/ domingo 10 de enero de 2016

De liderazgos y epitafios | Numerados | Camilo Kawage Vera

1.- Antes del mediodía del viernes, la reflexión se dirigía a la escasez y debilidad de los líderes en el mundo, en especial en el México que le toca vivir a nuestros hijos. El constante repaso mental por la historia de nuestros países en automático incurre en comparaciones, casi siempre odiosas respecto a las figuras que hoy deberían detentar el poder; imponer respeto, temor y afecto; infundir dignidad y erigirse en modelo para los de su tiempo, y con ello trascenderlo y convertirse en adalides de sus naciones, o el carisma al derecho, contrario al que se refería en anterior columna, como el del vesánico estadunidense que quiere ser presidente, y al que su odiosa persona hace tan atractivo.

2.- La gran dama de Europa, indisputada líder social y política, canciller de Alemania a la luz de su valía e inteligencia, sigue los pasos de sus ilustres antecesores con disciplina teutona. Dicen que en corto es también encantadora, pero su mérito no radica mucho en la simpatía; más bien se distingue por una seriedad y un cálculo frío y milimétrico de los escenarios políticos de Alemania, la máquina de ese continente y de otros. Los unificadores Adenauer, Brandt y sobre todo Helmut Kohl tenían imán personal superior al de la señora Merkel. Solo que ella sabe que lo que requieren los pueblos no son caramelos de simpatía, sino liderazgos firmes y entendidos.

3.- François Hollande llegó a la presidencia de Francia por default, por las canalladas del favorito, Strauss-Kahn; a pesar de su entonces novia considerada más aguda política, Ségolène Royal, y por encima de la maga financiera Christine Lagarde. Hollande sacó la paradoja del gordo con los atentados terroristas de 2015 que sacudieron a Francia y al mundo, no por su poco encanto personal, sino por su templanza, su moderación y su decisiva acción contra el terrorismo. El mito de De Gaulle, la oportunidad de Mitterrand y la palabra de Chirac le son ajenos, sin embargo.

4.- Esas reflexiones corrían antes del mediodía del viernes 8 de enero, a la muerte inopinable de un señor Gamboa Pascoe, que vivió más bien de noche, y por casualidad llevaba diez años en el despacho de Fidel Velázquez, fundador junto con otros titanes de la Confederación de Trabajadores de México y, ése sí, líder nato que reunía las calidades ya mencionadas. Cuando el Presidente de la República anunció la captura del prófugo, la tercera por cierto en el registro de un sanguinario criminal que ocupa líneas en la nota roja de la historia, el momento fue distinto, pero la idea se quedó ahí, para plasmarla y compartirla.

5.- El operativo de la Armada, de la Inteligencia y de las policías, que culminó en la detención del cínico traficante sin duda fue intenso, prolongado, peligroso y resulta una oportuna inyección de aliento; sobre todo en este clima de trepidación financiera mundial en que el peso, el petróleo, la Bolsa y el espíritu reciben el año nuevo tan alicaídos y depreciados. Será bueno ver si el New York Times, cuyo consejo editorial suscribió –para no herir personalidades– una tunda al Presidente de México el lunes 4 de enero, como quien saca un guardadito para cuando no hay mucha información, lo reivindica con otro sesudo editorial, ahora que tiene un tache menos, a costo de sangre, sudor y lágrimas.

6.- Las Fuerzas Armadas se han vuelto a cubrir de gloria, como decía el general Zaragoza, para orgullo y júbilo de los mexicanos, que después del mediodía del viernes respiramos más tranquilos. Se le acabaron las alcantarillas, aquí, y en Estados Unidos.

camilo@kawage.com

/arm

1.- Antes del mediodía del viernes, la reflexión se dirigía a la escasez y debilidad de los líderes en el mundo, en especial en el México que le toca vivir a nuestros hijos. El constante repaso mental por la historia de nuestros países en automático incurre en comparaciones, casi siempre odiosas respecto a las figuras que hoy deberían detentar el poder; imponer respeto, temor y afecto; infundir dignidad y erigirse en modelo para los de su tiempo, y con ello trascenderlo y convertirse en adalides de sus naciones, o el carisma al derecho, contrario al que se refería en anterior columna, como el del vesánico estadunidense que quiere ser presidente, y al que su odiosa persona hace tan atractivo.

2.- La gran dama de Europa, indisputada líder social y política, canciller de Alemania a la luz de su valía e inteligencia, sigue los pasos de sus ilustres antecesores con disciplina teutona. Dicen que en corto es también encantadora, pero su mérito no radica mucho en la simpatía; más bien se distingue por una seriedad y un cálculo frío y milimétrico de los escenarios políticos de Alemania, la máquina de ese continente y de otros. Los unificadores Adenauer, Brandt y sobre todo Helmut Kohl tenían imán personal superior al de la señora Merkel. Solo que ella sabe que lo que requieren los pueblos no son caramelos de simpatía, sino liderazgos firmes y entendidos.

3.- François Hollande llegó a la presidencia de Francia por default, por las canalladas del favorito, Strauss-Kahn; a pesar de su entonces novia considerada más aguda política, Ségolène Royal, y por encima de la maga financiera Christine Lagarde. Hollande sacó la paradoja del gordo con los atentados terroristas de 2015 que sacudieron a Francia y al mundo, no por su poco encanto personal, sino por su templanza, su moderación y su decisiva acción contra el terrorismo. El mito de De Gaulle, la oportunidad de Mitterrand y la palabra de Chirac le son ajenos, sin embargo.

4.- Esas reflexiones corrían antes del mediodía del viernes 8 de enero, a la muerte inopinable de un señor Gamboa Pascoe, que vivió más bien de noche, y por casualidad llevaba diez años en el despacho de Fidel Velázquez, fundador junto con otros titanes de la Confederación de Trabajadores de México y, ése sí, líder nato que reunía las calidades ya mencionadas. Cuando el Presidente de la República anunció la captura del prófugo, la tercera por cierto en el registro de un sanguinario criminal que ocupa líneas en la nota roja de la historia, el momento fue distinto, pero la idea se quedó ahí, para plasmarla y compartirla.

5.- El operativo de la Armada, de la Inteligencia y de las policías, que culminó en la detención del cínico traficante sin duda fue intenso, prolongado, peligroso y resulta una oportuna inyección de aliento; sobre todo en este clima de trepidación financiera mundial en que el peso, el petróleo, la Bolsa y el espíritu reciben el año nuevo tan alicaídos y depreciados. Será bueno ver si el New York Times, cuyo consejo editorial suscribió –para no herir personalidades– una tunda al Presidente de México el lunes 4 de enero, como quien saca un guardadito para cuando no hay mucha información, lo reivindica con otro sesudo editorial, ahora que tiene un tache menos, a costo de sangre, sudor y lágrimas.

6.- Las Fuerzas Armadas se han vuelto a cubrir de gloria, como decía el general Zaragoza, para orgullo y júbilo de los mexicanos, que después del mediodía del viernes respiramos más tranquilos. Se le acabaron las alcantarillas, aquí, y en Estados Unidos.

camilo@kawage.com

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