/ martes 9 de mayo de 2017

La Voz de la IP / Exclusiva para OEM

*Hacia la linea del bienestar

En el marco de la Cumbre Mundial para el Desarrollo Sostenible celebrada en Septiembre de 2015, un total de 193 países, entre ellos México, adoptaron los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), como una  como una expresión renovada de los Objetivos para el Desarrollo del Milenio (ODM) que se trazaron las naciones en el año 2000.

Aunque varias organizaciones sociales y empresariales incorporaron de inmediato los ODS en sus premisas de planeación y enfoque de acción, fue hasta el 26 de Abril de 2017, cuando el Gobierno federal de México procedió a la instalación del Consejo Nacional para la Agenda 2030 del Desarrollo Sostenible, como organismo rector para el seguimiento de los ODS en México.

Si bien es cierto que los ODS fueron concebidos  como interdependientes y adminiculados, se destaca la íntima vinculación de algunos de ellos, como lo son los objetivos de “1. Fin de la Pobreza”, “2. Hambre Cero”, “8. Trabajo Decente y Crecimiento Económico” y “10. Reducción de Desigualdades”.

Un elemento clave para poder avanzar a la consecución de los ODS referidos, es que los países como México, logren que las remuneraciones al trabajo, en la economía formal,  garanticen que todas las personas que participan en ella, puedan obtener los ingresos que les permitan, como mínimo, satisfacer sus necesidades básicas alimentarias y no alimentarias. Eso es una premisa indispensable  para abatir el hambre, la pobreza y a desigualdad.

En el caso de México existe un grave rezago en materia salarial, pues a principios de 2016, el Salario Mínimo General (SMG) que era de $ 73.04 M.N., cubría solamente el 82 por ciento de los satisfactores necesarios para alcanzar la “Línea del Bienestar”, indicador de ha definido el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

Esto significa que en nuestro país, cientos de miles de personas se mantenían por debajo del umbral de la pobreza, aun y cuando desarrollaban un trabajo de jornada completa, en la economía formal.

Afortunadamente, y en función de los acuerdos alcanzados en el seno de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CoNaSaMi) en diciembre de 2016,  fue posible una evolución insólita del SMG a partir de enero de 2017, el cual creció hasta $ 80.04 M.N., con lo cual, dicha remuneración mínima cubre ahora cerca del 88 por ciento de las necesidades básicas de las personas, y que por ello, están más cerca de llegar a la línea del bienestar establecida por Coneval.

El incremento del SMG de 2016 fue el mayor en poco más de dos décadas, y permitió demostrar lo endeble de los principales argumentos que por años se habían esgrimido como obstáculo, para impulsar un aumento sustancial del SMG, que requiere desde entonces, de un crecimiento mucho más acelerado del que necesitan los Salarios Mínimos Profesionales, los cuales no muestran un nivel de deterioro tan marcado.

Se sostuvo reiteradamente por los fundamentalistas de la economía,  que un aumento con sustancial como el que se aprobó, implicaría detonar la inflación, generaría un “efecto faro” distorsionador en las contrataciones colectivas, y a final de cuentas, provocaría una caída en el empleo formal.

Ninguno de esos tres efectos se observaron en la economía y el mercado de trabajo a partir del incremento pactado al terminar 2016, mismo que se acordó a través del novedoso elemento denominado Monto Independiente de Recuperación (MIR) consistente en un incremento nominal de cuatro pesos al SMG, adicional al incremento porcentual del 3.9 por ciento que se pactó para el propio SMG y los Salarios Mínimos Profesionales.

Por el contrario, esta evolución acelerada del SMG, permitió lograr una mejora palpable para el grupo menos favorecido de la economía formal, acercándola a la línea del bienestar.

Conforme a los datos del mes de Marzo de 2017, la Línea del Bienestar se ubicó por Coneval  en 92.71 M.N., por lo que al día de hoy, hoy se requeriría un incremento del orden de 12.67 M.N. al SMG, para evitar que quienes reciban en SMG, estén condenados a vivir en pobreza.

Para que México pueda avanzar hacia el reto que significan los cuatro ODS ya referidos, y que tienden a la erradicación del hambre, el abatimiento de la pobreza, la reducción de las desigualdades y el desempeño de un trabajo digno, es imperativo garantizar, que todo trabajo en la economía formal, garantice a quien lo desempeña, contar con lo esencial.

Un acuerdo en las próximas semanas de los sectores obrero, patronal y gubernamental para impactar por la vía de un nuevo MIR al SMG, puede ser el camino para que México empiece a cumplir con los ODS. Para combatir la pobreza y disminuir la brecha de la desigualdad. Ese es el reto que tenemos como país, para avanzar hacia una nueva cultura salarial.  Las condiciones están dadas para ello.

