/ lunes 31 de julio de 2017

La lacerante trata

Ayer se conmemoró nuevamente el Día Mundial contra la Trata de Personas, es el cuarto año consecutivo en que a nivel global, se hace un llamado a combatir uno de los crímenes más “normalizados” por las sociedades y por el que recibe millonarias ganancias el crimen organizado. Son más de 36 mil millones de dólares anuales a nivel mundial, y poco más de 433 millones a nivel nacional. En México el debate sobre la Ley contra la trata es vigente, y poco es lo que se ha hecho por combatir este mal que le ha robado la vida a millones de mujeres, infantes y familias enteras.

Sin embargo, si se trata de datos alarmantes destaca que México, según lo detallado por la Auditoría Superior de la Federación (ASF), en su Informe sobre la fiscalización de la Cuenta Pública 2015, la Segob “no diseñó estrategias” en materia de atención a víctimas de trata, por lo que el aumento en la incidencia de este delito se calcula entre 16 y 28 por ciento al menos en el último año.

Después de la expedición de la nueva Ley Contra la Trata en 2012 en México, el número de sentencias pasó de 3 a más de 600. Hoy diversas autoridades han señalado los claroscuros de esta legislación. La PGR por ejemplo, puntualiza que al menos en el periodo de 2013-2014, se realizaron aprehensiones a nivel local que no necesariamente sacaron de las calles a los criminales, sino que en un afán por mejorar las cifras, se procesó a personas vinculadas indirectamente sin que la incidencia del delito haya disminuido.

El esfuerzo que se ha hecho en política pública ha sido miope en dos sentidos. Por un lado no existe a la fecha, una inversión en infraestructura para combatir el delito en internet, que se ha vuelto la principal plataforma para enganchar personas. Se estima que en tres de cada cinco casos de trata depersonas, éste ha sido el vehículo para engañar a las víctimas.

Otro aspecto completamente olvidado, es el de coordinar esfuerzos con los países con los que se han identificado redes de trata. Sobre todo, en casos de explotación sexual, donde existe evidencia de que es un problema transnacional. México tiene el reto de incorporar estos temas en sus agendas multilaterales tanto con Europa, Asia, y por supuesto Norte América, donde la red de Tlaxcala a Nueva York continúa siendo una de las más grandes.

Quizás la más terrible de las caras de este problema, es la trata de niños y niñas con fines de explotación sexual. El caso de Succar Kuri puso los reflectores en México como un destino de turismo sexual, hoy diversas investigaciones han evidenciado cómo en Acapulco, el abuso y trata de infantes, es sistemático y permanente ante la inacción de las autoridades.

La esclavitud del Siglo XXI, sigue y seguirá siendo un reto para nuestro país. Mientras no se generen consensos que tengan como principio rector el Protocolo de Palermo, poco es lo que podremos hacer para desvincular la política antitrata de los intereses de la derecha, que basta decir, poco ayudan y obstaculizan que las víctimas sean las protagonistas.

Un año más ha pasado, y las autoridades le deben a millones de mujeres y niños en cautiverio, una esperanza para liberales, para castigar a sus tratantes, para acabar con la impunidad, para exigir el resarcimiento del daño. La verdad, hace falta que el gobierno se tome en serio un problema que se le ha salido de la mano desde hace décadas, quiero pensar que por ineficacia y falta de visión, no por lazos de complicidad.

Ayer se conmemoró nuevamente el Día Mundial contra la Trata de Personas, es el cuarto año consecutivo en que a nivel global, se hace un llamado a combatir uno de los crímenes más “normalizados” por las sociedades y por el que recibe millonarias ganancias el crimen organizado. Son más de 36 mil millones de dólares anuales a nivel mundial, y poco más de 433 millones a nivel nacional. En México el debate sobre la Ley contra la trata es vigente, y poco es lo que se ha hecho por combatir este mal que le ha robado la vida a millones de mujeres, infantes y familias enteras.

Sin embargo, si se trata de datos alarmantes destaca que México, según lo detallado por la Auditoría Superior de la Federación (ASF), en su Informe sobre la fiscalización de la Cuenta Pública 2015, la Segob “no diseñó estrategias” en materia de atención a víctimas de trata, por lo que el aumento en la incidencia de este delito se calcula entre 16 y 28 por ciento al menos en el último año.

Después de la expedición de la nueva Ley Contra la Trata en 2012 en México, el número de sentencias pasó de 3 a más de 600. Hoy diversas autoridades han señalado los claroscuros de esta legislación. La PGR por ejemplo, puntualiza que al menos en el periodo de 2013-2014, se realizaron aprehensiones a nivel local que no necesariamente sacaron de las calles a los criminales, sino que en un afán por mejorar las cifras, se procesó a personas vinculadas indirectamente sin que la incidencia del delito haya disminuido.

El esfuerzo que se ha hecho en política pública ha sido miope en dos sentidos. Por un lado no existe a la fecha, una inversión en infraestructura para combatir el delito en internet, que se ha vuelto la principal plataforma para enganchar personas. Se estima que en tres de cada cinco casos de trata depersonas, éste ha sido el vehículo para engañar a las víctimas.

Otro aspecto completamente olvidado, es el de coordinar esfuerzos con los países con los que se han identificado redes de trata. Sobre todo, en casos de explotación sexual, donde existe evidencia de que es un problema transnacional. México tiene el reto de incorporar estos temas en sus agendas multilaterales tanto con Europa, Asia, y por supuesto Norte América, donde la red de Tlaxcala a Nueva York continúa siendo una de las más grandes.

Quizás la más terrible de las caras de este problema, es la trata de niños y niñas con fines de explotación sexual. El caso de Succar Kuri puso los reflectores en México como un destino de turismo sexual, hoy diversas investigaciones han evidenciado cómo en Acapulco, el abuso y trata de infantes, es sistemático y permanente ante la inacción de las autoridades.

La esclavitud del Siglo XXI, sigue y seguirá siendo un reto para nuestro país. Mientras no se generen consensos que tengan como principio rector el Protocolo de Palermo, poco es lo que podremos hacer para desvincular la política antitrata de los intereses de la derecha, que basta decir, poco ayudan y obstaculizan que las víctimas sean las protagonistas.

Un año más ha pasado, y las autoridades le deben a millones de mujeres y niños en cautiverio, una esperanza para liberales, para castigar a sus tratantes, para acabar con la impunidad, para exigir el resarcimiento del daño. La verdad, hace falta que el gobierno se tome en serio un problema que se le ha salido de la mano desde hace décadas, quiero pensar que por ineficacia y falta de visión, no por lazos de complicidad.