/ sábado 19 de agosto de 2017

La renegociación del TLC

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) cuestionado en sus inicios, ahora prácticamente hay consenso del beneficio para México.

El gobierno debe poner, sin menoscabo de nuestra soberanía, todo lo que esté de su parte no solo para conservarlo, sino para mejorarlo en beneficio de nuestro país.

La amenaza principal que pesa en esta negociación es la visión proteccionista y en buena medida populista de Trump, bajo el argumento de que Estados Unidos ha perdido más de lo que ha ganado.

Los empleos en Estados Unidos no se han perdido por la mano de obra barata de los mexicanos.

Es el desarrollo tecnológico que a nivel mundial ha sustituido a los obreros por los robots que hacen 10, 20, 50 o más que un trabajador. Al respecto el expresidente Obama en su discurso de despedida dijo: “La próxima ola de trastornos económicos no vendrá de ultramar, vendrá del ritmo implacable de la automatización que hace que muchos trabajos buenos y de clase media se vuelvan obsoletos”.

Un buen ejemplo entre otros, lo tenemos aquí en México, en las dos plantas armadoras de la NISSAN en el estado de Aguascalientes, la de 1992 les dio empleo a ocho mil 600 obreros y la del 2013 con mayor capacidad de producción que empleó a poco más de tres mil.

Gracias al TLC hoy México es el segundo socio comercial de los Estados Unidos y no es cosa menor, según Forbes nuestras exportaciones pasaron de 47 mil antes del TLC a casi 350 mil millones de dólares en el 2013.

Si bien es cierto que mantenemos un déficit del 2% en nuestra balanza comercial, más que por el tratado, se debe a que descuidamos indolentemente la creación de bienes de capital y con cargo al tratado nos convertimos mayoritariamente en maquiladores.

En la coyuntura actual, lo primero que debe prevalecer es la unión de fuerzas y esfuerzos de Canadá y México porque pese a las diferencias en materia económica de ambos países, la amenaza es la misma: la visión proteccionista y unilateral del presidente Trump.

Segundo. México debe sensibilizar a ambos países de que sus fortalezas o debilidades impactan en la economía de América del Norte y que nuestro país a la vez es la puerta de entrada y extensión a un “TLC Continental” que debe incluirse en esta negociación.

El Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), son dos instrumentos creados que con relativa facilidad dan para construir una zona de libre comercio que posibilite reducir la migración hacia Estados Unidos, sobre todo de América Central, facilitando polos de desarrollo regional en Centro y Sudamérica.

Tercero. La mano de obra mexicana junto con la amenaza letal del narcotráfico, deben ponerse sobre la mesa en la negociación actual, tratando de persuadir a sus socios comerciales de que si a México le va bien, a los Estados Unidos les va mejor.

Cuarto. A la par del equipo que se conformó para la negociación del TLC no sobra pensar en el plan B si el presidente Trump nos da la sorpresa en un “Twittazo” declarando la cancelación de éste.

En esta circunstancia el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) y la alianza con China se convierten en una solución a mediano plazo, ojalá pudiese ser de corto plazo para nuestro país.

Por eso digo: Aprendamos a hablar mandarín.

 

*Miembro de Unidos Podemos A.C. ZACATECAS

Correo: pedro_deleonm@hotmail.com

Facebook: Pedro de León Mojarro

Twitter: @Pdeleonm

Sitio Web: www.pedrodeleon.mx

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) cuestionado en sus inicios, ahora prácticamente hay consenso del beneficio para México.

El gobierno debe poner, sin menoscabo de nuestra soberanía, todo lo que esté de su parte no solo para conservarlo, sino para mejorarlo en beneficio de nuestro país.

La amenaza principal que pesa en esta negociación es la visión proteccionista y en buena medida populista de Trump, bajo el argumento de que Estados Unidos ha perdido más de lo que ha ganado.

Los empleos en Estados Unidos no se han perdido por la mano de obra barata de los mexicanos.

Es el desarrollo tecnológico que a nivel mundial ha sustituido a los obreros por los robots que hacen 10, 20, 50 o más que un trabajador. Al respecto el expresidente Obama en su discurso de despedida dijo: “La próxima ola de trastornos económicos no vendrá de ultramar, vendrá del ritmo implacable de la automatización que hace que muchos trabajos buenos y de clase media se vuelvan obsoletos”.

Un buen ejemplo entre otros, lo tenemos aquí en México, en las dos plantas armadoras de la NISSAN en el estado de Aguascalientes, la de 1992 les dio empleo a ocho mil 600 obreros y la del 2013 con mayor capacidad de producción que empleó a poco más de tres mil.

Gracias al TLC hoy México es el segundo socio comercial de los Estados Unidos y no es cosa menor, según Forbes nuestras exportaciones pasaron de 47 mil antes del TLC a casi 350 mil millones de dólares en el 2013.

Si bien es cierto que mantenemos un déficit del 2% en nuestra balanza comercial, más que por el tratado, se debe a que descuidamos indolentemente la creación de bienes de capital y con cargo al tratado nos convertimos mayoritariamente en maquiladores.

En la coyuntura actual, lo primero que debe prevalecer es la unión de fuerzas y esfuerzos de Canadá y México porque pese a las diferencias en materia económica de ambos países, la amenaza es la misma: la visión proteccionista y unilateral del presidente Trump.

Segundo. México debe sensibilizar a ambos países de que sus fortalezas o debilidades impactan en la economía de América del Norte y que nuestro país a la vez es la puerta de entrada y extensión a un “TLC Continental” que debe incluirse en esta negociación.

El Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), son dos instrumentos creados que con relativa facilidad dan para construir una zona de libre comercio que posibilite reducir la migración hacia Estados Unidos, sobre todo de América Central, facilitando polos de desarrollo regional en Centro y Sudamérica.

Tercero. La mano de obra mexicana junto con la amenaza letal del narcotráfico, deben ponerse sobre la mesa en la negociación actual, tratando de persuadir a sus socios comerciales de que si a México le va bien, a los Estados Unidos les va mejor.

Cuarto. A la par del equipo que se conformó para la negociación del TLC no sobra pensar en el plan B si el presidente Trump nos da la sorpresa en un “Twittazo” declarando la cancelación de éste.

En esta circunstancia el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) y la alianza con China se convierten en una solución a mediano plazo, ojalá pudiese ser de corto plazo para nuestro país.

Por eso digo: Aprendamos a hablar mandarín.

 

*Miembro de Unidos Podemos A.C. ZACATECAS

Correo: pedro_deleonm@hotmail.com

Facebook: Pedro de León Mojarro

Twitter: @Pdeleonm

Sitio Web: www.pedrodeleon.mx