/ domingo 7 de agosto de 2016

Cultura a la mexicana

Decían los abuelos para referirse elegantemente a la igualdad de trato con que debía conducirse la autoridad en todos sus actos, cuando tenía frente de sí, circunstancias idénticas entre los gobernados, fueran éstas en la casa paterna, en la escuela o en la sociedad, y es que sin el principio que contiene el refrán, no puede entenderse una comunidad que se jacte como democrática y en la que verdaderamente se observe el Estado de Derecho.

Esta sencilla reflexión, viene al caso para abordar el tema de la producción y difusión de un video que provocó un verdadero escándalo entre la sociedad mexicana, cuando un tribunal en Jalisco emitió orden de aprehensión contra un cantante y otras personas, acusados de perpetrar una acto que constituye una apología del delito. Y es que en el video en cuestión, intitulado “Fuiste mía”, exhibe -desde luego ficticiamente- cómo el intérprete priva de la vida a su pareja sentimental, continuando con el asesinato del hombre con quien lo engañaba, introduciendo su cuerpo en la cajuela de un vehículo, para después prenderle fuego. Provocando con ello, un sin número de protestas de algunos grupos “defensores” de los derechos de las mujeres, entre otros. Motivando con ello, que la autoridad judicial en el estado, ni tarda ni perezosa, obsequiara la orden de detención del protagonista y quienes participaron en la grabación.

Lo cierto es que el famoso video es de pésimo gusto y bien hacemos al manifestar nuestra opinión sobre él, cuando consideramos que nos ofenden con esas supuestas expresiones “artísticas”, pero de eso a que se justifique poner en movimiento el aparato judicial para vengar tal ofensa, a mi juicio es discutible. Basta con echarle una somera revisada al artículo del la ley, que la autoridad dice, dio la pauta para actuar, este es el 142 del estado que a la letra dispone:

“Se impondrán de uno a seis meses de prisión al que provoque públicamente a cometer algún delito o haga apología de éste o de algún vicio, si el delito no se ejecutare; si se ejecuta, se aplicará al provocador la sanción que le corresponda por su participación en el delito cometido.”

En ese tenor y suponiendo sin conceder, -como lo expresan los abogados- que la hipótesis le fuera aplicable al caso, les pregunto:¿por qué no se ha aplicado a la difusión de todas las producciones audiovisuales (sólo por referirme a las de esa naturaleza), que nos recetan en la televisión y en las salas cinematográficas, y de las que el video es una burda y malísima copia? Cuándo menos ya hubieran citado a la mitad de los “héroes hollywoodenses y nacionales, pues han exhibido métodos más ingeniosos que el señor Gerardo Ortiz en su bazofia.

Sin embargo, el tema en cuestión que nos planteamos, es si el video debe ser considerado como una manifestación de la apología del delito y por tanto sancionado, o simplemente se trata de una de las tantas video producciones de pésima calidad, situación que preocupa mucho a ciertas autoridades que no les gusta, que los asuntos de su competencia se tornen mediáticos, pero que en este caso, ellas mismas así lo propiciaron, al elegir solo uno de los muchísimos posibles casos que a su criterio, pueden ubicarse en la hipótesis legal. Seguramente porque era el que consideraron de mayor impacto en el momento.

En tal sentido, resulta muy ilustrativa la tesis aislada emitida por el Poder Judicial Federal, al resolver en un asunto similar, que al juzgar este tipo de conductas:

“...debe indicarse que la provocación a cometer un delito debe ser directa y expresa, y solo puede ser dolosa, o sea, con la voluntad y conciencia del agente de provocar la ejecución de un cierto y determinado delito.”

Razón por la que vuelvo a cuestionar: ¿contra quién o contra quiénes fue dirigida la provocación en el video?

