En el tercer capítulo sobre Antonio Lozano Pineda, presidente de la Federación Mexicana de Asociaciones de Atletismo, en el caso de Ana Laura Gray, en la Comisión de Apelación y Arbitraje del deporte, tiene dos resoluciones a su favor y falta una última para que la reinstalen en la Asociación de Atletismo de Sonora, lo mismo pasó con Jalisco, el Estado de México y Veracruz.
En el capítulo titulado el “Infierno dentro de la FMAA”, la fuente que hace la crónica de lo que ocurre con esta entidad deportiva, si bien hace varios juicios de valor, recapitula lo que vivió al interior del organismo y en dónde algunas personas inmersas en el atletismo se han interesado por la fuente que elaboró el documento.
Habla de la relación que ha establecido con las personas que lo rodean, de la forma que se expresa de los atletas, de la aplicación de los estatutos apócrifos, los problemas que tiene con los directores de institutos, lo que piensa de Raúl González, actual director del Instituto del Deporte de Nuevo León y la relación que llevan, incluso que le presta el departamento que tiene el medallista olímpico en la colonia del Valle para sus reuniones privadas.
Con relación a la situación jurídica, a Lozano Pinedo cuando le preguntan, ha dicho que “todo está muy bien, tengo todo ganado, estoy tranquilo, no pasa nada, me apoya Carlos Padilla, me apoya todo el mundo, todos quieren que siga; he ganado todo”. Sin embargo, todavía no le dictan sentencia por la denuncia de la CONADE por el delito de peculado y la suma que tuvo que invertir para salir del Reclusorio Sur.
Dentro de la crónica, menciona la Casa del Atletismo ubicada en el Estado de México, en donde se reserva el derecho de admisión y según lo expuesto, en las Asambleas Ordinarias y Extraordinarias se dedica a expulsar, castigar, amenazar, quitar e imponer presidentes en los estados a su modo, siendo los principales afectados atletas y entrenadores.
Criterios de selección los define la FMAA y los eventos selectivos los vende al mejor postor sin evaluar las mejores condiciones para los atletas mexicanos, y que el cronometraje electrónico no está certificado a nivel internacional. Una situación muy delicada de ser cierta, de una Federación que depende de lo que hagan universidades e institutos con sus deportistas. La escuela del atletismo, el único proyecto conocido de los últimos años en el CDOM, resultó un fracaso.
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