/ jueves 31 de agosto de 2017

La cultura, esa desconocida

En 1933 Alexis Carrel, médico francés, ganador del Nobel de Fisiología en 1912, publicó el libro L’homme cet inconnu (El hombre, este desconocido) que el iconoclasta humor galo  transformó  inmediatamente en L’homme cet con un (El hombre, este coño desnudo). El encabezado de este ensayo se inspira en ese afortunado calembour.

Quieren los etimologistas que la cultura sea el resultado o efecto de cultivar los conocimientos humanos y/o el conjunto de modos de vida y costumbres de una época o grupo social. Son definiciones para sacar de problemas a los maestros de primaria, quienes saben que la cultura no es eso.

No para el grueso de los mexicanos. Para nosotros la cultura es, primero, una secretaría en la que se acomodan mafias y élites que no producen nada, pero que constantemente se premian entre ellos y ellas por su inactividad; segundo, museos, cuadros, libros, bibliotecas, conciertos, todo marcado con el sello ominoso de ABURRIDO.

El abrasivo humor de Salvador Novo se ocupó del tema al describir la vida de las clases altas mexicanas entre 1904 y 1975 en su comedia La culta dama. Personaje que el mismo describe así: “La culta dama (es) una mujer de esas que dicen las cosas mal dichas, que tienen una cultura casi nula, que es capaz de decir que un político le regaló a su amiga un rancho de cuarenta ‘hetairas’. Se cree que es un tipo real de nuestra sociedad, una mujer de cultura superficial, frívola, una nueva rica ostentosa y de falsa caridad, tan falsa como su cultura”.

Lamentablemente, ese retrato es como el de Dorian Grey.

EL TLCAN Y LA CULTURA

Aunque en estos momentos el Tratado de Libre Comercio de América del Norte parece uno de los más serios damnificados por Harvey, aun hay quienes se debaten porque los incluyan.

Entre ellos está lo que El Economista llama – aparentemente sin ironía – el sector cultural en una entrevista con Ildefonso Guajardo, secretario de Economía y negociador jefe del TLCAN.

“Mi argumento es – dice Guajardo - que el país necesita más una definición de políticas públicas para soportar el cine nacional y soportar la cultura. Los tratados internacionales no resuelven las deficiencias que pueda tener la política pública”.

“Antes de ir a Washington a la primera ronda de renegociación – añade -  tuve reuniones con el sector editorial y cinematográfico, los recibí a todos y nos dieron sus propuestas y nos dijeron sus temas”.

Ah vaya. Guajardo, buen mexicano, padece del mismo error que todos, creer que estaba hablando con personas interesadas en la cultura, cuando en realidad habla con personas interesadas en el dinero que producen algunas manifestaciones de la cultura. No recibió temas y propuestas del sector cultural, recibió propuestas de los películeros, que rara vez hacen arte – uno de los ingredientes de la cultura, pero no cultura por sí mismo – y de los libreros, que cojean del mismo pie.

Sobre las exigencias de la comunidad cinematográfica, Ildefonso Guajardo comentó: “Me dicen: ‘es que Canadá hizo la excepción cultural’, pero, a ver, hay que interpretar exactamente el asunto de Canadá. El que hayan hecho la excepción cultural no quiere decir que no hayan tenido un capítulo de propiedad intelectual en materia de derechos de autor, etc. La excepción cultural tiene sus asegunes”.

Y tantos mi querido san Ildefonso, digo, don Ildefonso. Ninguno que pueda, o deba, ser resuelto por  telecanes.

 

Buenos días. Buena suerte.

juegodepalabras1@yahoo.com

Sitio Web: juegodepalabras.mx

En 1933 Alexis Carrel, médico francés, ganador del Nobel de Fisiología en 1912, publicó el libro L’homme cet inconnu (El hombre, este desconocido) que el iconoclasta humor galo  transformó  inmediatamente en L’homme cet con un (El hombre, este coño desnudo). El encabezado de este ensayo se inspira en ese afortunado calembour.

Quieren los etimologistas que la cultura sea el resultado o efecto de cultivar los conocimientos humanos y/o el conjunto de modos de vida y costumbres de una época o grupo social. Son definiciones para sacar de problemas a los maestros de primaria, quienes saben que la cultura no es eso.

No para el grueso de los mexicanos. Para nosotros la cultura es, primero, una secretaría en la que se acomodan mafias y élites que no producen nada, pero que constantemente se premian entre ellos y ellas por su inactividad; segundo, museos, cuadros, libros, bibliotecas, conciertos, todo marcado con el sello ominoso de ABURRIDO.

El abrasivo humor de Salvador Novo se ocupó del tema al describir la vida de las clases altas mexicanas entre 1904 y 1975 en su comedia La culta dama. Personaje que el mismo describe así: “La culta dama (es) una mujer de esas que dicen las cosas mal dichas, que tienen una cultura casi nula, que es capaz de decir que un político le regaló a su amiga un rancho de cuarenta ‘hetairas’. Se cree que es un tipo real de nuestra sociedad, una mujer de cultura superficial, frívola, una nueva rica ostentosa y de falsa caridad, tan falsa como su cultura”.

Lamentablemente, ese retrato es como el de Dorian Grey.

EL TLCAN Y LA CULTURA

Aunque en estos momentos el Tratado de Libre Comercio de América del Norte parece uno de los más serios damnificados por Harvey, aun hay quienes se debaten porque los incluyan.

Entre ellos está lo que El Economista llama – aparentemente sin ironía – el sector cultural en una entrevista con Ildefonso Guajardo, secretario de Economía y negociador jefe del TLCAN.

“Mi argumento es – dice Guajardo - que el país necesita más una definición de políticas públicas para soportar el cine nacional y soportar la cultura. Los tratados internacionales no resuelven las deficiencias que pueda tener la política pública”.

“Antes de ir a Washington a la primera ronda de renegociación – añade -  tuve reuniones con el sector editorial y cinematográfico, los recibí a todos y nos dieron sus propuestas y nos dijeron sus temas”.

Ah vaya. Guajardo, buen mexicano, padece del mismo error que todos, creer que estaba hablando con personas interesadas en la cultura, cuando en realidad habla con personas interesadas en el dinero que producen algunas manifestaciones de la cultura. No recibió temas y propuestas del sector cultural, recibió propuestas de los películeros, que rara vez hacen arte – uno de los ingredientes de la cultura, pero no cultura por sí mismo – y de los libreros, que cojean del mismo pie.

Sobre las exigencias de la comunidad cinematográfica, Ildefonso Guajardo comentó: “Me dicen: ‘es que Canadá hizo la excepción cultural’, pero, a ver, hay que interpretar exactamente el asunto de Canadá. El que hayan hecho la excepción cultural no quiere decir que no hayan tenido un capítulo de propiedad intelectual en materia de derechos de autor, etc. La excepción cultural tiene sus asegunes”.

Y tantos mi querido san Ildefonso, digo, don Ildefonso. Ninguno que pueda, o deba, ser resuelto por  telecanes.

 

Buenos días. Buena suerte.

juegodepalabras1@yahoo.com

Sitio Web: juegodepalabras.mx