/ sábado 19 de noviembre de 2016

La influencia de la comunicación

  • Raúl Aarón Pozos Lanz

A menos de dos semanas de la elección que ocurrió el pasado 8 de noviembre en Estados Unidos, en la que ya sabemos que Donald Trump le ganó a Hillary Clinton, una sola noticia, replicada millones de veces, descarriló a la demócrata. Esa noticia provino de la revelación de que el FBI abría una nueva indagatoria sobre correos electrónicos en el servidor privado de Hillary.

Clinton había sido acusada de irresponsable, y en palabras de su adversario Trump, de poner en peligro la seguridad de Estados Unidos al usar ese servidor privado para asuntos oficiales. La verdad es que nunca hemos sabido qué tan elevado fue el riesgo o peligro en que Hillary, como secretaria de Estado en el Gobierno de Barack Obama, puso a su país.

El caso es que esa sola noticia, comunicada y extendida principalmente por medios electrónicos, radio y televisión, y en las redes sociales que se han convertido en la manera más inmediata y fácil de los ciudadanos de expresarse, generó tal impacto que redujo la ventaja de la candidata demócrata a cero e incluso, de acuerdo a algunas encuestas, Trump aventajó por un punto a Hillary.

Unos días después, el mismo que dio la noticia bomba, el director del FBI, salió a decir que no habían encontrado en esos correos electrónicos nada que inculpara a Hillary. Era la segunda absolución de la Agencia Federal de Investigaciones. La nueva noticia corrió y el mundo respiró mejor pues los ciudadanos estadunidenses volvieron a poner a Clinton arriba de Trump, aunque ahora por apenas dos o tres puntos. Un empate técnico. Y así fue hasta la elección.

Hoy lo importante no es la noticia porque ya hay nuevo Presidente en Estados Unidos, lo importante es subrayar en perspectiva la influencia de la comunicación en la toma de decisiones de los ciudadanos, sean de un país del primero o del tercer mundo.

Lo de los correos electrónicos de Hillary no la sentenciaba a nada, si bien había una sospecha de que no fue apropiado el uso de un servidor personal para tratar asuntos de Estado, los medios de comunicación influyeron a priori y la hicieron caer en las preferencias electorales. Eso hubiera sido impensable sin la influencia de los medios y ahora de las redes sociales.

Barack Obama fundó gran parte de su triunfo, para convertirse en el primer Presidente afroamericano de Estados Unidos, en el manejo apropiado de las redes sociales transformadas ahora, tanto política como empresarialmente, en poderosos instrumentos para llegar a sectores, sobre todo juveniles, a los que difícilmente entran hoy los medios tradicionales de comunicación.

En México la comunicación ha ido avanzando a pasos agigantados. Hoy, al igual que otros países modernos, contamos con instrumentos tecnológicos y herramientas que han ido incorporando a la sociedad al mundo de las comunicaciones y por tanto de la toma de decisiones benéficas tanto para la vida privada como pública.

La Reforma en Telecomunicaciones impulsada por el presidente Peña Nieto es un ejemplo inmediato, tangible. Se trata de un beneficio y, a un tiempo, del cumplimiento de una exigencia de la sociedad mexicana. Hoy, por ejemplo, miles de pueblos en sus plazas públicas o parques cuentan con el servicio de wifi, que permite a niños, jóvenes y adultos conectarse a internet, resolver tareas, investigar o informarse de lo que ocurre en su entorno y alrededor del mundo.

Dada la importancia de las comunicaciones en general, de lo que representan y significan, debe existir una mayor responsabilidad tanto de los generadores de información como de los consumidores. Los primeros, deben asumir el compromiso de informar a la población de la manera más veraz y ética y los ciudadanos que la reciben debemos acompañar el derecho a la información con una obligación de verificar la fuente, de allegarnos de diferentes fuentes y de asumir la información de manera crítica.

