/ viernes 8 de septiembre de 2017

Imbécil moral

Conforme transcurre el funesto mandato de Donald Trump más fehacientemente queda demostrado que es un imbécil moral. Y llamarlo así no es un insulto sino usar un término médico que corresponde a los rasgos de su personalidad sicopática

El imbécil moral o sicópata no distingue entre el bien y el mal y de eso, el señor del peinado indescriptible ha abundado en ejemplos. Por ejemplo, Trump indultó al xenófobo alguacil Joe Arpaio, quien ha causado la muerte de cientos de inmigrantes a los que ha torturado, vejado y perseguido solamente por su aspecto. Sin ambages, Trump calificó a esta bestia asesina como “un héroe que ha servido patrióticamente a su país” y le concedió el perdón pasándose la ley por el Arco del Triunfo.

El mandatario vecino odia a los mexicanos. Desde su campaña no ha hecho otra cosa que ver cómo fastidia a México: insultos terribles, un muro infranqueable que debemos pagar, la persecución sin tregua de los morenitos, su intención de terminar con el Tratado de Libre Comercio, su orden de dejar sin recursos federales a las ciudades santuario y, la más reciente: el haber cancelado el DACA. Como en la época de los emperadores romanos, para satisfacer a su turba resentida, arroja a los mexicanos a los leones.

Un criminal como Arpaio es digno de su perdón y la ley sale sobrando, pero para robarles su futuro a los dreamers, es muy respetuoso de ella y ha puesto en manos del congreso el destino de estos jóvenes que no conocen otro país que Estados Unidos, ahí han crecido, se han educado y gracias a la generosidad del presidente Obama, se han formado como ciudadanos de bien, que contribuyen con su talento, su trabajo y sus impuestos al crecimiento y a la cultura de su país, porque son estadounidenses, aunque Trump los desprecie. La doble moral es otro rasgo del imbécil moral.

Alguien como Trump que conduce (al desastre) el rumbo del país más poderoso del mundo, dice “amar “ a los dreamers. Una de los rasgos primordiales de la personalidad sicopática es la incapacidad de amar. El imbécil moralno conoce la empatía, solamente está con la gente que le sirve a sus fines, la utiliza y sin piedad, la desecha en cuanto ya no le es útil. No conoce la lealtad, su única escala de valores es la conveniencia, por eso solamente gobierna para darle gusto a sus electores llenos de odio contra los que son diferentes.

Ante la tragedia de “responsabilidades de los dos bandos” ante una realidad que mostraba cómo un auto embistió a los manifestantes pacíficos. El lunes siguiente, la Casa Blanca salió a enmendarle la plana y divulgó una condena expresa del presidente a grupos como el Ku Klux Klan (KKK) y a los neonazis”. Pero el martes, él solito se encargó de complicarla, al no condenar a los extremistas de derecha. Otra vez, su imbecilidad moral causó el repudio hasta del Partido Republicano. Pero nada es capaz de frenar a un imbécil moral y Trump, en una improvisada conferencia de prensa, equiparó a los supremacistas blancos y a los manifestantes que los denuncian. Criticó a “la izquierda que atacó a la Altright (la derecha alternativa)” y sorprendió al decir que había gente “muy buena” en ambos lados. ¿Cómo puede haber gente buena entre xenófobos?

Donald Trump es un imbécil moral que está incapacitado para desempeñar sus funciones. ¿Qué esperan los republicanos para declararlo incompetente? Un imbécil moral juega con la vida de todos y nadie hace nada.

 

andreacatano@gmail.com

Conforme transcurre el funesto mandato de Donald Trump más fehacientemente queda demostrado que es un imbécil moral. Y llamarlo así no es un insulto sino usar un término médico que corresponde a los rasgos de su personalidad sicopática

El imbécil moral o sicópata no distingue entre el bien y el mal y de eso, el señor del peinado indescriptible ha abundado en ejemplos. Por ejemplo, Trump indultó al xenófobo alguacil Joe Arpaio, quien ha causado la muerte de cientos de inmigrantes a los que ha torturado, vejado y perseguido solamente por su aspecto. Sin ambages, Trump calificó a esta bestia asesina como “un héroe que ha servido patrióticamente a su país” y le concedió el perdón pasándose la ley por el Arco del Triunfo.

El mandatario vecino odia a los mexicanos. Desde su campaña no ha hecho otra cosa que ver cómo fastidia a México: insultos terribles, un muro infranqueable que debemos pagar, la persecución sin tregua de los morenitos, su intención de terminar con el Tratado de Libre Comercio, su orden de dejar sin recursos federales a las ciudades santuario y, la más reciente: el haber cancelado el DACA. Como en la época de los emperadores romanos, para satisfacer a su turba resentida, arroja a los mexicanos a los leones.

Un criminal como Arpaio es digno de su perdón y la ley sale sobrando, pero para robarles su futuro a los dreamers, es muy respetuoso de ella y ha puesto en manos del congreso el destino de estos jóvenes que no conocen otro país que Estados Unidos, ahí han crecido, se han educado y gracias a la generosidad del presidente Obama, se han formado como ciudadanos de bien, que contribuyen con su talento, su trabajo y sus impuestos al crecimiento y a la cultura de su país, porque son estadounidenses, aunque Trump los desprecie. La doble moral es otro rasgo del imbécil moral.

Alguien como Trump que conduce (al desastre) el rumbo del país más poderoso del mundo, dice “amar “ a los dreamers. Una de los rasgos primordiales de la personalidad sicopática es la incapacidad de amar. El imbécil moralno conoce la empatía, solamente está con la gente que le sirve a sus fines, la utiliza y sin piedad, la desecha en cuanto ya no le es útil. No conoce la lealtad, su única escala de valores es la conveniencia, por eso solamente gobierna para darle gusto a sus electores llenos de odio contra los que son diferentes.

Ante la tragedia de “responsabilidades de los dos bandos” ante una realidad que mostraba cómo un auto embistió a los manifestantes pacíficos. El lunes siguiente, la Casa Blanca salió a enmendarle la plana y divulgó una condena expresa del presidente a grupos como el Ku Klux Klan (KKK) y a los neonazis”. Pero el martes, él solito se encargó de complicarla, al no condenar a los extremistas de derecha. Otra vez, su imbecilidad moral causó el repudio hasta del Partido Republicano. Pero nada es capaz de frenar a un imbécil moral y Trump, en una improvisada conferencia de prensa, equiparó a los supremacistas blancos y a los manifestantes que los denuncian. Criticó a “la izquierda que atacó a la Altright (la derecha alternativa)” y sorprendió al decir que había gente “muy buena” en ambos lados. ¿Cómo puede haber gente buena entre xenófobos?

Donald Trump es un imbécil moral que está incapacitado para desempeñar sus funciones. ¿Qué esperan los republicanos para declararlo incompetente? Un imbécil moral juega con la vida de todos y nadie hace nada.

 

andreacatano@gmail.com

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