/ lunes 28 de agosto de 2017

Derechos de las mujeres en el Frente Amplio

En cualquier círculo sea familiar, social o laboral se evidencia una preocupación sobre la violencia. El imaginario social percibe que como nunca hoy “está desatada la violencia” ya sea porque los robos en la vía pública o en casa habitación son más violentos y se perpetran en lugares donde antes no se manifestaban. No menciono la delincuencia organizada porque es el horror.

Y con la violencia hacia las mujeres pasa lo mismo. Apenas a finales del siglo pasado una de cada tres mujeres expresaban padecer violencia de género; hoy son dos mujeres de cada tres. Escucho a quienes ponen en duda estas cifras argumentando que ahora las mujeres “ya no se dejan” o expresan con más libertad su situación, por eso se ha elevado la cifra. Urge transformar a las instituciones que no están funcionando a pesar de las buenas leyes.

Con la feminización de la pobreza acontece lo mismo, no hay políticas de desarrollo sino programas asistencialistas que no están inscritos para fomentar el desarrollo humano sostenible y el tiempo y espacio no son tomados en cuenta en el análisis de la situación de las mujeres. Pongámonos por un momento en los zapatos de las mujeres que tienen que trabajar y no tienen alternativa viable de una guardería, ¿qué haríamos? Y solo hablo de uno de tantísimos problemas que agobian a las mujeres.

Estas esferas de gran preocupación que afecta la cotidianidad de las mujeres hoy no forman parte de ningún programa que esté inscrito desde el desarrollo humano de las mujeres como sujetas de derechos y la perspectiva de género, simplemente es “algo” que a los gobernantes no les interesa comprender.

La Constitución establece la paridad entre hombres y mujeres; en los estados se avanza para que ocupen espacios en los ámbitos municipales. Nadie puede negar las dificultades que enfrentan las mujeres cuando no están alineadas a los dirigentes, lo que impide ocupen los espacios de decisión y de poder quienes deben ocuparlos, esto pasa a pesar de la legislación.

Pero cometeríamos un error al hacer un diagnóstico solo de una parte y no del todo. La corrupción, ineficiencia, desigualdad e impunidad son estructurales, son sistémicas, si no, cómo explicar que un solo hombre durante seis años puede hacer lo que le venga en gana y nadie pueda hacer nada para, en primer lugar, pedirle cuentas y detener sus errores al incumplir con la Ley. Igual lo padecemos en cualquier encargo, sea para el acceso a la procuración e impartición de justicia, o desde los organismos autónomos o de otra índole. ¡Ya basta!

Por eso las mujeres del PAN y del PRD hemos iniciado conversaciones para reflexionar sobre las características que debe tener un nuevo régimen: el gobierno de coalición, que le dé alternativas al país, hoy sumido en la violencia y desigualdades en todas sus formas.

Merecemos otro régimen, que transite hacia el cumplimiento de la Constitución, semiparlamentario; tenemos la obligación de construirlo porque el actual se agotó hace mucho. Es momento de los compromisos que deben ser signados y cumplidos y se avance irreversiblemente hacia la igualdad sustantiva.

El Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) diseñó un mecanismo de política pública contra la desigualdad de género, es la perspectiva de género; esta es la primera propuesta para impulsar los derechos de las mujeres en este Frente Amplio Democrático.

 

Senadora por el PRD. Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos

@angelicadelap

En cualquier círculo sea familiar, social o laboral se evidencia una preocupación sobre la violencia. El imaginario social percibe que como nunca hoy “está desatada la violencia” ya sea porque los robos en la vía pública o en casa habitación son más violentos y se perpetran en lugares donde antes no se manifestaban. No menciono la delincuencia organizada porque es el horror.

Y con la violencia hacia las mujeres pasa lo mismo. Apenas a finales del siglo pasado una de cada tres mujeres expresaban padecer violencia de género; hoy son dos mujeres de cada tres. Escucho a quienes ponen en duda estas cifras argumentando que ahora las mujeres “ya no se dejan” o expresan con más libertad su situación, por eso se ha elevado la cifra. Urge transformar a las instituciones que no están funcionando a pesar de las buenas leyes.

Con la feminización de la pobreza acontece lo mismo, no hay políticas de desarrollo sino programas asistencialistas que no están inscritos para fomentar el desarrollo humano sostenible y el tiempo y espacio no son tomados en cuenta en el análisis de la situación de las mujeres. Pongámonos por un momento en los zapatos de las mujeres que tienen que trabajar y no tienen alternativa viable de una guardería, ¿qué haríamos? Y solo hablo de uno de tantísimos problemas que agobian a las mujeres.

Estas esferas de gran preocupación que afecta la cotidianidad de las mujeres hoy no forman parte de ningún programa que esté inscrito desde el desarrollo humano de las mujeres como sujetas de derechos y la perspectiva de género, simplemente es “algo” que a los gobernantes no les interesa comprender.

La Constitución establece la paridad entre hombres y mujeres; en los estados se avanza para que ocupen espacios en los ámbitos municipales. Nadie puede negar las dificultades que enfrentan las mujeres cuando no están alineadas a los dirigentes, lo que impide ocupen los espacios de decisión y de poder quienes deben ocuparlos, esto pasa a pesar de la legislación.

Pero cometeríamos un error al hacer un diagnóstico solo de una parte y no del todo. La corrupción, ineficiencia, desigualdad e impunidad son estructurales, son sistémicas, si no, cómo explicar que un solo hombre durante seis años puede hacer lo que le venga en gana y nadie pueda hacer nada para, en primer lugar, pedirle cuentas y detener sus errores al incumplir con la Ley. Igual lo padecemos en cualquier encargo, sea para el acceso a la procuración e impartición de justicia, o desde los organismos autónomos o de otra índole. ¡Ya basta!

Por eso las mujeres del PAN y del PRD hemos iniciado conversaciones para reflexionar sobre las características que debe tener un nuevo régimen: el gobierno de coalición, que le dé alternativas al país, hoy sumido en la violencia y desigualdades en todas sus formas.

Merecemos otro régimen, que transite hacia el cumplimiento de la Constitución, semiparlamentario; tenemos la obligación de construirlo porque el actual se agotó hace mucho. Es momento de los compromisos que deben ser signados y cumplidos y se avance irreversiblemente hacia la igualdad sustantiva.

El Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) diseñó un mecanismo de política pública contra la desigualdad de género, es la perspectiva de género; esta es la primera propuesta para impulsar los derechos de las mujeres en este Frente Amplio Democrático.

 

Senadora por el PRD. Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos

@angelicadelap