Los avances tecnológicos han modificado nuestras costumbres, la forma de estudiar, de vestirnos y de comer, incluso también, como es claro de los últimos procesos electorales en Estados Unidos y en el mundo, la forma de hacer política y la forma de vivir la democracia. Hoy nos encontramos en un mundo de información constante, variada y al acceso de cada vez más personas y esto debe asumirse con la responsabilidad del impacto que puede llegar a tener. *Senador

  • Raúl Aarón Pozos Lanz

A menos de dos semanas de la elección que ocurrió el pasado 8 de noviembre en Estados Unidos, en la que ya sabemos que Donald Trump le ganó a Hillary Clinton, una sola noticia, replicada millones de veces, descarriló a la demócrata. Esa noticia provino de la revelación de que el FBI abría una nueva indagatoria sobre correos electrónicos en el servidor privado de Hillary.

Clinton había sido acusada de irresponsable, y en palabras de su adversario Trump, de poner en peligro la seguridad de Estados Unidos al usar ese servidor privado para asuntos oficiales. La verdad es que nunca hemos sabido qué tan elevado fue el riesgo o peligro en que Hillary, como secretaria de Estado en el Gobierno de Barack Obama, puso a su país.

El caso es que esa sola noticia, comunicada y extendida principalmente por medios electrónicos, radio y televisión, y en las redes sociales que se han convertido en la manera más inmediata y fácil de los ciudadanos de expresarse, generó tal impacto que redujo la ventaja de la candidata demócrata a cero e incluso, de acuerdo a algunas encuestas, Trump aventajó por un punto a Hillary.

Unos días después, el mismo que dio la noticia bomba, el director del FBI, salió a decir que no habían encontrado en esos correos electrónicos nada que inculpara a Hillary. Era la segunda absolución de la Agencia Federal de Investigaciones. La nueva noticia corrió y el mundo respiró mejor pues los ciudadanos estadunidenses volvieron a poner a Clinton arriba de Trump, aunque ahora por apenas dos o tres puntos. Un empate técnico. Y así fue hasta la elección.

Hoy lo importante no es la noticia porque ya hay nuevo Presidente en Estados Unidos, lo importante es subrayar en perspectiva la influencia de la comunicación en la toma de decisiones de los ciudadanos, sean de un país del primero o del tercer mundo.

Lo de los correos electrónicos de Hillary no la sentenciaba a nada, si bien había una sospecha de que no fue apropiado el uso de un servidor personal para tratar asuntos de Estado, los medios de comunicación influyeron a priori y la hicieron caer en las preferencias electorales. Eso hubiera sido impensable sin la influencia de los medios y ahora de las redes sociales.

Barack Obama fundó gran parte de su triunfo, para convertirse en el primer Presidente afroamericano de Estados Unidos, en el manejo apropiado de las redes sociales transformadas ahora, tanto política como empresarialmente, en poderosos instrumentos para llegar a sectores, sobre todo juveniles, a los que difícilmente entran hoy los medios tradicionales de comunicación.

En México la comunicación ha ido avanzando a pasos agigantados. Hoy, al igual que otros países modernos, contamos con instrumentos tecnológicos y herramientas que han ido incorporando a la sociedad al mundo de las comunicaciones y por tanto de la toma de decisiones benéficas tanto para la vida privada como pública.

La Reforma en Telecomunicaciones impulsada por el presidente Peña Nieto es un ejemplo inmediato, tangible. Se trata de un beneficio y, a un tiempo, del cumplimiento de una exigencia de la sociedad mexicana. Hoy, por ejemplo, miles de pueblos en sus plazas públicas o parques cuentan con el servicio de wifi, que permite a niños, jóvenes y adultos conectarse a internet, resolver tareas, investigar o informarse de lo que ocurre en su entorno y alrededor del mundo.

Dada la importancia de las comunicaciones en general, de lo que representan y significan, debe existir una mayor responsabilidad tanto de los generadores de información como de los consumidores. Los primeros, deben asumir el compromiso de informar a la población de la manera más veraz y ética y los ciudadanos que la reciben debemos acompañar el derecho a la información con una obligación de verificar la fuente, de allegarnos de diferentes fuentes y de asumir la información de manera crítica.

Los avances tecnológicos han modificado nuestras costumbres, la forma de estudiar, de vestirnos y de comer, incluso también, como es claro de los últimos procesos electorales en Estados Unidos y en el mundo, la forma de hacer política y la forma de vivir la democracia. Hoy nos encontramos en un mundo de información constante, variada y al acceso de cada vez más personas y esto debe asumirse con la responsabilidad del impacto que puede llegar a tener. *Senador