/ lunes 28 de agosto de 2017

La incertidumbre del TLCAN

Lo que ha sucedido la última semana con la renegociación del TLCAN, comienza a darnos idea del grave problema que enfrenta la administración priista para llevar a buenos términos uno de los momentos más importantes de la política exterior de México. Trump ha comenzado este episodio, poniendo sobre la mesa la amenaza de terminar con el mayor acuerdo comercial que tiene nuestro país, -y como alguna vez lo dijera-, con la pistola en la cabeza nos hemos sentado a “negociar”.

Abunda a este escenario de crisis, que atestiguáramos hace unos días como la Cancillería cooptada por el narcisismo del PRI, subsume la tradición de nuestra política exterior. Meade, cada vez más presidenciable, ha devalado la figura de Videgaray en un acto banal, que refleja la ilegitima representación que hacen del interés nacional.

El riesgo cada vez más constante de que la muerte del TLCAN, o un cambio sustancial acaben con las pocas virtudes que algún día tuvo, parece no ser contemplado por una administración que está de rodillas.  El capítulo 19 es apenas la punta de lanza de esta grave situación, en la que la seguridad alimentaria, la agroindustria y sobre todo el 80% de nuestras exportaciones penden de un hilo.

Diversos expertos han asegurado que si Estados Unidos insiste en modificar o eliminar el capítulo 19, México tiene la débil alternativa de buscar mediante la OMC que la solución de controversias se apegue a los mecanismos marco. Sin embargo, nuestros empresarios están en latente riesgo de quedar a merced de leyes y jueces estadounidenses que son generosos sólo con sus connacionales.

La intención de Trump es la de generar disensos entre México y Canadá sobre este capítulo. Para nadie es un secreto que la Casa Blanca apuesta por dividir y vencer, ya que tener un doble rasero en las negociaciones, construiría un escenario en el que el mayor ganador son los Estados Unidos; tal y como la Unión Europea lo ha hecho con países como Bulgaria o Croacia.

Uno de los escenarios más complejos para esta renegociación es el inminente periodo electoral. La posibilidad de que este tema sea uno de los más peligrosos para el partido tricolor durante las campañas presidenciales es latente. Sin embargo, la propia administración de Trump es quien seguramente está más interesada en culminarlo ahora que el margen de “negociación” –dominación- con Peña es grande, tal y como lo revelaran las filtraciones de la llamada telefónica entre ambos.

México de la mano de Videgaray ha llegado con las manos vacías, y a lo que apuesta esta administración, es a salvar algunos sectores de manufactura y automotrices de los que no podría prescindir, pues son estratégicos. EPN se aferrará a un clavo al rojo vivo.

Hasta hoy –y lo digo desde mi papel de legisladora que ha estado presionando en este tema- no se sabe a ciencia cierta cuáles son los intereses que el Ejecutivo Federal representará, y no me refiero a la supuesta consulta pública en línea que fue más una especie de broma, sino a que todas las mexicanas y mexicanos conociéramos un documento concreto y estratégico que vertiera los límites y alcances que se pretenden.

Urge reactivar sectores clave como el campo, las telecomunicaciones, e incluso la industria energética. Sin embargo, a la par de este proceso, debemos tener clara la necesaria diversificación en Asia. Hoy China en números le ha quitado el título de superpotencia a EU, y esa lectura no debe pasar desapercibida, menos en estos días que Trump intenta despreciar nuestro mercado.

 

@ClauCorichi

Lo que ha sucedido la última semana con la renegociación del TLCAN, comienza a darnos idea del grave problema que enfrenta la administración priista para llevar a buenos términos uno de los momentos más importantes de la política exterior de México. Trump ha comenzado este episodio, poniendo sobre la mesa la amenaza de terminar con el mayor acuerdo comercial que tiene nuestro país, -y como alguna vez lo dijera-, con la pistola en la cabeza nos hemos sentado a “negociar”.

Abunda a este escenario de crisis, que atestiguáramos hace unos días como la Cancillería cooptada por el narcisismo del PRI, subsume la tradición de nuestra política exterior. Meade, cada vez más presidenciable, ha devalado la figura de Videgaray en un acto banal, que refleja la ilegitima representación que hacen del interés nacional.

El riesgo cada vez más constante de que la muerte del TLCAN, o un cambio sustancial acaben con las pocas virtudes que algún día tuvo, parece no ser contemplado por una administración que está de rodillas.  El capítulo 19 es apenas la punta de lanza de esta grave situación, en la que la seguridad alimentaria, la agroindustria y sobre todo el 80% de nuestras exportaciones penden de un hilo.

Diversos expertos han asegurado que si Estados Unidos insiste en modificar o eliminar el capítulo 19, México tiene la débil alternativa de buscar mediante la OMC que la solución de controversias se apegue a los mecanismos marco. Sin embargo, nuestros empresarios están en latente riesgo de quedar a merced de leyes y jueces estadounidenses que son generosos sólo con sus connacionales.

La intención de Trump es la de generar disensos entre México y Canadá sobre este capítulo. Para nadie es un secreto que la Casa Blanca apuesta por dividir y vencer, ya que tener un doble rasero en las negociaciones, construiría un escenario en el que el mayor ganador son los Estados Unidos; tal y como la Unión Europea lo ha hecho con países como Bulgaria o Croacia.

Uno de los escenarios más complejos para esta renegociación es el inminente periodo electoral. La posibilidad de que este tema sea uno de los más peligrosos para el partido tricolor durante las campañas presidenciales es latente. Sin embargo, la propia administración de Trump es quien seguramente está más interesada en culminarlo ahora que el margen de “negociación” –dominación- con Peña es grande, tal y como lo revelaran las filtraciones de la llamada telefónica entre ambos.

México de la mano de Videgaray ha llegado con las manos vacías, y a lo que apuesta esta administración, es a salvar algunos sectores de manufactura y automotrices de los que no podría prescindir, pues son estratégicos. EPN se aferrará a un clavo al rojo vivo.

Hasta hoy –y lo digo desde mi papel de legisladora que ha estado presionando en este tema- no se sabe a ciencia cierta cuáles son los intereses que el Ejecutivo Federal representará, y no me refiero a la supuesta consulta pública en línea que fue más una especie de broma, sino a que todas las mexicanas y mexicanos conociéramos un documento concreto y estratégico que vertiera los límites y alcances que se pretenden.

Urge reactivar sectores clave como el campo, las telecomunicaciones, e incluso la industria energética. Sin embargo, a la par de este proceso, debemos tener clara la necesaria diversificación en Asia. Hoy China en números le ha quitado el título de superpotencia a EU, y esa lectura no debe pasar desapercibida, menos en estos días que Trump intenta despreciar nuestro mercado.

 

@ClauCorichi