/ sábado 17 de junio de 2017

Ideas en el tiempo

Durante la semana pasada me llegó una imagen a través de las redes sociales sobre una conferencia esotérica. Invitaban al público a hablar sobre los “OVNIS” y los extraterrestres y cómo eso tenía relación con Dios y con nuestra vida. Yo la compartí con mis amigos y hubo todo tipo de reacciones. No tengo idea de dónde provino la imagen, ni tampoco si es algo reciente. A la par de eso, alguien hizo alusión a los temas esotéricos en nuestro país y a los amantes de ello. Y en una de tantas menciones, alguien refirió a cierto político que gobernó un lugar en nuestro país y que hace más de 20 años propuso la meditación como método de combatir el estrés y la criminalidad y el Yoga como parte de las actividades de desarrollo personal para los jóvenes. Fue ciertamente criticado por sus ideas “exóticas y esotéricas”. La sociedad no entendió mucho de estas cosas y se burló, porque no estaban imbuidas en nuestra cultura y tampoco en nuestra idiosincrasia.

Sin embargo, en lo personal estoy totalmente convencido que la meditación y el Yoga pueden tener enormes beneficios para la persona, la sociedad y el país. Y no estoy diciendo que tenemos que creer en los “OVNIS” o en los extraterrestres. Simplemente pienso que hace 25 años, proponer la meditación como política de desarrollo personal era demasiado arriesgado y la sociedad lo criticó fuertemente. Pero hoy en día, si alguien propone hacer Yoga en un parque un fin de semana y meditar, sería bien recibido.

El famoso escrito Víctor Hugo afirmaba que “no hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo”. Y es cierto. Pienso en muchas de las ideologías y políticas en el mundo y todas ellas han sido poderosas porque les llegó su tiempo. Hace no demasiados años fue –por ejemplo- el comunismo y la idea creció a tal grado que la mitad del mundo creía firmemente en ello. Antes de eso, por ejemplo, en Alemania, los Nazis se hicieron con el poder porque en aquella sociedad, a esas ideas, les había llegado su tiempo.

Los países y sus habitantes están hechos de ideas (a las que le llega su tiempo). Hace 25 años nadie hubiese creído que la meditación y el Yoga fuesen cosa seria como para proponerlos a la sociedad como métodos de desarrollo personal, la idea no era de su tiempo y aquél gobernador se adelantó al momento (quizá yo hubiese hecho lo mismo y también lo hubiese propuesto).

Si lo que dice Víctor Hugo es cierto y no hay nada más poderoso que esto, debemos hacer una pausa y pensar claramente cuáles son las ideas de hoy a las que les ha llegado su tiempo y que han florecido en nuestro país y en el mundo. ¿Es tiempo de las ideas y la retórica nacionalista, proteccionista, anti-globalización y xenofóbica? ¿Es momento de poner en duda a las instituciones supranacionales y abandonar los acuerdos para hacer del planeta un mundo mejor? ¿Es momento de mandar “al diablo” al sistema político –sea del país que sea- y elegir a gobernantes “anti-sistema”? Pero la pregunta no es esa, sino la conveniencia de darle rienda suelta a ideas que, aunque poderosas, quizá no son las mejores. Tomemos el tiempo de quedarnos con las ideas buenas y desechar las malas, por más fuertes que estas sean o por más complicado que parezca discernirlas. @fedeling

Durante la semana pasada me llegó una imagen a través de las redes sociales sobre una conferencia esotérica. Invitaban al público a hablar sobre los “OVNIS” y los extraterrestres y cómo eso tenía relación con Dios y con nuestra vida. Yo la compartí con mis amigos y hubo todo tipo de reacciones. No tengo idea de dónde provino la imagen, ni tampoco si es algo reciente. A la par de eso, alguien hizo alusión a los temas esotéricos en nuestro país y a los amantes de ello. Y en una de tantas menciones, alguien refirió a cierto político que gobernó un lugar en nuestro país y que hace más de 20 años propuso la meditación como método de combatir el estrés y la criminalidad y el Yoga como parte de las actividades de desarrollo personal para los jóvenes. Fue ciertamente criticado por sus ideas “exóticas y esotéricas”. La sociedad no entendió mucho de estas cosas y se burló, porque no estaban imbuidas en nuestra cultura y tampoco en nuestra idiosincrasia.

Sin embargo, en lo personal estoy totalmente convencido que la meditación y el Yoga pueden tener enormes beneficios para la persona, la sociedad y el país. Y no estoy diciendo que tenemos que creer en los “OVNIS” o en los extraterrestres. Simplemente pienso que hace 25 años, proponer la meditación como política de desarrollo personal era demasiado arriesgado y la sociedad lo criticó fuertemente. Pero hoy en día, si alguien propone hacer Yoga en un parque un fin de semana y meditar, sería bien recibido.

El famoso escrito Víctor Hugo afirmaba que “no hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo”. Y es cierto. Pienso en muchas de las ideologías y políticas en el mundo y todas ellas han sido poderosas porque les llegó su tiempo. Hace no demasiados años fue –por ejemplo- el comunismo y la idea creció a tal grado que la mitad del mundo creía firmemente en ello. Antes de eso, por ejemplo, en Alemania, los Nazis se hicieron con el poder porque en aquella sociedad, a esas ideas, les había llegado su tiempo.

Los países y sus habitantes están hechos de ideas (a las que le llega su tiempo). Hace 25 años nadie hubiese creído que la meditación y el Yoga fuesen cosa seria como para proponerlos a la sociedad como métodos de desarrollo personal, la idea no era de su tiempo y aquél gobernador se adelantó al momento (quizá yo hubiese hecho lo mismo y también lo hubiese propuesto).

Si lo que dice Víctor Hugo es cierto y no hay nada más poderoso que esto, debemos hacer una pausa y pensar claramente cuáles son las ideas de hoy a las que les ha llegado su tiempo y que han florecido en nuestro país y en el mundo. ¿Es tiempo de las ideas y la retórica nacionalista, proteccionista, anti-globalización y xenofóbica? ¿Es momento de poner en duda a las instituciones supranacionales y abandonar los acuerdos para hacer del planeta un mundo mejor? ¿Es momento de mandar “al diablo” al sistema político –sea del país que sea- y elegir a gobernantes “anti-sistema”? Pero la pregunta no es esa, sino la conveniencia de darle rienda suelta a ideas que, aunque poderosas, quizá no son las mejores. Tomemos el tiempo de quedarnos con las ideas buenas y desechar las malas, por más fuertes que estas sean o por más complicado que parezca discernirlas. @fedeling