*Hacia la linea del bienestar

En el marco de la Cumbre Mundial para el Desarrollo Sostenible celebrada en Septiembre de 2015, un total de 193 países, entre ellos México, adoptaron los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), como una  como una expresión renovada de los Objetivos para el Desarrollo del Milenio (ODM) que se trazaron las naciones en el año 2000.

Aunque varias organizaciones sociales y empresariales incorporaron de inmediato los ODS en sus premisas de planeación y enfoque de acción, fue hasta el 26 de Abril de 2017, cuando el Gobierno federal de México procedió a la instalación del Consejo Nacional para la Agenda 2030 del Desarrollo Sostenible, como organismo rector para el seguimiento de los ODS en México.

Si bien es cierto que los ODS fueron concebidos  como interdependientes y adminiculados, se destaca la íntima vinculación de algunos de ellos, como lo son los objetivos de “1. Fin de la Pobreza”, “2. Hambre Cero”, “8. Trabajo Decente y Crecimiento Económico” y “10. Reducción de Desigualdades”.

Un elemento clave para poder avanzar a la consecución de los ODS referidos, es que los países como México, logren que las remuneraciones al trabajo, en la economía formal,  garanticen que todas las personas que participan en ella, puedan obtener los ingresos que les permitan, como mínimo, satisfacer sus necesidades básicas alimentarias y no alimentarias. Eso es una premisa indispensable  para abatir el hambre, la pobreza y a desigualdad.

En el caso de México existe un grave rezago en materia salarial, pues a principios de 2016, el Salario Mínimo General (SMG) que era de $ 73.04 M.N., cubría solamente el 82 por ciento de los satisfactores necesarios para alcanzar la “Línea del Bienestar”, indicador de ha definido el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

Esto significa que en nuestro país, cientos de miles de personas se mantenían por debajo del umbral de la pobreza, aun y cuando desarrollaban un trabajo de jornada completa, en la economía formal.

Afortunadamente, y en función de los acuerdos alcanzados en el seno de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CoNaSaMi) en diciembre de 2016,  fue posible una evolución insólita del SMG a partir de enero de 2017, el cual creció hasta $ 80.04 M.N., con lo cual, dicha remuneración mínima cubre ahora cerca del 88 por ciento de las necesidades básicas de las personas, y que por ello, están más cerca de llegar a la línea del bienestar establecida por Coneval.

El incremento del SMG de 2016 fue el mayor en poco más de dos décadas, y permitió demostrar lo endeble de los principales argumentos que por años se habían esgrimido como obstáculo, para impulsar un aumento sustancial del SMG, que requiere desde entonces, de un crecimiento mucho más acelerado del que necesitan los Salarios Mínimos Profesionales, los cuales no muestran un nivel de deterioro tan marcado.

Se sostuvo reiteradamente por los fundamentalistas de la economía,  que un aumento con sustancial como el que se aprobó, implicaría detonar la inflación, generaría un “efecto faro” distorsionador en las contrataciones colectivas, y a final de cuentas, provocaría una caída en el empleo formal.

Ninguno de esos tres efectos se observaron en la economía y el mercado de trabajo a partir del incremento pactado al terminar 2016, mismo que se acordó a través del novedoso elemento denominado Monto Independiente de Recuperación (MIR) consistente en un incremento nominal de cuatro pesos al SMG, adicional al incremento porcentual del 3.9 por ciento que se pactó para el propio SMG y los Salarios Mínimos Profesionales.

Por el contrario, esta evolución acelerada del SMG, permitió lograr una mejora palpable para el grupo menos favorecido de la economía formal, acercándola a la línea del bienestar.

Conforme a los datos del mes de Marzo de 2017, la Línea del Bienestar se ubicó por Coneval  en 92.71 M.N., por lo que al día de hoy, hoy se requeriría un incremento del orden de 12.67 M.N. al SMG, para evitar que quienes reciban en SMG, estén condenados a vivir en pobreza.

Para que México pueda avanzar hacia el reto que significan los cuatro ODS ya referidos, y que tienden a la erradicación del hambre, el abatimiento de la pobreza, la reducción de las desigualdades y el desempeño de un trabajo digno, es imperativo garantizar, que todo trabajo en la economía formal, garantice a quien lo desempeña, contar con lo esencial.

Un acuerdo en las próximas semanas de los sectores obrero, patronal y gubernamental para impactar por la vía de un nuevo MIR al SMG, puede ser el camino para que México empiece a cumplir con los ODS. Para combatir la pobreza y disminuir la brecha de la desigualdad. Ese es el reto que tenemos como país, para avanzar hacia una nueva cultura salarial.  Las condiciones están dadas para ello.