/ domingo 20 de agosto de 2017

Las reglas no escritas

El PRI a diferencia de otros partidos, tiene un deber social e histórico con la sociedad mexicana, la época de estabilidad social y crecimiento económico, han sido lazos con los mexicanos y una bandera que hasta ahora no ha sido arrebatada pese a las distintas crisis político electorales desde 1988 hasta la fecha.

En política anteriormente, los tiempos los marcaba el régimen porque la lealtad, disciplina, eficiencia y conciencia de los funcionarios, estaban en torno al gobierno y al Presidente totalmente, el partido se encontraba organizado en base a la unidad de los principios y del programa que se delineaba para el desarrollo del país y para mantener una clase política hegemónica y compacta capaz de cohesionarse y apoyar a quien resultaba como candidato a suceder al Presidente en turno.

Los tiempos de la hegemonía de partido y la alternancia cambiaron estas cosas en varios sentidos, pues al ser el PRI una organización política nacional con una gran gama de talentos y líderes en toda la República en los diversos ámbitos de la política, se abrió  una competencia natural para ocupar los cargos en las dirigencias y en las candidaturas. Las dos grandes columnas del partido, han sido siempre funcionarios en la administración pública de gran capacidad y dirigentes políticos en el partido como ejes de participación política y de la unidad del partido.

Hoy la presión social principalmente por la exageración que permiten las redes sociales, han impactado negativamente a todos los partidos, por supuesto más al PRI quien gobierna a pesar de que PAN y PRD iniciaron como aliados políticos de las reformas y después desconocieron sus acciones con una gran vileza y cinismo para regresar a su papel histórico contestatario, estéril y vergonzante.

Ahora son los tiempos del PRI ya que solo falta que sea definido su candidato para que los partidos de oposición regresen al tablero de ajedrez, sus discursos de alianza son de maquillaje, los partidos pequeños analizan el papel que jugarán y su futuro inmediato producto de sus negociaciones.

El PRI y el Presidente deben analizar un candidato que garantice la unidad, una contienda interna fracturará las estructuras y beneficiará a la oposición. Los priistas conocemos las reglas del juego y la democracia interna culmina al momento de la elección del candidato, por eso es necesario que el Presidente escuche a su partido y el partido escuche a su Presidente, nuestras reglas internas son constitucionales por más que la oposición y algunos medios traten de descalificarlos.

Un partido fracturado será un partido destinado a perder las elecciones y el grupo en el poder, debe asimilar más que otros el proceso de elección, los aspirantes actuar con visión de líderes y privilegiar la unidad, los gobernadores evitar la fragmentación de 2006 para que se ponga un dique a la simulación y la ambigüedad.

Algunos esperaban una ruptura en la pasada Asamblea Nacional y el partido salió más unido que nunca. En este momento ya quisieran conocer al candidato del PRI para plantear su estrategia y el PRI no caerá en el juego mediático, antes la fuerza del tapado provenía de la gran unidad del partido y esta vez no deberá ser la excepción.

 

Al tiempo.

 

Exlegislador

jorgeschiaffinoisunza@yahoo.com.mx

El PRI a diferencia de otros partidos, tiene un deber social e histórico con la sociedad mexicana, la época de estabilidad social y crecimiento económico, han sido lazos con los mexicanos y una bandera que hasta ahora no ha sido arrebatada pese a las distintas crisis político electorales desde 1988 hasta la fecha.

En política anteriormente, los tiempos los marcaba el régimen porque la lealtad, disciplina, eficiencia y conciencia de los funcionarios, estaban en torno al gobierno y al Presidente totalmente, el partido se encontraba organizado en base a la unidad de los principios y del programa que se delineaba para el desarrollo del país y para mantener una clase política hegemónica y compacta capaz de cohesionarse y apoyar a quien resultaba como candidato a suceder al Presidente en turno.

Los tiempos de la hegemonía de partido y la alternancia cambiaron estas cosas en varios sentidos, pues al ser el PRI una organización política nacional con una gran gama de talentos y líderes en toda la República en los diversos ámbitos de la política, se abrió  una competencia natural para ocupar los cargos en las dirigencias y en las candidaturas. Las dos grandes columnas del partido, han sido siempre funcionarios en la administración pública de gran capacidad y dirigentes políticos en el partido como ejes de participación política y de la unidad del partido.

Hoy la presión social principalmente por la exageración que permiten las redes sociales, han impactado negativamente a todos los partidos, por supuesto más al PRI quien gobierna a pesar de que PAN y PRD iniciaron como aliados políticos de las reformas y después desconocieron sus acciones con una gran vileza y cinismo para regresar a su papel histórico contestatario, estéril y vergonzante.

Ahora son los tiempos del PRI ya que solo falta que sea definido su candidato para que los partidos de oposición regresen al tablero de ajedrez, sus discursos de alianza son de maquillaje, los partidos pequeños analizan el papel que jugarán y su futuro inmediato producto de sus negociaciones.

El PRI y el Presidente deben analizar un candidato que garantice la unidad, una contienda interna fracturará las estructuras y beneficiará a la oposición. Los priistas conocemos las reglas del juego y la democracia interna culmina al momento de la elección del candidato, por eso es necesario que el Presidente escuche a su partido y el partido escuche a su Presidente, nuestras reglas internas son constitucionales por más que la oposición y algunos medios traten de descalificarlos.

Un partido fracturado será un partido destinado a perder las elecciones y el grupo en el poder, debe asimilar más que otros el proceso de elección, los aspirantes actuar con visión de líderes y privilegiar la unidad, los gobernadores evitar la fragmentación de 2006 para que se ponga un dique a la simulación y la ambigüedad.

Algunos esperaban una ruptura en la pasada Asamblea Nacional y el partido salió más unido que nunca. En este momento ya quisieran conocer al candidato del PRI para plantear su estrategia y el PRI no caerá en el juego mediático, antes la fuerza del tapado provenía de la gran unidad del partido y esta vez no deberá ser la excepción.

 

Al tiempo.

 

Exlegislador

jorgeschiaffinoisunza@yahoo.com.mx