/ miércoles 6 de enero de 2016

Entre enseñar a pescar y regalar pescados / Agenda Ciudadana / Rebecca Arenas

La democracia en el mundo se ha venido transformando en las últimas décadas, pasando del mero arribo al poder de gobiernos emanados de elecciones transparentes y legales, a un esquema en donde se agrega a lo anterior, demandas de participación ciudadana en los asuntos públicos, y el reconocimiento a nuevos derechos como el acceso a la información, la transparencia, la demanda de rendición de cuentas, entre otros.

Es decir, si antes la sociedad sólo exigía que su voto contara y se respetara, ahora esta misma sociedad demanda nuevos beneficios, como son el pleno acceso al bienestar social o una mayor influencia en la definición de las políticas públicas que lleva a cabo el Gobierno.

Aunque la democracia siempre se ha asociado con la participación ciudadana, ésta verdaderamente cobró importancia cuando, a pesar de contar con un sistema democrático, las sociedades de muchos países, incluido el nuestro, empezaron a sentirse insatisfechas con los pobres resultados de la democracia, cuyo altísimo costo, en el caso de nuestro país, es una afrenta, considerando los millones de mexicanos pobres, que apenas tienen para mal comer cada día.

Las causas de esta desilusión por la democracia, las podemos enlistar sin ningún problema: El incumplimiento por parte del gobierno de los principios de igualdad y libertad; el desprestigio de la clase política por anteponer sus intereses personales o de grupo, por sobre los intereses de los votantes; congresos locales y federales desvinculados de la ciudadanía que los eligió; la presión de grupos facticos al Legislativo para la preservación de sus privilegios y canonjías; la falta de representatividad de los partidos políticos; el monopolio de la política que ejercen los partidos políticos, cerrados los más de ellos, a la democracia interna; la política mercadotécnica que impera, costosa y carente de propuestas; un Estado debilitado ante los efectos de la globalización, y podríamos seguir pero tenemos poco espacio.

En la búsqueda de respuestas a esta crisis de gran calado, los estudiosos de la Ciencia Política y demás grupos interdisciplinarios, introdujeron el concepto de la democracia ampliada o democracia ciudadana, que más allá del sufragio, introduce nuevos derechos al ciudadano de a pie, y la posibilidad de crear un nuevo diálogo entre los ciudadanos y el Gobierno.

Hoy por hoy, la percepción de democracia verdadera involucra: el derecho a recibir y difundir información, el derecho a la participación política, y el derecho a tener un gobierno transparente, entre otros. Desde una perspectiva más amplia, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) establece el concepto de ciudadanía integral, el cual implica que los ciudadanos puedan ejercer sin límites sus derechos civiles, sociales y políticos. Un régimen que asegure estos tres tipos de derechos a su sociedad, ya no es una democracia electoral, sino una democracia de ciudadanía.

Como vemos, es fundamental empezar a pensar, en serio, en mecanismos de participación ciudadana que garanticen la participación de la gente en el diseño y seguimiento del ejercicio de gobierno, para acotar excesos; para que no se sigan “cocinando entuertos en lo oscurito”, y para fijar y aplicar sanciones al abuso del poder público en perjuicio de la ciudadanía.

En los últimos años el Congreso ha aprobado leyes y programas que establecen nuevos mecanismos de participación, el reto ahora está, en que a la par de esos nuevos espacios, se construya una nueva cultura de participación. Lo que solo será posible en un marco de sociedades vivas, fortalecidas, en el marco de un tejido social restaurado y deseoso de participar porque se siente socio de la democracia y beneficiario de ella.

