/ jueves 29 de junio de 2017

Credibilidad del INE para 2018

Dice el periodista René Delgado que: “No es lo mismo mandar al diablo a las instituciones que meter al diablo en ellas, y en esas andamos: echándoles azufre por dentro... El país no va de regreso al futuro, sino avanzando hacia el pasado”.

La expresión anterior la respalda con un diagnóstico no solo certero, sino además sarcástico, “Treinta años después, como si lo ocurrido en 1988, 1994 o 2006 no alertara del peligro de quebrar la democracia, de nuevo reaparece el fantasma de las elecciones de Estado, el fraude electoral, la oposición desorientada, la ley al servicio de la política, los consejeros dóciles o sumisos... la transición a la democracia en el cesto de la basura”.

“…fosas sin cobro de derechos funerales; desigualdad social sostenida; de crecimiento demográfico a boca de fuego; donación de sangre sin requisitos; incremento del endeudamiento; doble tributo, oficial y criminal; elevación a rango de cuota obligatoria del derecho de piso; conservación de la pobreza con alto rendimiento político; ordeña de Pemex por partida doble; exportaciones enganchadas a un solo destino; militarización de la inseguridad; entrega anticipada e incondicional de lo que el vecino del norte aún no pide… y, desde luego, desmantelamiento del Estado de derecho”.

Salvador Dalí, maestro del surrealismo, quien en algún momento dijo refiriéndose a México: “No soporto estar en un país más surrealista que mis pinturas” se hubiera quedado corto ante la imagen narrada párrafos arriba.

Eso no es lo peor, lo que si preocupa es la indiferencia, indolencia tal vez de muchos políticos ensimismados en sus partidos, y peor aún en sus propios intereses, como si el “México profundo” ampliamente narrado por Guillermo Bonfil Batalla, no existiera.

Unos proponiendo alianzas, otros negándolas; otros más decididos a repetir el modelo electoral del 2017; todo ello en la antesala de la elección del próximo año que será la más grande del país.

La Presidencia de la República junto con tres mil 326 cargos de elección; dos mil 697 cargos de elección local, nueve gubernaturas, 500 diputados federales, y 128 senadores.

No es menor el reto para los partidos, los electores, y más aún para el cuestionado Instituto Nacional Electoral (INE), ante los sucesos electorales pasados, sobre todo los de Coahuila y Estado de México.

Se ha vuelto moda cargarle a las instituciones lo que en el ejercicio de la real política deberían hacer y resolver los partidos y los actores políticos.

Mientras se dan o no las alianzas y las coaliciones; afortunadamente en un ambiente de mayor movilización y concientización de la ciudadanía es deseable, que el INE se prepare y se blinde tal como lo expresó su Presidente Lorenzo Córdova: “…el INE, necesita una credibilidad de manera casi vital, porque de la credibilidad del árbitro depende la credibilidad en las elecciones y en sus resultados, y de esta la legitimidad de los futuros gobiernos”.

El INE estará a la altura, su presidente por sus antecedentes es garantía de eficacia y resultados. Ahí no está el problema; este está en la política, los políticos y los ciudadanos, que estemos a la altura del reto que demanda y exige la próxima elección porque ni más ni menos estaremos jugando el destino del país para el presente siglo. ¡O lo resolvemos o lo posponemos hasta el infinito!

* Miembro de Unidos

Podemos A.C. ZACATECAS

pedro_deleonm@hotmail.com

FB: Pedro de León Mojarro

@Pdeleonm

www.pedrodeleon.mx

Dice el periodista René Delgado que: “No es lo mismo mandar al diablo a las instituciones que meter al diablo en ellas, y en esas andamos: echándoles azufre por dentro... El país no va de regreso al futuro, sino avanzando hacia el pasado”.

La expresión anterior la respalda con un diagnóstico no solo certero, sino además sarcástico, “Treinta años después, como si lo ocurrido en 1988, 1994 o 2006 no alertara del peligro de quebrar la democracia, de nuevo reaparece el fantasma de las elecciones de Estado, el fraude electoral, la oposición desorientada, la ley al servicio de la política, los consejeros dóciles o sumisos... la transición a la democracia en el cesto de la basura”.

“…fosas sin cobro de derechos funerales; desigualdad social sostenida; de crecimiento demográfico a boca de fuego; donación de sangre sin requisitos; incremento del endeudamiento; doble tributo, oficial y criminal; elevación a rango de cuota obligatoria del derecho de piso; conservación de la pobreza con alto rendimiento político; ordeña de Pemex por partida doble; exportaciones enganchadas a un solo destino; militarización de la inseguridad; entrega anticipada e incondicional de lo que el vecino del norte aún no pide… y, desde luego, desmantelamiento del Estado de derecho”.

Salvador Dalí, maestro del surrealismo, quien en algún momento dijo refiriéndose a México: “No soporto estar en un país más surrealista que mis pinturas” se hubiera quedado corto ante la imagen narrada párrafos arriba.

Eso no es lo peor, lo que si preocupa es la indiferencia, indolencia tal vez de muchos políticos ensimismados en sus partidos, y peor aún en sus propios intereses, como si el “México profundo” ampliamente narrado por Guillermo Bonfil Batalla, no existiera.

Unos proponiendo alianzas, otros negándolas; otros más decididos a repetir el modelo electoral del 2017; todo ello en la antesala de la elección del próximo año que será la más grande del país.

La Presidencia de la República junto con tres mil 326 cargos de elección; dos mil 697 cargos de elección local, nueve gubernaturas, 500 diputados federales, y 128 senadores.

No es menor el reto para los partidos, los electores, y más aún para el cuestionado Instituto Nacional Electoral (INE), ante los sucesos electorales pasados, sobre todo los de Coahuila y Estado de México.

Se ha vuelto moda cargarle a las instituciones lo que en el ejercicio de la real política deberían hacer y resolver los partidos y los actores políticos.

Mientras se dan o no las alianzas y las coaliciones; afortunadamente en un ambiente de mayor movilización y concientización de la ciudadanía es deseable, que el INE se prepare y se blinde tal como lo expresó su Presidente Lorenzo Córdova: “…el INE, necesita una credibilidad de manera casi vital, porque de la credibilidad del árbitro depende la credibilidad en las elecciones y en sus resultados, y de esta la legitimidad de los futuros gobiernos”.

El INE estará a la altura, su presidente por sus antecedentes es garantía de eficacia y resultados. Ahí no está el problema; este está en la política, los políticos y los ciudadanos, que estemos a la altura del reto que demanda y exige la próxima elección porque ni más ni menos estaremos jugando el destino del país para el presente siglo. ¡O lo resolvemos o lo posponemos hasta el infinito!

* Miembro de Unidos

Podemos A.C. ZACATECAS

pedro_deleonm@hotmail.com

FB: Pedro de León Mojarro

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