/ jueves 7 de septiembre de 2017

La aritmética del oportunismo

1.- Dividir y fracturar. El grupo de Los Pinos sabe que no tiene un futuro promisorio para las elecciones presidenciales. Aunque aún faltan tiempos y definiciones, hasta ahora, la mayoría de los sondeos colocan al partido tricolor en tercer lugar de las preferencias ciudadanas. Frente a ese panorama incierto, Peña y su equipo han decidido poner en práctica diversas tácticas para disminuir la influencia de sus dos principales adversarios. Como siempre, todo se vale. La llamada guerra sucia que desde las esferas del poder se ha hecho y que seguramente se profundizará no tiene límites ni fronteras éticas.

La reciente alianza con el grupo calderonista para imponer a Cordero contra la propia mayoría panista en la presidencia del Senado es una muestra grotesca, pero ilustrativa del tipo de acciones que veremos. Todo indica que el pacto de impunidad que establecieron desde el principio del sexenio Peña y Calderón se ha renovado. Ahora, el intercambio de favores exige jugar carambola. Por un lado, se trata de deslegitimar al dirigente panista Anaya y mermar su autoridad política interna, y también debilitar al frente electoral que está armando con el PRD. Quizá la respuesta inmediata del grupo panista hegemónico pueda ser sancionar a los calderonistas, aún con el riesgo es que se fracture el partido y con ello su oferta electoral. Lo que sí parece ser un hecho es que la candidatura de Margarita ya se descarrilo internamente.

La otra parte del acuerdo entre calderonistas y Los Pinos es garantizar hacer fiscal general a Cervantes. Los votos de un sector panista legitimarían a la nueva Fiscalía General de la Nación. Para ese propósito se requiere mayoría simple. Junto con PVEM suman 62 votos, más los cinco panistas aliados, y con algunos más “comprables”, no habrá problema para que Peña y los suyos tengan un escudo protector de 9 años. Para garantizar la mayoría Gamboa se pinta solo, trapecista travestista y “modificador de conciencias” profesional.

2.- Los bandazos del PAN. La lógica de éste partido es bastante inconsistente. Han ido de ser aliados del gobierno a sus enemigos, primero verbales y ahora prácticos. Su tragedia es que no tienen ninguna diferencia sustancial con la administración priista en lo que se refiere a la política económica y a su concepción de la integración subordinada con los vecinos del norte. Su radicalización lo puede llevar a romper lanzas con el grupo en el poder y a los brazos del PRD. El núcleo del posible frente serán dos temas: el programa y el candidato, aunque a estas alturas no sería extraño nada.

3.- La izquierda en su laberinto. Morena y el PRD caminan en rutas separadas, quizá ese alejamiento pueda ser crucial para el eventual triunfo o derrota de AMLO. Una vez que el PRD ya aprobó ir hacia la formación del frente opositor, es posible que la elección setripolarice. (Morena, PRD-PAN y el PRI), lo que provocará la dispersión del voto. Y sin gobierno de coalición, un escenario así no garantiza la gobernabilidad y sí la polarización política, teniendo como prisioneras las demandas de las mayorías.

Epílogo. Las mutaciones, deserciones y reacomodos en los partidos políticos no son importantes frente al enorme reto de plantear alternativas para realizar cambios sustanciales en la vida económica y política del país. En realidad, lo que tenemos son formaciones políticas que practican la simple aritmética de votos y carecen de altura de miras. Partidos mercenarios, vendiéndose al mejor postor. No más.

pedropenaloza@yahoo.com/ @pedro_penaloz

1.- Dividir y fracturar. El grupo de Los Pinos sabe que no tiene un futuro promisorio para las elecciones presidenciales. Aunque aún faltan tiempos y definiciones, hasta ahora, la mayoría de los sondeos colocan al partido tricolor en tercer lugar de las preferencias ciudadanas. Frente a ese panorama incierto, Peña y su equipo han decidido poner en práctica diversas tácticas para disminuir la influencia de sus dos principales adversarios. Como siempre, todo se vale. La llamada guerra sucia que desde las esferas del poder se ha hecho y que seguramente se profundizará no tiene límites ni fronteras éticas.

La reciente alianza con el grupo calderonista para imponer a Cordero contra la propia mayoría panista en la presidencia del Senado es una muestra grotesca, pero ilustrativa del tipo de acciones que veremos. Todo indica que el pacto de impunidad que establecieron desde el principio del sexenio Peña y Calderón se ha renovado. Ahora, el intercambio de favores exige jugar carambola. Por un lado, se trata de deslegitimar al dirigente panista Anaya y mermar su autoridad política interna, y también debilitar al frente electoral que está armando con el PRD. Quizá la respuesta inmediata del grupo panista hegemónico pueda ser sancionar a los calderonistas, aún con el riesgo es que se fracture el partido y con ello su oferta electoral. Lo que sí parece ser un hecho es que la candidatura de Margarita ya se descarrilo internamente.

La otra parte del acuerdo entre calderonistas y Los Pinos es garantizar hacer fiscal general a Cervantes. Los votos de un sector panista legitimarían a la nueva Fiscalía General de la Nación. Para ese propósito se requiere mayoría simple. Junto con PVEM suman 62 votos, más los cinco panistas aliados, y con algunos más “comprables”, no habrá problema para que Peña y los suyos tengan un escudo protector de 9 años. Para garantizar la mayoría Gamboa se pinta solo, trapecista travestista y “modificador de conciencias” profesional.

2.- Los bandazos del PAN. La lógica de éste partido es bastante inconsistente. Han ido de ser aliados del gobierno a sus enemigos, primero verbales y ahora prácticos. Su tragedia es que no tienen ninguna diferencia sustancial con la administración priista en lo que se refiere a la política económica y a su concepción de la integración subordinada con los vecinos del norte. Su radicalización lo puede llevar a romper lanzas con el grupo en el poder y a los brazos del PRD. El núcleo del posible frente serán dos temas: el programa y el candidato, aunque a estas alturas no sería extraño nada.

3.- La izquierda en su laberinto. Morena y el PRD caminan en rutas separadas, quizá ese alejamiento pueda ser crucial para el eventual triunfo o derrota de AMLO. Una vez que el PRD ya aprobó ir hacia la formación del frente opositor, es posible que la elección setripolarice. (Morena, PRD-PAN y el PRI), lo que provocará la dispersión del voto. Y sin gobierno de coalición, un escenario así no garantiza la gobernabilidad y sí la polarización política, teniendo como prisioneras las demandas de las mayorías.

Epílogo. Las mutaciones, deserciones y reacomodos en los partidos políticos no son importantes frente al enorme reto de plantear alternativas para realizar cambios sustanciales en la vida económica y política del país. En realidad, lo que tenemos son formaciones políticas que practican la simple aritmética de votos y carecen de altura de miras. Partidos mercenarios, vendiéndose al mejor postor. No más.

pedropenaloza@yahoo.com/ @pedro_penaloz

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