/ jueves 18 de agosto de 2016

Horizonte Económico

  • Miguel González Ibarra
  • Libre Comercio en riesgo
  • Propuestas proteccionistas y nacionalistas obstaculizarían el ingreso a la cuarta revolución industrial

La superación de la crisis financiera de finales de la década pasada y durante los primeros años de la recuperación de la recesión en que cayó la economía mundial, requirió de una estrecha colaboración de todos los países para coordinar sus medidas y políticas económicas.

Sin embargo, a medida que avanzaba el tiempo y disminuía la amenaza de una fractura del sistema financiero y de una paralización de la economía y del comercio mundial; cada país comenzó a priorizar la atención de sus retos internos, al mismo tiempo que el aumento del desempleo daba  pie al surgimiento de tendencias proteccionistas. De inmediato, organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, la Organización Mundial del Comercio y el Banco Mundial advirtieron de la amenaza de un proteccionismo que tendería a restringir el libre comercio, así como sobre las graves consecuencias contraccionistas económicas que acarrearía.

El libre comercio fue una política que se adoptó y promovió en Inglaterra en el siglo XIX, después de una dura batalla política en el parlamento que libraron los liberales y los conservadores terratenientes. El principal promotor del libre cambio en la isla británica, consiguió que Francia, en los tiempos de Napoleón III, redujera también sus barreras arancelarias gracias al acuerdo Cobden-Chevalier, lo que generó que el desarme arancelario se extendiera a todo el continente.

A partir de entonces, Europa inició un crecimiento económico que arrojó ganadores y perdedores, mientras que Estados Unidos no adoptó, en ese tiempo. el libre comercio, manteniendo  un fuerte proteccionismo para su sector agropecuario. No fue sino hasta segunda mitad del siglo XX que en Norteamérica se comenzó a liberalizar el comercio. De esta manera, se dio un fuerte impulso a la mundialización económica y a la creación de un mercado mundial.

No obstante, al igual que después de la depresión de los años treinta en que surgieron políticas proteccionistas, el mundo enfrenta, actualmente, nuevos riesgos para el libre comercio. Desde las propuestas  de denunciar el Tratado de Libre Comercio del Norte de América (TELECAN) y del cierre de la frontera para impedir la movilidad de la mano de obra por parte del candidato presidencial republicano Trump, hasta las propuestas nacionalistas que condujeron a la salida del Reino Unido de la Unión Europea (Brexit), pasando por las políticas populistas como las que mantiene Venezuela: el mundo enfrenta el sombrío panorama del regreso del proteccionismo.

Ante la perspectivas del inicio de la cuarta revolución industrial, en un mundo cada vez más interconectándose e integrado económicamente, las alternativas nacionalistas y proteccionistas solo conducirán al rezago de los países que las adopten, lo que los rezagará del futuro que ofrece el siglo XXI.

Las reformas estructurales que ha emprendido México son medidas que permiten preparar al país para poder ingresar en situación ventajosa a la cuarta revolución industrial que será el distintivo de este siglo. Sin embargo, las fuerzas conservadores y los intereses de los grupos que ven afectados sus intereses, están oponiendo una dura resistencia para protegerse del cambio y obstaculizando la modernización del país. miggoib@unam.mx

  • Miguel González Ibarra
  • Libre Comercio en riesgo
  • Propuestas proteccionistas y nacionalistas obstaculizarían el ingreso a la cuarta revolución industrial

La superación de la crisis financiera de finales de la década pasada y durante los primeros años de la recuperación de la recesión en que cayó la economía mundial, requirió de una estrecha colaboración de todos los países para coordinar sus medidas y políticas económicas.

Sin embargo, a medida que avanzaba el tiempo y disminuía la amenaza de una fractura del sistema financiero y de una paralización de la economía y del comercio mundial; cada país comenzó a priorizar la atención de sus retos internos, al mismo tiempo que el aumento del desempleo daba  pie al surgimiento de tendencias proteccionistas. De inmediato, organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, la Organización Mundial del Comercio y el Banco Mundial advirtieron de la amenaza de un proteccionismo que tendería a restringir el libre comercio, así como sobre las graves consecuencias contraccionistas económicas que acarrearía.

El libre comercio fue una política que se adoptó y promovió en Inglaterra en el siglo XIX, después de una dura batalla política en el parlamento que libraron los liberales y los conservadores terratenientes. El principal promotor del libre cambio en la isla británica, consiguió que Francia, en los tiempos de Napoleón III, redujera también sus barreras arancelarias gracias al acuerdo Cobden-Chevalier, lo que generó que el desarme arancelario se extendiera a todo el continente.

A partir de entonces, Europa inició un crecimiento económico que arrojó ganadores y perdedores, mientras que Estados Unidos no adoptó, en ese tiempo. el libre comercio, manteniendo  un fuerte proteccionismo para su sector agropecuario. No fue sino hasta segunda mitad del siglo XX que en Norteamérica se comenzó a liberalizar el comercio. De esta manera, se dio un fuerte impulso a la mundialización económica y a la creación de un mercado mundial.

No obstante, al igual que después de la depresión de los años treinta en que surgieron políticas proteccionistas, el mundo enfrenta, actualmente, nuevos riesgos para el libre comercio. Desde las propuestas  de denunciar el Tratado de Libre Comercio del Norte de América (TELECAN) y del cierre de la frontera para impedir la movilidad de la mano de obra por parte del candidato presidencial republicano Trump, hasta las propuestas nacionalistas que condujeron a la salida del Reino Unido de la Unión Europea (Brexit), pasando por las políticas populistas como las que mantiene Venezuela: el mundo enfrenta el sombrío panorama del regreso del proteccionismo.

Ante la perspectivas del inicio de la cuarta revolución industrial, en un mundo cada vez más interconectándose e integrado económicamente, las alternativas nacionalistas y proteccionistas solo conducirán al rezago de los países que las adopten, lo que los rezagará del futuro que ofrece el siglo XXI.

Las reformas estructurales que ha emprendido México son medidas que permiten preparar al país para poder ingresar en situación ventajosa a la cuarta revolución industrial que será el distintivo de este siglo. Sin embargo, las fuerzas conservadores y los intereses de los grupos que ven afectados sus intereses, están oponiendo una dura resistencia para protegerse del cambio y obstaculizando la modernización del país. miggoib@unam.mx