En ese sentido, personalmente sí creo firmemente, que los autores  de la  video producción merecen un castigo ejemplar, pero por su mal gusto, no porque hayan violado la ley. Pero si así fuera, entonces tendrán que explicar por qué solo actuaron en este caso y han dejado pasar los que suceden diariamente, pues a muchos de los ciudadanos nos parece que:

“Si los bueyes no están juntos...la yuta se va de lado”

napoleonef@hotmail.com

Decían los abuelos para referirse elegantemente a la igualdad de trato con que debía conducirse la autoridad en todos sus actos, cuando tenía frente de sí, circunstancias idénticas entre los gobernados, fueran éstas en la casa paterna, en la escuela o en la sociedad, y es que sin el principio que contiene el refrán, no puede entenderse una comunidad que se jacte como democrática y en la que verdaderamente se observe el Estado de Derecho.

Esta sencilla reflexión, viene al caso para abordar el tema de la producción y difusión de un video que provocó un verdadero escándalo entre la sociedad mexicana, cuando un tribunal en Jalisco emitió orden de aprehensión contra un cantante y otras personas, acusados de perpetrar una acto que constituye una apología del delito. Y es que en el video en cuestión, intitulado “Fuiste mía”, exhibe -desde luego ficticiamente- cómo el intérprete priva de la vida a su pareja sentimental, continuando con el asesinato del hombre con quien lo engañaba, introduciendo su cuerpo en la cajuela de un vehículo, para después prenderle fuego. Provocando con ello, un sin número de protestas de algunos grupos “defensores” de los derechos de las mujeres, entre otros. Motivando con ello, que la autoridad judicial en el estado, ni tarda ni perezosa, obsequiara la orden de detención del protagonista y quienes participaron en la grabación.

Lo cierto es que el famoso video es de pésimo gusto y bien hacemos al manifestar nuestra opinión sobre él, cuando consideramos que nos ofenden con esas supuestas expresiones “artísticas”, pero de eso a que se justifique poner en movimiento el aparato judicial para vengar tal ofensa, a mi juicio es discutible. Basta con echarle una somera revisada al artículo del la ley, que la autoridad dice, dio la pauta para actuar, este es el 142 del estado que a la letra dispone:

“Se impondrán de uno a seis meses de prisión al que provoque públicamente a cometer algún delito o haga apología de éste o de algún vicio, si el delito no se ejecutare; si se ejecuta, se aplicará al provocador la sanción que le corresponda por su participación en el delito cometido.”

En ese tenor y suponiendo sin conceder, -como lo expresan los abogados- que la hipótesis le fuera aplicable al caso, les pregunto:¿por qué no se ha aplicado a la difusión de todas las producciones audiovisuales (sólo por referirme a las de esa naturaleza), que nos recetan en la televisión y en las salas cinematográficas, y de las que el video es una burda y malísima copia? Cuándo menos ya hubieran citado a la mitad de los “héroes hollywoodenses y nacionales, pues han exhibido métodos más ingeniosos que el señor Gerardo Ortiz en su bazofia.

Sin embargo, el tema en cuestión que nos planteamos, es si el video debe ser considerado como una manifestación de la apología del delito y por tanto sancionado, o simplemente se trata de una de las tantas video producciones de pésima calidad, situación que preocupa mucho a ciertas autoridades que no les gusta, que los asuntos de su competencia se tornen mediáticos, pero que en este caso, ellas mismas así lo propiciaron, al elegir solo uno de los muchísimos posibles casos que a su criterio, pueden ubicarse en la hipótesis legal. Seguramente porque era el que consideraron de mayor impacto en el momento.

En tal sentido, resulta muy ilustrativa la tesis aislada emitida por el Poder Judicial Federal, al resolver en un asunto similar, que al juzgar este tipo de conductas:

“...debe indicarse que la provocación a cometer un delito debe ser directa y expresa, y solo puede ser dolosa, o sea, con la voluntad y conciencia del agente de provocar la ejecución de un cierto y determinado delito.”

Razón por la que vuelvo a cuestionar: ¿contra quién o contra quiénes fue dirigida la provocación en el video?

En ese sentido, personalmente sí creo firmemente, que los autores  de la  video producción merecen un castigo ejemplar, pero por su mal gusto, no porque hayan violado la ley. Pero si así fuera, entonces tendrán que explicar por qué solo actuaron en este caso y han dejado pasar los que suceden diariamente, pues a muchos de los ciudadanos nos parece que:

“Si los bueyes no están juntos...la yuta se va de lado”

napoleonef@hotmail.com