/ martes 28 de febrero de 2017

El fin de los ninis

Ni trabajo, ni estudio. Esa es la realidad de muchos jóvenes de hoy.  La condición de “Nini” deriva de muy diversas causas y circunstancias. De ordinario, la falta de oportunidades de empleo suficientes puede ser el detonante, pero también la ausencia de una educación suficiente suele provocar  que un joven reúna las características adecuadas para su empleabilidad.

La falta de pertinencia de lo aprendido frente a los requerimientos de un puesto,  y la ausencia de experiencia práctica, son obstáculos que centenares de jóvenes tienen que enfrentar, en la búsqueda de una oportunidad.

Es de sobra conocido el círculo vicioso que enfrentan muchos jóvenes que cuentan con educación técnica o profesional: “No tengo empleo porque no tengo experiencia, y no tengo experiencia, porque no he tenido un empleo”.

En México, durante las últimas cuatro décadas se empezó a impulsar la vinculación educativa para acercar a los alumnos y sus profesores a las empresas y, con ello, disminuir la brecha entre dos mundos que parecen divorciados: el de la academia y el de los negocios.

La vinculación en la educación fue entregando frutos, pero sin lograr madurarlos en forma tal que lograse la plena integración de visiones, conocimientos y destrezas. Fue hasta apenas unos años, cuando esa vinculación llegaría en México a su etapa de maduración.

La Confederación Patronal de la República Mexicana y varias de las organizaciones empresariales de Alemania, y la Cámara México-Alemana se coordinaron para traer a nuestro país el modelo alemán de formación dual, que aplicado ya por décadas en la nación germana, ha dado resultados espectaculares en materia de competitividad de la economía, así como de productividad de las empresas y de los trabajadores.

El modelo dual se empezó a desarrollar  en forma experimental en empresas socias de Coparmex, de la mano con algunos organismos educativos del Gobierno Federal.  Lo relevante del proceso es que para el 2014, la Secretaria de Educación Pública otorga su reconocimiento a esta iniciativa empresarial, y la convierte en política pública, dando lugar al Modelo Mexicano de Formación Dual (MMFD).

El MMFD  combina teoría y práctica.  El estudiante y aprendiz, se empieza a desarrollar en un ambiente que detona el desarrollo de habilidades y competencias, provocando un acelerado proceso de maduración.

Para las empresas, la aplicación del modelo significa una inversión en formación. En cambio, las que lo adoptan, están abonándole a su competitividad del futuro. Están traspasando a sus cuadros de futuro, lo mejor del conocimiento de la empresa y, sobre todo, la filosofía de la misma.

Cuando los jóvenes experimentan este modelo, tienden a mantenerse estudiando y disminuye sensiblemente la deserción, por la cercanía que cada estudiante desarrolla con la actividad para la cual se prepara en la escuela. La preparación adecuada detona que las ofertas de trabajo lleguen, y con ello disminuyan las tasas de desempleo. El reto de México ahora es de escala: Que más empresas alberguen el MMFD, y muchos miles de jóvenes, sean parte de la experiencia.

Con mayor pertinencia en los contenidos y más destrezas desarrolladas, los jóvenes del MMFD  tienen mejores condiciones para su empleabilidad, combinando aprendizaje formal y contacto con la realidad. Sí estudio. Sí trabajo. Así son los jóvenes del Modelo Mexicano de Formación Dual.

Ni trabajo, ni estudio. Esa es la realidad de muchos jóvenes de hoy.  La condición de “Nini” deriva de muy diversas causas y circunstancias. De ordinario, la falta de oportunidades de empleo suficientes puede ser el detonante, pero también la ausencia de una educación suficiente suele provocar  que un joven reúna las características adecuadas para su empleabilidad.

La falta de pertinencia de lo aprendido frente a los requerimientos de un puesto,  y la ausencia de experiencia práctica, son obstáculos que centenares de jóvenes tienen que enfrentar, en la búsqueda de una oportunidad.

Es de sobra conocido el círculo vicioso que enfrentan muchos jóvenes que cuentan con educación técnica o profesional: “No tengo empleo porque no tengo experiencia, y no tengo experiencia, porque no he tenido un empleo”.

En México, durante las últimas cuatro décadas se empezó a impulsar la vinculación educativa para acercar a los alumnos y sus profesores a las empresas y, con ello, disminuir la brecha entre dos mundos que parecen divorciados: el de la academia y el de los negocios.

La vinculación en la educación fue entregando frutos, pero sin lograr madurarlos en forma tal que lograse la plena integración de visiones, conocimientos y destrezas. Fue hasta apenas unos años, cuando esa vinculación llegaría en México a su etapa de maduración.

La Confederación Patronal de la República Mexicana y varias de las organizaciones empresariales de Alemania, y la Cámara México-Alemana se coordinaron para traer a nuestro país el modelo alemán de formación dual, que aplicado ya por décadas en la nación germana, ha dado resultados espectaculares en materia de competitividad de la economía, así como de productividad de las empresas y de los trabajadores.

El modelo dual se empezó a desarrollar  en forma experimental en empresas socias de Coparmex, de la mano con algunos organismos educativos del Gobierno Federal.  Lo relevante del proceso es que para el 2014, la Secretaria de Educación Pública otorga su reconocimiento a esta iniciativa empresarial, y la convierte en política pública, dando lugar al Modelo Mexicano de Formación Dual (MMFD).

El MMFD  combina teoría y práctica.  El estudiante y aprendiz, se empieza a desarrollar en un ambiente que detona el desarrollo de habilidades y competencias, provocando un acelerado proceso de maduración.

Para las empresas, la aplicación del modelo significa una inversión en formación. En cambio, las que lo adoptan, están abonándole a su competitividad del futuro. Están traspasando a sus cuadros de futuro, lo mejor del conocimiento de la empresa y, sobre todo, la filosofía de la misma.

Cuando los jóvenes experimentan este modelo, tienden a mantenerse estudiando y disminuye sensiblemente la deserción, por la cercanía que cada estudiante desarrolla con la actividad para la cual se prepara en la escuela. La preparación adecuada detona que las ofertas de trabajo lleguen, y con ello disminuyan las tasas de desempleo. El reto de México ahora es de escala: Que más empresas alberguen el MMFD, y muchos miles de jóvenes, sean parte de la experiencia.

Con mayor pertinencia en los contenidos y más destrezas desarrolladas, los jóvenes del MMFD  tienen mejores condiciones para su empleabilidad, combinando aprendizaje formal y contacto con la realidad. Sí estudio. Sí trabajo. Así son los jóvenes del Modelo Mexicano de Formación Dual.