relación al tema. Pasaron años sin que se moviera un dedo, hasta que las trágicas historias de las féminas sacrificadas, llegaron al extranjero. El movimiento de repudio fue generalizado e incluyó a grandes actrices, activistas e intelectuales del mundo entero, que condenaron la inacción oficial.

Se dieron palos de ciego e incluso se procesó a quien se consideraba un asesino serial, como al autor de docenas de asesinatos. Más tarde se dieron cuenta de que eran varios los sátrapas, unidos por las mismas fechorías. El ruido nacional e internacional logró su objetivo y se abatieron estos deleznables homicidios, hasta casi extinguirlos.

Se intenta ahondar en las causas. El machismo es, sin duda alguna, factor decisivo. Habrá que insistir y obligar a que las autoridades cumplan con su obligación de darnos seguridad. Nosotras los votamos y si no cumplen, también ¡podríamos botarlos! catalinanq@hotmail.com

Twitter: @catalinanq

Matar mujeres se convierte en el deporte de moda. Habrá que tener, como propósito, del año que empieza, el denunciar y detener homicidios que parecen de poco interés para las autoridades.

El Estado de México y Quintana Roo se llevaron las “palmas de oro” en el 2015. Según el Observatorio Nacional del feminicidio, en el primero, entre el 2005 y el 2013, asesinaron a unas mil setecientas sesenta y siete y hubo cerca de mil quinientas desaparecidas.

En Quintana Roo, en el 2014 perecieron 22; para septiembre del 2015, ya eran 27. Cifras siempre en aumento, que denotan la absoluta impunidad de criminales que se salen con la suya, a ojos vista de la negligencia, la falta de interés y la vergonzosa actitud de gobiernos que lo niegan.

El señor Borge, excelso mandamás del turístico pedazo de paraíso, declaró que se “intentaba ahuyentar a los viajeros” y que sólo se trataba de casos aislados de violencia doméstica. ¡Hay que tener cara!

A quienes él califica de muertas por agresión de su pareja, ni las han encontrado en escenas que corresponden a homicidios de esta naturaleza y la mayoría eran mujeres solas. A una jovencita la violaron y mataron a golpes.

A una maestra de zumba la encontraron en su casa, desnuda sobre su cama y estrangulada. Mujeres tiradas en lotes baldíos, con el rostro destrozado a golpes y solo hay un acusado de feminicidio: Jorge Rosales Piña, confeso de matar a cuatro prostitutas en Chetumal.

El mexiquense Eruviel Ávila, cuando le llegó el agua al cuello, impuso la “Alerta de género” para once municipios. Por más que varios grupos de la sociedad civil, exigían que el Gobierno se concientizara del problema, se les ignoraba. Cuando la presión de la opinión pública resultó insostenible, actuaron.

La Alerta de Género se estableció en el 2007, en la “Ley General de Acceso de las mujeres a una vida libre de violencia”.  Su utilidad es la de encender una alarma, sobre una localidad. Al ponerse en marcha se supone que se toman medidas especiales para detener y prevenir estos crímenes.

Las autoridades aludidas deben aceptar, en primer término, su responsabilidad ante el daño causado y hacer el compromiso de repararlo, investigar hasta dar con los culpables, sancionar a los funcionarios negligentes, o que llevaron a la violación de los Derechos Humanos de las víctimas.

Para poner un alto tendrán que dictar políticas públicas y decir la verdad. Basta de tratar de tapar el sol con un dedo, como lo hizo Borge, para proteger un turismo, que se acabará yendo, si persisten los ataques contra mujeres.

Ciudad Juárez fue el escenario de una de las épocas más negras, en relación al tema. Pasaron años sin que se moviera un dedo, hasta que las trágicas historias de las féminas sacrificadas, llegaron al extranjero. El movimiento de repudio fue generalizado e incluyó a grandes actrices, activistas e intelectuales del mundo entero, que condenaron la inacción oficial.

Se dieron palos de ciego e incluso se procesó a quien se consideraba un asesino serial, como al autor de docenas de asesinatos. Más tarde se dieron cuenta de que eran varios los sátrapas, unidos por las mismas fechorías. El ruido nacional e internacional logró su objetivo y se abatieron estos deleznables homicidios, hasta casi extinguirlos.

Se intenta ahondar en las causas. El machismo es, sin duda alguna, factor decisivo. Habrá que insistir y obligar a que las autoridades cumplan con su obligación de darnos seguridad. Nosotras los votamos y si no cumplen, también ¡podríamos botarlos! catalinanq@hotmail.com

Twitter: @catalinanq