/ lunes 21 de agosto de 2017

La duración del Constituyente de Querétaro

Poco se festejó, apenas unos cuantos días en torno al 5 de febrero, el centenario de la Constitución de 1917. Realmente mucho menos de lo que se esperaba en un aniversario tan significativo, pues 100 años son 100 años. Y mayormente si se trata de una especie de fetiche, como tradicionalmente ha sido considerada la llamada Carta Magna en el sistema político mexicano.

Por los importantes apoyos con que suelen contar en sus países, no son pocos los investigadores extranjeros que han realizado macizos estudios sobre el Constituyente de Querétaro y sobre quienes lo integraron. Lamentablemente no ocurre lo mismo con los académicos nacionales. A pesar de ello hay excelentes investigaciones de mexicanos sobre el tema. Como el publicado por el Fondo de Cultura Económica en febrero pasado con el título Cómo hicieron la Constitución de 1917, con motivo del centenario de ésta, obra del académico Ignacio Marván Laborde. De este estudio, magnífico a pesar de ciertos errores y omisiones, se toma buena parte de los datos de éste y otros artículos sobre el tema.

De entrada se aclara que lo que aquí y en sucesivos textos se expondrá serán básicamente datos duros. En la medida de lo posible se omitirán juicios de valor, con el ánimo de que sea el propio lector quien arribe a sus propias conclusiones.

Empecemos por los tiempos. La convocatoria al Constituyente de Querétaro fue emitida por Venustiano Carranza en su carácter de “Primer jefe del Ejército Constitucionalista encargado del Poder Ejecutivo”, el 14 de septiembre de 1916. Sin embargo, se sabía, porque era público, que desde tiempo atrás había sido nombrada por Carranza una comisión encargada de la redacción del proyecto, encabezada por el licenciado José Natividad Macías, notable abogado guanajuatense y rector de la Universidad Nacional.

La elección de los diputados constituyentes fue prevista para llevarse a cabo, como ocurrió, el 22 de octubre del mismo año de 1916. Es decir, que todo el proceso electoral requirió apenas de poco más de cinco semanas, no obstante la convulsa situación que se vivía con motivo de la revolución constitucionalista y sus secuelas.

A continuación la convocatoria establecía que a partir del 20 de noviembre –que luego se recorrió al día 21, por problemas de transporte que tuvieron algunos diputados-, es decir, casi un mes después de efectuados los comicios, debían comenzar los trabajos previos del Congreso. Consistentes éstos en la designación de la mesa directiva del colegio electoral y la realización de 11 juntas preparatorias para verificar la legitimidad de las credenciales de los diputados electos.

Las sesiones en sí del Congreso Constituyente debían empezar el 1 de diciembre de 1916, como ocurrió, así haya sido a las cuatro de la tarde, y debían concluir, como en efecto sucedió, pues no había posibilidad de prórroga alguna, el 31 de enero de 1917. El comienzo se dio a pesar de que para la fecha señalada de éste no estuvieron calificadas la totalidad de las elecciones de los diputados constituyentes.

El Constituyente de Querétaro dispuso exactamente de 62 días para la realización de sus trabajos sustantivos. Y el 5 de febrero fue la fecha prevista para la promulgación de la nueva Constitución.

Fue discutida y aprobada a la manera de como se ordena hoy una pizza: para estar lista y a domicilio en breve tiempo.

Poco se festejó, apenas unos cuantos días en torno al 5 de febrero, el centenario de la Constitución de 1917. Realmente mucho menos de lo que se esperaba en un aniversario tan significativo, pues 100 años son 100 años. Y mayormente si se trata de una especie de fetiche, como tradicionalmente ha sido considerada la llamada Carta Magna en el sistema político mexicano.

Por los importantes apoyos con que suelen contar en sus países, no son pocos los investigadores extranjeros que han realizado macizos estudios sobre el Constituyente de Querétaro y sobre quienes lo integraron. Lamentablemente no ocurre lo mismo con los académicos nacionales. A pesar de ello hay excelentes investigaciones de mexicanos sobre el tema. Como el publicado por el Fondo de Cultura Económica en febrero pasado con el título Cómo hicieron la Constitución de 1917, con motivo del centenario de ésta, obra del académico Ignacio Marván Laborde. De este estudio, magnífico a pesar de ciertos errores y omisiones, se toma buena parte de los datos de éste y otros artículos sobre el tema.

De entrada se aclara que lo que aquí y en sucesivos textos se expondrá serán básicamente datos duros. En la medida de lo posible se omitirán juicios de valor, con el ánimo de que sea el propio lector quien arribe a sus propias conclusiones.

Empecemos por los tiempos. La convocatoria al Constituyente de Querétaro fue emitida por Venustiano Carranza en su carácter de “Primer jefe del Ejército Constitucionalista encargado del Poder Ejecutivo”, el 14 de septiembre de 1916. Sin embargo, se sabía, porque era público, que desde tiempo atrás había sido nombrada por Carranza una comisión encargada de la redacción del proyecto, encabezada por el licenciado José Natividad Macías, notable abogado guanajuatense y rector de la Universidad Nacional.

La elección de los diputados constituyentes fue prevista para llevarse a cabo, como ocurrió, el 22 de octubre del mismo año de 1916. Es decir, que todo el proceso electoral requirió apenas de poco más de cinco semanas, no obstante la convulsa situación que se vivía con motivo de la revolución constitucionalista y sus secuelas.

A continuación la convocatoria establecía que a partir del 20 de noviembre –que luego se recorrió al día 21, por problemas de transporte que tuvieron algunos diputados-, es decir, casi un mes después de efectuados los comicios, debían comenzar los trabajos previos del Congreso. Consistentes éstos en la designación de la mesa directiva del colegio electoral y la realización de 11 juntas preparatorias para verificar la legitimidad de las credenciales de los diputados electos.

Las sesiones en sí del Congreso Constituyente debían empezar el 1 de diciembre de 1916, como ocurrió, así haya sido a las cuatro de la tarde, y debían concluir, como en efecto sucedió, pues no había posibilidad de prórroga alguna, el 31 de enero de 1917. El comienzo se dio a pesar de que para la fecha señalada de éste no estuvieron calificadas la totalidad de las elecciones de los diputados constituyentes.

El Constituyente de Querétaro dispuso exactamente de 62 días para la realización de sus trabajos sustantivos. Y el 5 de febrero fue la fecha prevista para la promulgación de la nueva Constitución.

Fue discutida y aprobada a la manera de como se ordena hoy una pizza: para estar lista y a domicilio en breve tiempo.