/ sábado 19 de agosto de 2017

Narco…hasta la cocina

Y, lavado de dinero, hasta la azotea. Parecen haber sido insuficientes las medidas que se tomaron para combatirlo, a pesar del endurecimiento en el sistema bancario, el acuerdo con Estados Unidos –para vigilar cualquier depósito de mexicanos y otras normas, que solo afectan a quienes nada tienen que ver con el delito.Lo sucedido con el futbolista Rafael Márquez y el cantante Julión Álvarez ejemplifica el que para enterarnos de lo que ocurre en el campo de las “finanzas sospechosas”, lo tienen que destapar los gringos.

Pasó, hace tiempo, con un par de bancos –conocidos a nivel internacional-, a los que los yanquis pepenaron aceptando capitales, de origen oscuro. Los multaron, reprendieron y ahí quedó la cosa.

Imposible condenar al deportista y al divo, sin pruebas fehacientes ni juicio de por medio. Los yanquis, como sabemos, se equivocan hasta al detener y fustigar, a un turista azteca, por llamarse igual que un bandolero: la migra gringa ignora la existencia de homónimos.

Lo que queda claro, con la última lista de la OFAC (Oficina de Control de bienes extranjeros, del Departamento del Tesoro de Estados Unidos), es la certeza de que, hay un número indeterminado y enorme, de empresas que se dedican al redituable negocio.

El lavado o blanqueo de dineros, para muchísimas personas, es una chamba lucrativa, “que no daña a nadie”. Les parece que hacen un trabajo, como cualquier otro, con la diferencia de que ser más redituable.

En México, de acuerdo a lo que se trafica y se recibe como pago de los inmensos cargamentos al otro lado, tiene que haber montones de patrones “fachada”, desde los que manejan minilocales, hasta fábricas, constructoras, restaurantes y antros.

Hace unos años las autoridades detectaron que, una cadena de tiendas de colchones era la vil máscara de la ilegalidad. Desde entonces, jamás se ha vuelto a saber de alguna investigación que identifique a estas “tintorerías”, a pesar de los miles de millones, que se ingresan los mafiosos.

Se señala como centros destacados de lavado, a Jalisco, Sinaloa, Baja California, al aparecer 163 empresas ahí situadas, entre las 200 que enlista OFAC. De otras entidades poco se habla, pero el sentido común apunta a que no deben quedarse cortas.

En la Ciudad de México, en la que según su desgobernante –MiniMancera-, ni hay cárteles ni capos, se multiplican como esporas changarritos que, ni duda cabe, forman parte de la maquinaria.

Hay cientos de “salones de belleza”, en colonias donde las rentas son exorbitantes, en los que no se paran ni las moscas. El personal, mano sobre mano, jamás aparece un cliente y, sin embargo, cubren pagos.

Mientras los “honrados”, sudan la gota gorda para salir adelante, restaurantes desolados, gimnasios en silencio, florerías sin flores subsisten sin que autoridad alguna se percate del cómo le hacen.

¿Pagarán impuestos o, al SAT y a fiscalización de Hacienda se les hace bolas el engrudo? Si cualquiera, de los que tienen agarrados del pescuezo, falla una declaración mensual, se le van a la yugular.

Dedicarse a cualquier asunto que involucre al narco, es condenable. Ayudarlos a lavar dinero manchado de sangre, aunque quien solicite el favor no tenga facha de crápula, es una ignominia.

Una multitud de jóvenes perdidos por la droga, familias destrozadas, deterioro del tejido social y demás consecuencias de estas operaciones, son razón de sobra para que las autoridades despierten y persigan el hilo del dinero maldito, hasta ahora, impune.

 

catalinanq@hotmail.com

Tuiter: @catalinanq

Y, lavado de dinero, hasta la azotea. Parecen haber sido insuficientes las medidas que se tomaron para combatirlo, a pesar del endurecimiento en el sistema bancario, el acuerdo con Estados Unidos –para vigilar cualquier depósito de mexicanos y otras normas, que solo afectan a quienes nada tienen que ver con el delito.Lo sucedido con el futbolista Rafael Márquez y el cantante Julión Álvarez ejemplifica el que para enterarnos de lo que ocurre en el campo de las “finanzas sospechosas”, lo tienen que destapar los gringos.

Pasó, hace tiempo, con un par de bancos –conocidos a nivel internacional-, a los que los yanquis pepenaron aceptando capitales, de origen oscuro. Los multaron, reprendieron y ahí quedó la cosa.

Imposible condenar al deportista y al divo, sin pruebas fehacientes ni juicio de por medio. Los yanquis, como sabemos, se equivocan hasta al detener y fustigar, a un turista azteca, por llamarse igual que un bandolero: la migra gringa ignora la existencia de homónimos.

Lo que queda claro, con la última lista de la OFAC (Oficina de Control de bienes extranjeros, del Departamento del Tesoro de Estados Unidos), es la certeza de que, hay un número indeterminado y enorme, de empresas que se dedican al redituable negocio.

El lavado o blanqueo de dineros, para muchísimas personas, es una chamba lucrativa, “que no daña a nadie”. Les parece que hacen un trabajo, como cualquier otro, con la diferencia de que ser más redituable.

En México, de acuerdo a lo que se trafica y se recibe como pago de los inmensos cargamentos al otro lado, tiene que haber montones de patrones “fachada”, desde los que manejan minilocales, hasta fábricas, constructoras, restaurantes y antros.

Hace unos años las autoridades detectaron que, una cadena de tiendas de colchones era la vil máscara de la ilegalidad. Desde entonces, jamás se ha vuelto a saber de alguna investigación que identifique a estas “tintorerías”, a pesar de los miles de millones, que se ingresan los mafiosos.

Se señala como centros destacados de lavado, a Jalisco, Sinaloa, Baja California, al aparecer 163 empresas ahí situadas, entre las 200 que enlista OFAC. De otras entidades poco se habla, pero el sentido común apunta a que no deben quedarse cortas.

En la Ciudad de México, en la que según su desgobernante –MiniMancera-, ni hay cárteles ni capos, se multiplican como esporas changarritos que, ni duda cabe, forman parte de la maquinaria.

Hay cientos de “salones de belleza”, en colonias donde las rentas son exorbitantes, en los que no se paran ni las moscas. El personal, mano sobre mano, jamás aparece un cliente y, sin embargo, cubren pagos.

Mientras los “honrados”, sudan la gota gorda para salir adelante, restaurantes desolados, gimnasios en silencio, florerías sin flores subsisten sin que autoridad alguna se percate del cómo le hacen.

¿Pagarán impuestos o, al SAT y a fiscalización de Hacienda se les hace bolas el engrudo? Si cualquiera, de los que tienen agarrados del pescuezo, falla una declaración mensual, se le van a la yugular.

Dedicarse a cualquier asunto que involucre al narco, es condenable. Ayudarlos a lavar dinero manchado de sangre, aunque quien solicite el favor no tenga facha de crápula, es una ignominia.

Una multitud de jóvenes perdidos por la droga, familias destrozadas, deterioro del tejido social y demás consecuencias de estas operaciones, son razón de sobra para que las autoridades despierten y persigan el hilo del dinero maldito, hasta ahora, impune.

 

catalinanq@hotmail.com

Tuiter: @catalinanq