/ domingo 30 de julio de 2017

México, con civilidad y equilibrio

Los mexicanos comenzamos el día con la idea de que para algunos es una jornada laboral, para otros de estudio y en muchos casos de esfuerzo y de reto para terminar el día lo mejor posible.

Todas las personas queremos concluir el día mejor de lo que fue el amanecer, sin embargo, seamos sinceros, cuántas veces eso sucede.  La mayor parte de los días de nuestra vida concluyen con una gran cantidad de sensaciones que cargan nuestra emoción y vulneran nuestro estado de ánimo, así de los trescientos sesenta y cinco días del año, son la minoría los que concluimos con una amplia sonrisa de satisfacción a su final.  No quiero decir con ello, que no exista una gran cantidad de personas, que sí lo logran, pero considero que debería de haber muchas más.

Lo anterior me obliga a reflexionar sobre las razones que pudiesen conducirnos a sufrir de este fenómeno de agotamiento diario.  Dándome a la tarea de identificar las razones, observo en la sociedad común, tanto urbana como rural, que existen una gran cantidad de factores ajenos al individuo que vulneran nuestro estado de conciencia.

Varios de estos factores son simples detalles; pequeños actos reflejo de una sociedad que no alcanza a comprender el valor tan grande que tienen los pequeños detalles, llamémosles, sociales.

Me refiero a simples gestos tales como decir con una sonrisa buenos días al cajero del banco; al tendero que siempre vemos, preguntarle cómo durmió; en el cruce de una esquina sin semáforo, ceder el paso en un gesto de uno a uno, contrario a “aventarle el coche”; en ver una pequeña basura en la calle y recogerla para tirarla en el contenedor adecuado; en buscar que con las pequeñas acciones generemos un valor a nuestra persona sabiendo que estamos haciendo lo correcto y que creamos una sociedad mejor.

Lo antes señalado es lo que conocemos como civilidad, la realización de conductas que generan respeto y equilibrio en una sociedad para vivir mejor, para estar mejor, para sentirnos mejor, para tener una oportunidad mejor.

En el momento en que todos los mexicanos comenzamos a contribuir con nuestra aportación diaria de detalles de civilidad, estamos creando un equilibrio que mantiene el desarrollo de nuestra sociedad.  Las sociedades son entes vivos que responden a fenómenos naturales muy congruentes. Estos fenómenos naturales a los que me refiero son precisamente ese conjunto de acciones tan pequeñas para cada uno de nosotros, pero tan grandes e influyentes en el entorno, que gozan de un efecto multiplicador de un profundo orgullo y respeto que promueve los increíbles cambios sociales.

La congruencia y lógica de los mismos alteran positivamente a una sociedad tanto en su orden político, económico como social.  En cambio, la violencia, la falta de respeto, la imposición y la falta de tolerancia, afectan negativamente. La lógica del argumento es irrefutable, la agresión conduce a la agresión, la civilidad llama a la civilidad, en base a lo anterior, es que percibo que al final de la jornada muchos mexicanos no sienten satisfacción de haber concluido su día mejor de lo que lo comenzaron, consecuencia de que existieron una gran cantidad de factores externos que afectaron su estado de ánimo.  Detalles que lo violentaron anímicamente.

Desde este espacio exhorto a que todos reconozcamos la importancia vital que tienen nuestras pequeñas conductas en la grandeza de México, con civilidad encontraremos el equilibrio, decidamos hoy que si cada uno de nosotros al hacer lo correcto en el detalle más pequeño, estaremos siendo el ejemplo y la imagen de lo que deseamos de este gran país: México, ejemplo de civilidad y equilibrio.

Los mexicanos comenzamos el día con la idea de que para algunos es una jornada laboral, para otros de estudio y en muchos casos de esfuerzo y de reto para terminar el día lo mejor posible.

Todas las personas queremos concluir el día mejor de lo que fue el amanecer, sin embargo, seamos sinceros, cuántas veces eso sucede.  La mayor parte de los días de nuestra vida concluyen con una gran cantidad de sensaciones que cargan nuestra emoción y vulneran nuestro estado de ánimo, así de los trescientos sesenta y cinco días del año, son la minoría los que concluimos con una amplia sonrisa de satisfacción a su final.  No quiero decir con ello, que no exista una gran cantidad de personas, que sí lo logran, pero considero que debería de haber muchas más.

Lo anterior me obliga a reflexionar sobre las razones que pudiesen conducirnos a sufrir de este fenómeno de agotamiento diario.  Dándome a la tarea de identificar las razones, observo en la sociedad común, tanto urbana como rural, que existen una gran cantidad de factores ajenos al individuo que vulneran nuestro estado de conciencia.

Varios de estos factores son simples detalles; pequeños actos reflejo de una sociedad que no alcanza a comprender el valor tan grande que tienen los pequeños detalles, llamémosles, sociales.

Me refiero a simples gestos tales como decir con una sonrisa buenos días al cajero del banco; al tendero que siempre vemos, preguntarle cómo durmió; en el cruce de una esquina sin semáforo, ceder el paso en un gesto de uno a uno, contrario a “aventarle el coche”; en ver una pequeña basura en la calle y recogerla para tirarla en el contenedor adecuado; en buscar que con las pequeñas acciones generemos un valor a nuestra persona sabiendo que estamos haciendo lo correcto y que creamos una sociedad mejor.

Lo antes señalado es lo que conocemos como civilidad, la realización de conductas que generan respeto y equilibrio en una sociedad para vivir mejor, para estar mejor, para sentirnos mejor, para tener una oportunidad mejor.

En el momento en que todos los mexicanos comenzamos a contribuir con nuestra aportación diaria de detalles de civilidad, estamos creando un equilibrio que mantiene el desarrollo de nuestra sociedad.  Las sociedades son entes vivos que responden a fenómenos naturales muy congruentes. Estos fenómenos naturales a los que me refiero son precisamente ese conjunto de acciones tan pequeñas para cada uno de nosotros, pero tan grandes e influyentes en el entorno, que gozan de un efecto multiplicador de un profundo orgullo y respeto que promueve los increíbles cambios sociales.

La congruencia y lógica de los mismos alteran positivamente a una sociedad tanto en su orden político, económico como social.  En cambio, la violencia, la falta de respeto, la imposición y la falta de tolerancia, afectan negativamente. La lógica del argumento es irrefutable, la agresión conduce a la agresión, la civilidad llama a la civilidad, en base a lo anterior, es que percibo que al final de la jornada muchos mexicanos no sienten satisfacción de haber concluido su día mejor de lo que lo comenzaron, consecuencia de que existieron una gran cantidad de factores externos que afectaron su estado de ánimo.  Detalles que lo violentaron anímicamente.

Desde este espacio exhorto a que todos reconozcamos la importancia vital que tienen nuestras pequeñas conductas en la grandeza de México, con civilidad encontraremos el equilibrio, decidamos hoy que si cada uno de nosotros al hacer lo correcto en el detalle más pequeño, estaremos siendo el ejemplo y la imagen de lo que deseamos de este gran país: México, ejemplo de civilidad y equilibrio.