/ viernes 1 de septiembre de 2017

De nuevo, el terrorismo

Los atentados terroristas del pasado día 17 de este mes, así como la larga secuela de acontecimientos, investigaciones y movilizaciones, nos recuerda por si era necesario, que el terrorismo sigue siendo el tema número uno de las preocupaciones en la agenda de seguridad internacional. Como todos estos dramáticos eventos, tienen particularidades y desde luego similitudes. En este caso en particular, resaltan novedades muy negativas, algunas de las cuales destacaré a continuación.

El primero y el más importante, sin duda alguna, es el perfil de los perpetradores. Es decir alejados del estereotipo del terrorista desadaptado o bien del veterano combatiente sobre todo de la guerra que libra el Estado Islámico en Siria e Irak, ahora se trata de adolescentes algunos de ellos muy jóvenes, que sin tener ningún argumento visible para radicalizarse, en cuestión de meses se convirtieron en feroces asesinos de personas inocentes. Utilizando de nueva cuenta artefactos de la vida cotidiana como son un auto o una camioneta incluso cuchillos de uso doméstico, fueron capaces de lanzarse en medio de cientos de turistas, con el único fin de matar a la mayor cantidad de estos. Muchachos, que solo en la apariencia, se encontraban bien integrados y formaban parte activa de sus comunidades inmediatas es decir, en el entorno de sus escuelas familias y vecindario. Incluso el que condujo el vehículo para atropellar a los turistas en Las Ramblas, había sido puesto de ejemplo ya que había logrado en meses pasados un reconocimiento por su desempeño escolar.

La otra muy negativa novedad, es la que se refiere a que en esta ocasión, no fue por medio del Internet y sitios que propagan el radicalismo violento, sino que fue en un sistemático proceso de convencimiento del único adulto maduro (40 años) de la mortífera célula terrorista: el Iman de la mezquita de Ripoll. Mediante largas pláticas, ahora se sabe, se fue tejiendo una red en donde participaron dos grupos de hermanos y amigos. Nos encontramos entonces, a otra fuente de radicalización más peligros y difícil de detectar, pues se tratan de conversaciones y convivencias privadas. Tan es así, que las autoridades españolas encargadas de la seguridad interior, decidieron comenzar un censo detallado del número de religiosos, su ubicación así como su propensión o no, a exaltar el radicalismo violento.

Pero también hay varias cosas que decir de la sociedad aceptada, pero sobretodo del gobierno autonómico de Cataluña. Por una parte, los límites impuestos por la Generalitat a las Fuerzas de seguridad e inteligencia nacionales, demuestra que la falta de coordinación y confianza entre las instituciones, es el mejor favor que se les puede hacer tanto a las organizaciones, como a las de crimen. El ambiente de polarización política -e incluso social, que se vive en estas horas en la región autonómica de Cataluña, se ha visto alentada por la natural repulsa a los acontecimientos del pasado día 17. Pero también, por los actos vandálicos de vecinos y organizaciones vecinales, en contra de lo que consideran como un factor de depredación: el turismo de masas.

Así que la conjunción de factores políticos y sociales como variables catalizadoras de tensión, aunado a la manifestación terrorista, demuestra que estamos muy lejos de poder contar con los recursos suficientes para neutralizar las variables que alimentan al crimen y violencia, cualquiera que sea su origen o procedencia.

 

javierolivaposada@gmail.com

Los atentados terroristas del pasado día 17 de este mes, así como la larga secuela de acontecimientos, investigaciones y movilizaciones, nos recuerda por si era necesario, que el terrorismo sigue siendo el tema número uno de las preocupaciones en la agenda de seguridad internacional. Como todos estos dramáticos eventos, tienen particularidades y desde luego similitudes. En este caso en particular, resaltan novedades muy negativas, algunas de las cuales destacaré a continuación.

El primero y el más importante, sin duda alguna, es el perfil de los perpetradores. Es decir alejados del estereotipo del terrorista desadaptado o bien del veterano combatiente sobre todo de la guerra que libra el Estado Islámico en Siria e Irak, ahora se trata de adolescentes algunos de ellos muy jóvenes, que sin tener ningún argumento visible para radicalizarse, en cuestión de meses se convirtieron en feroces asesinos de personas inocentes. Utilizando de nueva cuenta artefactos de la vida cotidiana como son un auto o una camioneta incluso cuchillos de uso doméstico, fueron capaces de lanzarse en medio de cientos de turistas, con el único fin de matar a la mayor cantidad de estos. Muchachos, que solo en la apariencia, se encontraban bien integrados y formaban parte activa de sus comunidades inmediatas es decir, en el entorno de sus escuelas familias y vecindario. Incluso el que condujo el vehículo para atropellar a los turistas en Las Ramblas, había sido puesto de ejemplo ya que había logrado en meses pasados un reconocimiento por su desempeño escolar.

La otra muy negativa novedad, es la que se refiere a que en esta ocasión, no fue por medio del Internet y sitios que propagan el radicalismo violento, sino que fue en un sistemático proceso de convencimiento del único adulto maduro (40 años) de la mortífera célula terrorista: el Iman de la mezquita de Ripoll. Mediante largas pláticas, ahora se sabe, se fue tejiendo una red en donde participaron dos grupos de hermanos y amigos. Nos encontramos entonces, a otra fuente de radicalización más peligros y difícil de detectar, pues se tratan de conversaciones y convivencias privadas. Tan es así, que las autoridades españolas encargadas de la seguridad interior, decidieron comenzar un censo detallado del número de religiosos, su ubicación así como su propensión o no, a exaltar el radicalismo violento.

Pero también hay varias cosas que decir de la sociedad aceptada, pero sobretodo del gobierno autonómico de Cataluña. Por una parte, los límites impuestos por la Generalitat a las Fuerzas de seguridad e inteligencia nacionales, demuestra que la falta de coordinación y confianza entre las instituciones, es el mejor favor que se les puede hacer tanto a las organizaciones, como a las de crimen. El ambiente de polarización política -e incluso social, que se vive en estas horas en la región autonómica de Cataluña, se ha visto alentada por la natural repulsa a los acontecimientos del pasado día 17. Pero también, por los actos vandálicos de vecinos y organizaciones vecinales, en contra de lo que consideran como un factor de depredación: el turismo de masas.

Así que la conjunción de factores políticos y sociales como variables catalizadoras de tensión, aunado a la manifestación terrorista, demuestra que estamos muy lejos de poder contar con los recursos suficientes para neutralizar las variables que alimentan al crimen y violencia, cualquiera que sea su origen o procedencia.

 

javierolivaposada@gmail.com