/ jueves 7 de enero de 2016

Efecto dragón / Horizonte Económico / Miguel González Ibarra

  • Sacudida bursátil al inicio del año y una previsible alta volatilidad en 2016

El contagio que se genera a partir del desequilibrio económico y financiero que se presenta en un país o región, propicia una ola de incertidumbre y volatilidad que llega a afectar a toda la economía mundial. A lo largo del tiempo estos efectos de contagio se han denominado coloquialmente como efecto tequila, efecto vodka, efecto samba o efecto tango. Por su parte, a la crisis financiera originada en Estados Unidos hace ocho años, se conoce como la crisis de los derivados estructurados o la crisis “subprime”.

Actualmente, dada la importancia que adquirido la economía de China, los desequilibrios y problemas internos que afectan su desarrollo la han llevado a una fuerte desaceleración que ha provocado, a principios de este año, una fuerte sacudida en los mercados de valores de todo el mundo. Adicionalmente, propicia un clima desfavorable que tendrán que enfrentar las economías emergentes en este año.

El rápido crecimiento de China de los años pasados generó una gran desigualdad entre las distintas regiones que confirman su territorio, dando origen a un complejo mosaico de sub economías regionales. De tal manera, las provincias que experimentaron una rápida industrialización hizo crecer la demanda de energéticos y materias primas en el mundo, aparte de haber ocasionado el fuerte problema de contaminación ambiental, y dieron origen a una burbuja financiera que reventó en una abrupta contracción de su mercado de valores a finales del año pasado

Adicionalmente a la problemática financiera que amenaza a su sistema bancario, la desatención de su mercado interno ha hecho que tenga que depender de importaciones de alimentos. La decisión de frenar su expansión hacia afuera y propiciar el repunte de la producción y el consumo interno, implica una transición de un modelo basado en la inversión y la manufactura a otro de consumo y servicios, está afectando seriamente a los países que se habían convertido en sus principales proveedores de energéticos, metales y materias primas.

El efecto dragón, además, está propiciando el surgimiento de un clima de desconfianza entre los inversionistas y agentes económicos, lo cual unido al aumento reciente en las tasas de interés en Estados Unidos y la política monetaria laxa de Europa y Japón, es un factor más que recrudece la volatilidad en busca de oportunidades de mejor calidad en materia de riesgo.

Una de las regiones del mundo en donde se resentirá con mayor fuerza el efecto dragón, se estima, será en América Latina, en donde se pronostica que los países, en su conjunto, tendrán prácticamente un estancamiento económico durante este año.

En el caso de México, se resentirá el efecto dragón por su contribución a la fuerte caída del precio del petróleo, así como por una constante presión en el mercado cambiario, situación que también afectará, con mayor intensidad, a Brasil, Argentina, Venezuela, Colombia y Chile. Sin embargo, la recuperación de la economía norteamericana está permitiendo que en el país aumenten las remesas de migrantes, lo cual fortalece el consumo interno y ayuda a compensar los efectos en las reservas internacionales, mitigando los efectos desfavorables que estará propiciando el contagio de los desequilibrios de la segunda mayor economía del mundo. miggoib@unam.mx

  • Sacudida bursátil al inicio del año y una previsible alta volatilidad en 2016

El contagio que se genera a partir del desequilibrio económico y financiero que se presenta en un país o región, propicia una ola de incertidumbre y volatilidad que llega a afectar a toda la economía mundial. A lo largo del tiempo estos efectos de contagio se han denominado coloquialmente como efecto tequila, efecto vodka, efecto samba o efecto tango. Por su parte, a la crisis financiera originada en Estados Unidos hace ocho años, se conoce como la crisis de los derivados estructurados o la crisis “subprime”.

Actualmente, dada la importancia que adquirido la economía de China, los desequilibrios y problemas internos que afectan su desarrollo la han llevado a una fuerte desaceleración que ha provocado, a principios de este año, una fuerte sacudida en los mercados de valores de todo el mundo. Adicionalmente, propicia un clima desfavorable que tendrán que enfrentar las economías emergentes en este año.

El rápido crecimiento de China de los años pasados generó una gran desigualdad entre las distintas regiones que confirman su territorio, dando origen a un complejo mosaico de sub economías regionales. De tal manera, las provincias que experimentaron una rápida industrialización hizo crecer la demanda de energéticos y materias primas en el mundo, aparte de haber ocasionado el fuerte problema de contaminación ambiental, y dieron origen a una burbuja financiera que reventó en una abrupta contracción de su mercado de valores a finales del año pasado

Adicionalmente a la problemática financiera que amenaza a su sistema bancario, la desatención de su mercado interno ha hecho que tenga que depender de importaciones de alimentos. La decisión de frenar su expansión hacia afuera y propiciar el repunte de la producción y el consumo interno, implica una transición de un modelo basado en la inversión y la manufactura a otro de consumo y servicios, está afectando seriamente a los países que se habían convertido en sus principales proveedores de energéticos, metales y materias primas.

El efecto dragón, además, está propiciando el surgimiento de un clima de desconfianza entre los inversionistas y agentes económicos, lo cual unido al aumento reciente en las tasas de interés en Estados Unidos y la política monetaria laxa de Europa y Japón, es un factor más que recrudece la volatilidad en busca de oportunidades de mejor calidad en materia de riesgo.

Una de las regiones del mundo en donde se resentirá con mayor fuerza el efecto dragón, se estima, será en América Latina, en donde se pronostica que los países, en su conjunto, tendrán prácticamente un estancamiento económico durante este año.

En el caso de México, se resentirá el efecto dragón por su contribución a la fuerte caída del precio del petróleo, así como por una constante presión en el mercado cambiario, situación que también afectará, con mayor intensidad, a Brasil, Argentina, Venezuela, Colombia y Chile. Sin embargo, la recuperación de la economía norteamericana está permitiendo que en el país aumenten las remesas de migrantes, lo cual fortalece el consumo interno y ayuda a compensar los efectos en las reservas internacionales, mitigando los efectos desfavorables que estará propiciando el contagio de los desequilibrios de la segunda mayor economía del mundo. miggoib@unam.mx