/ jueves 8 de octubre de 2015

Heil Trump/ Héctor Luna de la Vega

Hace años Plutarco, de origen griego, desarrolló un ejercicio con 48 biografías de las cuales 22 pares corresponden a Vidas Paralelas. Incluyó la posición de un personaje griego con otro romano, extrayendo el carácter moral de ambos antes de la narración de los acontecimientos políticos de su época. Ahora es posible contrastar y cohesionar dos vidas concatenadas alrededor del odio racial: Adolfo Hitler y Donald Trump.

Hitler nació en una población austriaca en una familia de clase media-baja en ascenso y Donald Trump, nieto de migrantes alemanes, nació en Queens, Nueva York, en una familia media-acomodada dedicada a los bienes raíces. Los dos se caracterizan por contar con personalidades protagónicas, soberbias, antagónicas, de poca tolerancia a la frustración, combatientes de las corrientes socialistas y poseedores de una alta xenofobia (xeno-extranjero; fobia-rechazo).

Al finalizar la Primera Guerra Mundial al no contar Hitler con dinero ni amigos o familiares influyentes pero ya con convicciones, decidió continuar en el Ejército marcándose su desarrollo hacia una temprana actividad política. Inicialmente participó en el partido Obrero Alemán de signo nacionalista, rebautizado partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo, denominado abreviadamente como partido Nazi; su doctrina era de odio racial y desprecio por la democracia.

Donald Trump ha contribuido a las candidaturas, tanto de republicanos como de demócratas. Ha pretendido gobernar Nueva York y participó en la candidatura presidencial del Partido de la Reforma, ganando las primarias en California. Una encuesta de 2011 lo puso como líder para la candidatura republicana posicionándose a pocos puntos de Barak Obama, y en 2015 confirmó su precandidatura por el Partido Republicano.

Tanto el uno como el otro, en el recorrer de sus aspiraciones políticas, fueron denostados y objeto de burla por su imposibilidad real de lograr el triunfo electoral. Hitler fue sentenciado a 5 años de prisión como líder de un intento de golpe de Estado y durante su condena redactó el texto “Mi Lucha”. Después consiguió atraer el voto de millones de ciudadanos, al prometer reconstruir una Alemania fuerte, sustentada en la superioridad racial de los alemanes.

Trump hace comentarios despectivos hacia México y los inmigrantes, calificándonos de “corruptos, delincuentes y violadores”, señalando su deseo de construir un muro entre las fronteras de Estados Unidos y México, ofreciendo así mismo la deportación de 11 millones de hispanos y evitar la nacionalidad de hijos de mujeres inmigrantes nacidos en EU.

Es preocupante observar como personalidades inmersas en un acto radicalismo tienen alto nivel de preferencias de sus sociedades a la manera de una “mayoría silenciosa”, expresando sin reservas sus profundas y oscuras emociones de odio; en el estado de Alabama tradicionalmente de mayoría de afroamericanos, tiene un alto puntaje Trump por la suma del segmento discriminador de blancos.

El motivo de un rechazo étnico ha conducido al menosprecio de los observadores de los procesos electorales, no obstante la fuerza del repudio de la “mayoría silenciosa”, potenció el repunte de Adolfo Hitler en su momento y dinamiza las preferencias de Trump en el presente. Por su paralelismo de mentalidades, de sueños de grandeza y constructores de odios, esperamos no expresar en corto tiempo al saludar al próximo presidente de EU diciendo; Heil Trump. hectorluna@cablevision.net.mx

Hace años Plutarco, de origen griego, desarrolló un ejercicio con 48 biografías de las cuales 22 pares corresponden a Vidas Paralelas. Incluyó la posición de un personaje griego con otro romano, extrayendo el carácter moral de ambos antes de la narración de los acontecimientos políticos de su época. Ahora es posible contrastar y cohesionar dos vidas concatenadas alrededor del odio racial: Adolfo Hitler y Donald Trump.

Hitler nació en una población austriaca en una familia de clase media-baja en ascenso y Donald Trump, nieto de migrantes alemanes, nació en Queens, Nueva York, en una familia media-acomodada dedicada a los bienes raíces. Los dos se caracterizan por contar con personalidades protagónicas, soberbias, antagónicas, de poca tolerancia a la frustración, combatientes de las corrientes socialistas y poseedores de una alta xenofobia (xeno-extranjero; fobia-rechazo).

Al finalizar la Primera Guerra Mundial al no contar Hitler con dinero ni amigos o familiares influyentes pero ya con convicciones, decidió continuar en el Ejército marcándose su desarrollo hacia una temprana actividad política. Inicialmente participó en el partido Obrero Alemán de signo nacionalista, rebautizado partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo, denominado abreviadamente como partido Nazi; su doctrina era de odio racial y desprecio por la democracia.

Donald Trump ha contribuido a las candidaturas, tanto de republicanos como de demócratas. Ha pretendido gobernar Nueva York y participó en la candidatura presidencial del Partido de la Reforma, ganando las primarias en California. Una encuesta de 2011 lo puso como líder para la candidatura republicana posicionándose a pocos puntos de Barak Obama, y en 2015 confirmó su precandidatura por el Partido Republicano.

Tanto el uno como el otro, en el recorrer de sus aspiraciones políticas, fueron denostados y objeto de burla por su imposibilidad real de lograr el triunfo electoral. Hitler fue sentenciado a 5 años de prisión como líder de un intento de golpe de Estado y durante su condena redactó el texto “Mi Lucha”. Después consiguió atraer el voto de millones de ciudadanos, al prometer reconstruir una Alemania fuerte, sustentada en la superioridad racial de los alemanes.

Trump hace comentarios despectivos hacia México y los inmigrantes, calificándonos de “corruptos, delincuentes y violadores”, señalando su deseo de construir un muro entre las fronteras de Estados Unidos y México, ofreciendo así mismo la deportación de 11 millones de hispanos y evitar la nacionalidad de hijos de mujeres inmigrantes nacidos en EU.

Es preocupante observar como personalidades inmersas en un acto radicalismo tienen alto nivel de preferencias de sus sociedades a la manera de una “mayoría silenciosa”, expresando sin reservas sus profundas y oscuras emociones de odio; en el estado de Alabama tradicionalmente de mayoría de afroamericanos, tiene un alto puntaje Trump por la suma del segmento discriminador de blancos.

El motivo de un rechazo étnico ha conducido al menosprecio de los observadores de los procesos electorales, no obstante la fuerza del repudio de la “mayoría silenciosa”, potenció el repunte de Adolfo Hitler en su momento y dinamiza las preferencias de Trump en el presente. Por su paralelismo de mentalidades, de sueños de grandeza y constructores de odios, esperamos no expresar en corto tiempo al saludar al próximo presidente de EU diciendo; Heil Trump. hectorluna@cablevision.net.mx