/ martes 15 de noviembre de 2016

Estados Unidos. Qué hacer

Un reconocimiento a Pilar Ferreira por su profesionalismo

  • Rosamaría Villarello Reza

A una semana de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, son impresionantes las reacciones mundiales en torno a los resultados. Las diferentes opiniones vertidas, con diferentes interpretaciones de las cuales no se puede descartar ninguna, suman una serie de factores que se deberán seguir analizando. De lo que no estoy segura es si a corto plazo tengamos la capacidad de entender realmente lo que pasó.

En este espacio, como muchos otros “opinólogos” nos pronunciamos reiteradamente en favor de Hillary Clinton. En el caso de quien esto escribe, las encuestas y la mayoría de los pronósticos no fueron la base para dar por sentado de que se elegiría a la primera mujer, sino en lo políticamente correcto. De hecho, el voto popular sí se decidió por ella. Me quedo con que los resultados y los de tantos que no ejercieron su voto, los de los respectivos delegados, más el FBI, fueron determinantes en su derrota como declaró la propia ex candidata.

Ante lo consumado, todos los países tendrán que redefinir sus estrategias, sobre todo, porque las campañas y los resultados en las elecciones de Estados Unidos no son la excepción de lo que se esperaba. Por lo tanto, se reconfigura un nuevo ciclo mundial.

En México el “voto” (si se puede decir así) general se inclinó por la ex secretaria de Estado, sobre todo frente a lo que se consideró un error del Gobierno Federal al invitar al hoy Presidente Electo de Estados Unidos. El hecho de que Donald Trump haya sido elegido, con más razón se debe insistir en que se replantee una política exterior de Estado y no solo actividades aisladas como se ha insistido en diferentes foros académicos y políticos a través de personalidades de prestigio y testigos directos de la falta de una estrategia definida en la relación bilateral.

Incluso, en la conformación de grupos de trabajo, que permitan reforzar los principios y políticas públicas a definir en lo que resta del actual periodo presidencial. ¿Qué se hará frente a la aceptación legal de consumo de drogas en algunos estados de la Unión Americana? ¿El TLC? ¿El Acuerdo Transpacífico TPP? ¿La migración?

Si hace un poco más de una semana dábamos por hecho que el tema de la política exterior tendría que reforzarse, cuantimás ahora. Se tendrá que ser objetivo y tener la cabeza muy fría para decidir quiénes dirigirán las negociaciones con el equipo de Trump, lo que influirá definitivamente para la definición de candidatos mexicanos para el 2018 y por supuesto, para quien alcance la Presidencia.

La política es voluntariosa y con los reacomodos y la nueva realidad, se han comenzado a encontrar virtudes en el próximo inquilino de la Casa Blanca: “muera el rey, viva el rey”. No hay que olvidar que los poderes fácticos estadunidenses como las cámaras, las grandes empresas y los grupos de poder, comenzarán a condicionar una política acorde a sus intereses mundiales, regionales y bilaterales. Así también, las manifestaciones de los “indignados” americanos pueden ser anecdóticas, pero se contraponen a la otra mitad, lo cual los ha distanciado.

Un reconocimiento a Pilar Ferreira por su profesionalismo

  • Rosamaría Villarello Reza

A una semana de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, son impresionantes las reacciones mundiales en torno a los resultados. Las diferentes opiniones vertidas, con diferentes interpretaciones de las cuales no se puede descartar ninguna, suman una serie de factores que se deberán seguir analizando. De lo que no estoy segura es si a corto plazo tengamos la capacidad de entender realmente lo que pasó.

En este espacio, como muchos otros “opinólogos” nos pronunciamos reiteradamente en favor de Hillary Clinton. En el caso de quien esto escribe, las encuestas y la mayoría de los pronósticos no fueron la base para dar por sentado de que se elegiría a la primera mujer, sino en lo políticamente correcto. De hecho, el voto popular sí se decidió por ella. Me quedo con que los resultados y los de tantos que no ejercieron su voto, los de los respectivos delegados, más el FBI, fueron determinantes en su derrota como declaró la propia ex candidata.

Ante lo consumado, todos los países tendrán que redefinir sus estrategias, sobre todo, porque las campañas y los resultados en las elecciones de Estados Unidos no son la excepción de lo que se esperaba. Por lo tanto, se reconfigura un nuevo ciclo mundial.

En México el “voto” (si se puede decir así) general se inclinó por la ex secretaria de Estado, sobre todo frente a lo que se consideró un error del Gobierno Federal al invitar al hoy Presidente Electo de Estados Unidos. El hecho de que Donald Trump haya sido elegido, con más razón se debe insistir en que se replantee una política exterior de Estado y no solo actividades aisladas como se ha insistido en diferentes foros académicos y políticos a través de personalidades de prestigio y testigos directos de la falta de una estrategia definida en la relación bilateral.

Incluso, en la conformación de grupos de trabajo, que permitan reforzar los principios y políticas públicas a definir en lo que resta del actual periodo presidencial. ¿Qué se hará frente a la aceptación legal de consumo de drogas en algunos estados de la Unión Americana? ¿El TLC? ¿El Acuerdo Transpacífico TPP? ¿La migración?

Si hace un poco más de una semana dábamos por hecho que el tema de la política exterior tendría que reforzarse, cuantimás ahora. Se tendrá que ser objetivo y tener la cabeza muy fría para decidir quiénes dirigirán las negociaciones con el equipo de Trump, lo que influirá definitivamente para la definición de candidatos mexicanos para el 2018 y por supuesto, para quien alcance la Presidencia.

La política es voluntariosa y con los reacomodos y la nueva realidad, se han comenzado a encontrar virtudes en el próximo inquilino de la Casa Blanca: “muera el rey, viva el rey”. No hay que olvidar que los poderes fácticos estadunidenses como las cámaras, las grandes empresas y los grupos de poder, comenzarán a condicionar una política acorde a sus intereses mundiales, regionales y bilaterales. Así también, las manifestaciones de los “indignados” americanos pueden ser anecdóticas, pero se contraponen a la otra mitad, lo cual los ha distanciado.