/ domingo 3 de enero de 2016

Las metas y un nuevo inicio | Nuvia Mayorga Delgado

Al escribir la columna en el inicio del año deseo hacer una reflexión para compartir con todos ustedes. Un año más termina y comienza otro; inevitable resulta pensar sobre el pasado y la renovación de objetivos y metas para el futuro, tener un momento especial para ello es necesario con el propósito de crecer en los procesos personales, profesionales y sociales.

Esta semana repaso con ustedes una estadística que señala que ocho de cada 10 personas que se ingresan a espacio para ir hacer ejercicio en enero, para finales del segundo mes ya no vuelven a ir. Lo anterior me inclino a pensar cuantos propósitos nos fijamos y comenzamos su realización con mucho entusiasmo y nos vamos olvidando de ellos a lo largo del año. Nuevos proyectos que son importantes para cada uno de nosotros y que, por alguna razón, a pesar de ser significativos, los dejamos a un lado, solo para retomarlos como reflexión el treinta y uno de diciembre y volverlos a tomar nuevamente, entrando en una espiral interminable.

Cuántas veces hemos escuchado frases como: “Este año si lo hago”, “este año ojalá que se me cumpla”, “este año va a ser el bueno”. Quiero transmitirles que la buena noticia es que expresiones como estas solo dependen de cada uno de nosotros, no dependen de factores externos, dependen de nuestra voluntad, de nuestro entusiasmo, de nuestra decisión. Si cada uno de nosotros nos mantenemos firmes en alcanzar nuestras metas, si establecemos con claridad tiempos para lograr nuestros objetivos, si analizamos los esfuerzos que requerimos para cumplirlos, comprometemos nuestra voluntad para no flaquear ante las dificultades y nos visualizamos como personas positivas estoy convencida que todas las metas serán alcanzadas.

Imaginemos un México en el que los mexicanos cumpliéramos, en este año dos mil dieciséis, una o mas metas personales, la contribución en los avances de la sociedad serían verdaderamente relevantes.

En lo individual, una meta alcanzada, repercute con una gran fuerza en nuestro interior impulsándonos a lograr más y mejores resultados, nos convence que somos mejores personas, y sin duda, trasciende en el esfuerzo de conjunto de los mexicanos para construir un país más justo y próspero, en ello radica el valor del esfuerzo individual.

Queridos lectores, por este medio quiero desearles que el año que comienza sea de esfuerzo, disciplina y resultados positivos para todos. Que ahora que comienza un nuevo ciclo, en el espacio de la reflexión, se generen cambios en lo individual, que se traduzcan en presentarnos como mejores personas día a día.

/arm

Al escribir la columna en el inicio del año deseo hacer una reflexión para compartir con todos ustedes. Un año más termina y comienza otro; inevitable resulta pensar sobre el pasado y la renovación de objetivos y metas para el futuro, tener un momento especial para ello es necesario con el propósito de crecer en los procesos personales, profesionales y sociales.

Esta semana repaso con ustedes una estadística que señala que ocho de cada 10 personas que se ingresan a espacio para ir hacer ejercicio en enero, para finales del segundo mes ya no vuelven a ir. Lo anterior me inclino a pensar cuantos propósitos nos fijamos y comenzamos su realización con mucho entusiasmo y nos vamos olvidando de ellos a lo largo del año. Nuevos proyectos que son importantes para cada uno de nosotros y que, por alguna razón, a pesar de ser significativos, los dejamos a un lado, solo para retomarlos como reflexión el treinta y uno de diciembre y volverlos a tomar nuevamente, entrando en una espiral interminable.

Cuántas veces hemos escuchado frases como: “Este año si lo hago”, “este año ojalá que se me cumpla”, “este año va a ser el bueno”. Quiero transmitirles que la buena noticia es que expresiones como estas solo dependen de cada uno de nosotros, no dependen de factores externos, dependen de nuestra voluntad, de nuestro entusiasmo, de nuestra decisión. Si cada uno de nosotros nos mantenemos firmes en alcanzar nuestras metas, si establecemos con claridad tiempos para lograr nuestros objetivos, si analizamos los esfuerzos que requerimos para cumplirlos, comprometemos nuestra voluntad para no flaquear ante las dificultades y nos visualizamos como personas positivas estoy convencida que todas las metas serán alcanzadas.

Imaginemos un México en el que los mexicanos cumpliéramos, en este año dos mil dieciséis, una o mas metas personales, la contribución en los avances de la sociedad serían verdaderamente relevantes.

En lo individual, una meta alcanzada, repercute con una gran fuerza en nuestro interior impulsándonos a lograr más y mejores resultados, nos convence que somos mejores personas, y sin duda, trasciende en el esfuerzo de conjunto de los mexicanos para construir un país más justo y próspero, en ello radica el valor del esfuerzo individual.

Queridos lectores, por este medio quiero desearles que el año que comienza sea de esfuerzo, disciplina y resultados positivos para todos. Que ahora que comienza un nuevo ciclo, en el espacio de la reflexión, se generen cambios en lo individual, que se traduzcan en presentarnos como mejores personas día a día.

/arm