Pronto estaremos inmersos en un mundo de propuestas electorales, las más de las cuales no pasaran del nivel epitelial. Impulsar la cultura de participación ciudadana, debiera ser uno de los principales compromisos de quien aspire a gobernar a los veracruzanos. Se trata de que el ciudadano aprenda a pescar y no que reciba pescados cada vez que hay elecciones. rayarenas@gmail.com

La democracia en el mundo se ha venido transformando en las últimas décadas, pasando del mero arribo al poder de gobiernos emanados de elecciones transparentes y legales, a un esquema en donde se agrega a lo anterior, demandas de participación ciudadana en los asuntos públicos, y el reconocimiento a nuevos derechos como el acceso a la información, la transparencia, la demanda de rendición de cuentas, entre otros.

Es decir, si antes la sociedad sólo exigía que su voto contara y se respetara, ahora esta misma sociedad demanda nuevos beneficios, como son el pleno acceso al bienestar social o una mayor influencia en la definición de las políticas públicas que lleva a cabo el Gobierno.

Aunque la democracia siempre se ha asociado con la participación ciudadana, ésta verdaderamente cobró importancia cuando, a pesar de contar con un sistema democrático, las sociedades de muchos países, incluido el nuestro, empezaron a sentirse insatisfechas con los pobres resultados de la democracia, cuyo altísimo costo, en el caso de nuestro país, es una afrenta, considerando los millones de mexicanos pobres, que apenas tienen para mal comer cada día.

Las causas de esta desilusión por la democracia, las podemos enlistar sin ningún problema: El incumplimiento por parte del gobierno de los principios de igualdad y libertad; el desprestigio de la clase política por anteponer sus intereses personales o de grupo, por sobre los intereses de los votantes; congresos locales y federales desvinculados de la ciudadanía que los eligió; la presión de grupos facticos al Legislativo para la preservación de sus privilegios y canonjías; la falta de representatividad de los partidos políticos; el monopolio de la política que ejercen los partidos políticos, cerrados los más de ellos, a la democracia interna; la política mercadotécnica que impera, costosa y carente de propuestas; un Estado debilitado ante los efectos de la globalización, y podríamos seguir pero tenemos poco espacio.

En la búsqueda de respuestas a esta crisis de gran calado, los estudiosos de la Ciencia Política y demás grupos interdisciplinarios, introdujeron el concepto de la democracia ampliada o democracia ciudadana, que más allá del sufragio, introduce nuevos derechos al ciudadano de a pie, y la posibilidad de crear un nuevo diálogo entre los ciudadanos y el Gobierno.

Hoy por hoy, la percepción de democracia verdadera involucra: el derecho a recibir y difundir información, el derecho a la participación política, y el derecho a tener un gobierno transparente, entre otros. Desde una perspectiva más amplia, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) establece el concepto de ciudadanía integral, el cual implica que los ciudadanos puedan ejercer sin límites sus derechos civiles, sociales y políticos. Un régimen que asegure estos tres tipos de derechos a su sociedad, ya no es una democracia electoral, sino una democracia de ciudadanía.

Como vemos, es fundamental empezar a pensar, en serio, en mecanismos de participación ciudadana que garanticen la participación de la gente en el diseño y seguimiento del ejercicio de gobierno, para acotar excesos; para que no se sigan “cocinando entuertos en lo oscurito”, y para fijar y aplicar sanciones al abuso del poder público en perjuicio de la ciudadanía.

En los últimos años el Congreso ha aprobado leyes y programas que establecen nuevos mecanismos de participación, el reto ahora está, en que a la par de esos nuevos espacios, se construya una nueva cultura de participación. Lo que solo será posible en un marco de sociedades vivas, fortalecidas, en el marco de un tejido social restaurado y deseoso de participar porque se siente socio de la democracia y beneficiario de ella.

Pronto estaremos inmersos en un mundo de propuestas electorales, las más de las cuales no pasaran del nivel epitelial. Impulsar la cultura de participación ciudadana, debiera ser uno de los principales compromisos de quien aspire a gobernar a los veracruzanos. Se trata de que el ciudadano aprenda a pescar y no que reciba pescados cada vez que hay elecciones. rayarenas@gmail.com