/ sábado 19 de noviembre de 2016

Cuidado, decisiones de hoy, construyen el mañana / Cuidémonos

La experiencia llega tarde y su costo es alto, rodéate de la diversidad

  • Hazael Ruiz Ortega

La vida es cambio constante, la transitoriedad en la existencia es la norma. Al ser protagonistas de nuestras vidas, vemos que las decisiones que hoy tomamos producen el cambio y construyen nuestro mañana. Así el futuro lo hacemos desde el ahora. Esto importa tenerlo presente a la hora de establecer la agenda de prioridades en las transformaciones deseadas y esperadas.

Otro aspecto a considerar en esa toma de decisiones es entender que las personas, familias, instituciones, comunidades y naciones son sistemas abiertos, forman parte de un todo global, y que por lo tanto, interactúan dinámicamente en su contexto y cambian inevitablemente.

En este sentido, toda decisión tiene riesgos, pros y contras, ganancias y pérdidas, etcétera. Analizar desde dónde se está actuando, desde qué patrones mentales o estado de ánimos respondemos a la realidad es importante sopesarlo, especialmente cuando estamos ante decisiones de gran envergadura. Todo cambio implica una nueva realidad y un cambio que se formula desde el miedo puede tener consecuencia desastrosas.

Revisemos el siguiente gráfico que enfatiza lo que sucede después de la toma de decisiones informadas para un cambio planeado. El modelo narra sus componentes e invita a visualizar su dinámica: 1. La situación actual, 2. La situación deseada (objetivo-meta-expectativa, etcétera), 3. Las alternativas de decisión y prioridades, 4. La toma de decisión y sus acciones y 5. Dar tiempo al tiempo para “ver” los resultados.

Analicemos el punto 5 por su valor en todo proceso de cambio. Es reconocido que la acción correcta no tiene resultados inmediatos o al menos, en su inicio presenta altos resultados no deseados que conducen al “valle de la desesperación”. Del cual solo se sale si mantiene una actitud positiva, motivación, valentía, comunicación, cooperación, tiempo, ajustes, recursos, fuerzas impulsoras, cadenas de suministro sostenibles y un largo etcétera. Evidencias dicen que si se puede.

Para salir del “valle de la desesperación”, es necesario comprender que después de una decisión estratégica, se inicia con una caída libre que puede llevarnos a tocar fondo, y justamente en ese proceso de caída, encontremos las fuerza impulsora que permita cambiar la dirección y llegar al escenario deseado y esperado.

Se reflexiona que sucede más allá de buenas o malas decisiones y el secreto es no claudicar, pero sí realizar los ajustes pertinentes cuando sea necesario. Un proceso de cambio mal administrado, no permite que lleguen a cristalizar las consecuencias positivas de los tomadores de decisiones.

Veamos como ejemplos tres casos de decisiones de hoy, que inquietan el mañana: Inglaterra (el Brexit), Colombia (el proceso de paz entre el Gobierno y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y los recientes resultados en las elecciones en Estados Unidos. Sean nuestros votos para que se reflexione ampliamente en las consecuencias positivas - negativas y las expectativas favorezcan al bien común.

En México se manifiesta en las autoridades y sectores sociales un ánimo de acción; se expresa percepción y conciencia de los cambios que en tiempo y forma deban realizarse y ello genera cierto optimismo para no dejarse avasallar por el síndrome del victimismo.

Vale la expresión: “cada quien y desde su lugar ha de hacer su parte”: echar andar el “FODA” (Fuerzas, Oportunidades, Debilidades, Amenazas), instrumento útil de prevención y acciones de impacto ambiental, social y crecimiento.

hazael.ruiz@hotmail.com

La experiencia llega tarde y su costo es alto, rodéate de la diversidad

  • Hazael Ruiz Ortega

La vida es cambio constante, la transitoriedad en la existencia es la norma. Al ser protagonistas de nuestras vidas, vemos que las decisiones que hoy tomamos producen el cambio y construyen nuestro mañana. Así el futuro lo hacemos desde el ahora. Esto importa tenerlo presente a la hora de establecer la agenda de prioridades en las transformaciones deseadas y esperadas.

Otro aspecto a considerar en esa toma de decisiones es entender que las personas, familias, instituciones, comunidades y naciones son sistemas abiertos, forman parte de un todo global, y que por lo tanto, interactúan dinámicamente en su contexto y cambian inevitablemente.

En este sentido, toda decisión tiene riesgos, pros y contras, ganancias y pérdidas, etcétera. Analizar desde dónde se está actuando, desde qué patrones mentales o estado de ánimos respondemos a la realidad es importante sopesarlo, especialmente cuando estamos ante decisiones de gran envergadura. Todo cambio implica una nueva realidad y un cambio que se formula desde el miedo puede tener consecuencia desastrosas.

Revisemos el siguiente gráfico que enfatiza lo que sucede después de la toma de decisiones informadas para un cambio planeado. El modelo narra sus componentes e invita a visualizar su dinámica: 1. La situación actual, 2. La situación deseada (objetivo-meta-expectativa, etcétera), 3. Las alternativas de decisión y prioridades, 4. La toma de decisión y sus acciones y 5. Dar tiempo al tiempo para “ver” los resultados.

Analicemos el punto 5 por su valor en todo proceso de cambio. Es reconocido que la acción correcta no tiene resultados inmediatos o al menos, en su inicio presenta altos resultados no deseados que conducen al “valle de la desesperación”. Del cual solo se sale si mantiene una actitud positiva, motivación, valentía, comunicación, cooperación, tiempo, ajustes, recursos, fuerzas impulsoras, cadenas de suministro sostenibles y un largo etcétera. Evidencias dicen que si se puede.

Para salir del “valle de la desesperación”, es necesario comprender que después de una decisión estratégica, se inicia con una caída libre que puede llevarnos a tocar fondo, y justamente en ese proceso de caída, encontremos las fuerza impulsora que permita cambiar la dirección y llegar al escenario deseado y esperado.

Se reflexiona que sucede más allá de buenas o malas decisiones y el secreto es no claudicar, pero sí realizar los ajustes pertinentes cuando sea necesario. Un proceso de cambio mal administrado, no permite que lleguen a cristalizar las consecuencias positivas de los tomadores de decisiones.

Veamos como ejemplos tres casos de decisiones de hoy, que inquietan el mañana: Inglaterra (el Brexit), Colombia (el proceso de paz entre el Gobierno y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y los recientes resultados en las elecciones en Estados Unidos. Sean nuestros votos para que se reflexione ampliamente en las consecuencias positivas - negativas y las expectativas favorezcan al bien común.

En México se manifiesta en las autoridades y sectores sociales un ánimo de acción; se expresa percepción y conciencia de los cambios que en tiempo y forma deban realizarse y ello genera cierto optimismo para no dejarse avasallar por el síndrome del victimismo.

Vale la expresión: “cada quien y desde su lugar ha de hacer su parte”: echar andar el “FODA” (Fuerzas, Oportunidades, Debilidades, Amenazas), instrumento útil de prevención y acciones de impacto ambiental, social y crecimiento.

hazael.ruiz@hotmail.com