/ lunes 4 de enero de 2016

El motivo de la muerte de Villa / Zona de Guerra / Héctor Tenorio Muñoz

Pancho Villa no había querido recibir a la prensa desde que se instaló en la Hacienda de Canutillo (el  22 de julio de 1920), consideraba que no decía  la verdad.  Entre las razones que lo llevaron a  romper el silencio fue mejorar su imagen en la capital del país y hacerse presente en la vida pública. Aseguró tener el mayor partido político en México. “Por eso me tienen miedo, porque saben que el día que yo me lance a la lucha, ¡uy señor! ¡los aplasto!”.  Se describió ante el periodista Regino Hernández Llergo como un verdadero soldado: “Yo soy capaz de movilizar cuarenta mil hombres en cuarenta minutos.”  Esta aseveración la repitió dos veces. Según los historiadores la declaración influyó en el asesinato del militar. Me parece una conclusión apresurada.

Las dos condiciones que impuso Villa a Hernández Llergo en la ciudad de Parral fueron que escribiera la verdad y que no se tocaran asuntos políticos. Está última condición obedecía a que el militar había pactado con el presidente de la República, Álvaro Obregón, no incursionar en la política mientras durara su mandato. Aunque esto no se cumplió, ya que el general decidió hablar sobre política.

Villa calificó a Elías Calles de radical por buscar la igualdad en la sociedad. “El mundo, amigo, es una tienda de comercio, en donde hay propietarios, dependientes, consumidores y fabricantes, unos regatean el precio otros lo defienden, y así, la mitad de vivos y la otra mitad de tontos”. Dejó en claro que no se presentaría a ningún proceso electoral.

En ningún momento hizo mención sobre el asalto a Columbus (9 de marzo de 1916), estimulado porque los bancos de los Estados Unidos se quedaron con su dinero. El historiador Friedrich Katz retrata el ambiente de ese entonces. “Según informes del agente del Ministerio de Finanzas de los Estados Unidos, Cobb, Sommerfeld (hombre cercano a Villa) había entrado en relaciones con representantes de grandes empresas norteamericanas, especialmente con Hopkins, el cual tenía estrechos vínculos con las compañías petroleras. No es improbable, aunque no se puede demostrar que estas empresas también se interesaban en los planes de Sommerfeld para provocar la intervención norteamericana en México”. El general Pershing, se adentró en nuestro país para intentar capturar a Villa tras el ataque a Columbus, sin ningún éxito. El ejército  invasor abandonó la nación el día que se promulgó la Constitución de 1917, bajo la condición que no se atentara en contra de sus intereses petroleros por medio de la nueva Carta Magna.

Trece  meses después de la entrevista el 20 de julio 1923, asesinaron a Villa. En el lugar también perdieron la vida el secretario del general el coronel Miguel Trillo, una escolta y tres personas que iban pasando por el lugar.

Al día siguiente, Hernández Llergo escribió: “A mi regreso a México escribí ocho extensos capítulos, relatando mis pláticas con el general, pero quedaron en mi carnet algunas cosas que, bien por tratarse de asuntos de cierto tinte político no fueron publicados (del  día 12 al  18 de junio de 1922). Acostumbraba en la hacienda, durante las noches, escribir un diario, lo más completo posible, de lo ocurrido durante el día, pero quedó mutilado por las razones apuntadas”.

En cambio, Associated Press  puntualizó. “Entre la generalidad del público prevalece la creencia de  que Villa fue muerto por razones políticas”. Su alianza con Adolfo de la Huerta era mal vista por Obregón, quien deseaba imponer a Calles en la Presidencia con el aval norteamericano. Adolfo de la Huerta también aspiraba a sucederle. No fue la entrevista como tal, sino el apoyo político-militar que Villa comprometió a Adolfo de la Huerta, lo que determinó su asesinato. tenorio_hector@hotmail.com

Pancho Villa no había querido recibir a la prensa desde que se instaló en la Hacienda de Canutillo (el  22 de julio de 1920), consideraba que no decía  la verdad.  Entre las razones que lo llevaron a  romper el silencio fue mejorar su imagen en la capital del país y hacerse presente en la vida pública. Aseguró tener el mayor partido político en México. “Por eso me tienen miedo, porque saben que el día que yo me lance a la lucha, ¡uy señor! ¡los aplasto!”.  Se describió ante el periodista Regino Hernández Llergo como un verdadero soldado: “Yo soy capaz de movilizar cuarenta mil hombres en cuarenta minutos.”  Esta aseveración la repitió dos veces. Según los historiadores la declaración influyó en el asesinato del militar. Me parece una conclusión apresurada.

Las dos condiciones que impuso Villa a Hernández Llergo en la ciudad de Parral fueron que escribiera la verdad y que no se tocaran asuntos políticos. Está última condición obedecía a que el militar había pactado con el presidente de la República, Álvaro Obregón, no incursionar en la política mientras durara su mandato. Aunque esto no se cumplió, ya que el general decidió hablar sobre política.

Villa calificó a Elías Calles de radical por buscar la igualdad en la sociedad. “El mundo, amigo, es una tienda de comercio, en donde hay propietarios, dependientes, consumidores y fabricantes, unos regatean el precio otros lo defienden, y así, la mitad de vivos y la otra mitad de tontos”. Dejó en claro que no se presentaría a ningún proceso electoral.

En ningún momento hizo mención sobre el asalto a Columbus (9 de marzo de 1916), estimulado porque los bancos de los Estados Unidos se quedaron con su dinero. El historiador Friedrich Katz retrata el ambiente de ese entonces. “Según informes del agente del Ministerio de Finanzas de los Estados Unidos, Cobb, Sommerfeld (hombre cercano a Villa) había entrado en relaciones con representantes de grandes empresas norteamericanas, especialmente con Hopkins, el cual tenía estrechos vínculos con las compañías petroleras. No es improbable, aunque no se puede demostrar que estas empresas también se interesaban en los planes de Sommerfeld para provocar la intervención norteamericana en México”. El general Pershing, se adentró en nuestro país para intentar capturar a Villa tras el ataque a Columbus, sin ningún éxito. El ejército  invasor abandonó la nación el día que se promulgó la Constitución de 1917, bajo la condición que no se atentara en contra de sus intereses petroleros por medio de la nueva Carta Magna.

Trece  meses después de la entrevista el 20 de julio 1923, asesinaron a Villa. En el lugar también perdieron la vida el secretario del general el coronel Miguel Trillo, una escolta y tres personas que iban pasando por el lugar.

Al día siguiente, Hernández Llergo escribió: “A mi regreso a México escribí ocho extensos capítulos, relatando mis pláticas con el general, pero quedaron en mi carnet algunas cosas que, bien por tratarse de asuntos de cierto tinte político no fueron publicados (del  día 12 al  18 de junio de 1922). Acostumbraba en la hacienda, durante las noches, escribir un diario, lo más completo posible, de lo ocurrido durante el día, pero quedó mutilado por las razones apuntadas”.

En cambio, Associated Press  puntualizó. “Entre la generalidad del público prevalece la creencia de  que Villa fue muerto por razones políticas”. Su alianza con Adolfo de la Huerta era mal vista por Obregón, quien deseaba imponer a Calles en la Presidencia con el aval norteamericano. Adolfo de la Huerta también aspiraba a sucederle. No fue la entrevista como tal, sino el apoyo político-militar que Villa comprometió a Adolfo de la Huerta, lo que determinó su asesinato. tenorio_hector@hotmail.com

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