/ miércoles 30 de agosto de 2017

Prozac Mixcoac

Dice el secretario de Obras y Servicios de la Ciudad de México, Edgar Tungüí, que no le llamemos “Deprimido Mixcoac” sino “Desnivel de Mixcoac”, lo cual es correcto. Un nombre que surgió en la jerga técnica se popularizó a partir de la resistencia a una de las mayores obras viales que ha visto la Ciudad de México.

El Desnivel de Mixcoac es una obra que me marca en lo personal. Antes de la obra había reflexionado sobre los que debían ser los últimos pasos a desnivel de la ciudad: completar el Circuito Interior y generar mejores ligas entre el éste, el Anillo Periférico y los accesos a la ciudad. Entre las obras viales consideradas sí estaba este paso inferior vehicular. Oponerme habría sido una incongruencia.

Sin embargo, tenía dudas sobre el proyecto: ¿Por qué los dos túneles debían colocarse uno sobre otro? ¿Por qué debían considerar los giros a Barranca del Muerto o Eje 8 Sur en el nivel inferior? ¿Cuál era el rol del peatón en este proyecto? ¿Dónde quedaba la proyección del metro bajo Insurgentes?

Tras solicitudes de información di con los planos y comprobé que era un proyecto que ignoraba por completo al peatón. Era mayo de 2015, el peor momento para denunciar el riesgo que corrían los peatones, considerando los días que faltaban para las elecciones legislativas y delegacionales.

Trabajé en una contrapropuesta y, finalmente, el 21 de junio de 2015, publiqué una presentación en formato de video en mi canal de Youtube: “El Abominable Deprimido Mixcoac” y que anunciaba un “No Así” (meses más tarde, el lema contra el Corredor Cultural Chapultepec sería #AsíNo). En este video exhibía los riesgos viales de la obra y exponía mi contrapropuesta. En horas, el video había sido visto por cientos de vecinos y, finalmente, logró algunas primeras planas.

Fue a través de este tema que conocí a la Secretaria de Gobierno, Patricia Mercado, y a otros altos funcionarios del Gobierno de la Ciudad. Encontrar interlocución en un gobierno al que has criticado te pone en una encrucijada personal: ¿criticar para transformar o criticar por vocación? Mi misión es la ciudad, no la crítica.

Los carriles superficiales se redujeron de tres a dos y ese es el mayor logro: el espacio central es alcanzable para las colonias adyacentes y no simplemente un espacio perdido para la ciudad. El diseño vial superficial salva vidas.

Mantengo diferencias con el proyecto final, pero por primera vez en la historia de la Ciudad de México, un paso a desnivel convive con su entorno de forma positiva y de hecho marca alguna posible tendencia. En el futuro, donde sea necesario reducir carriles para mejorar el espacio público, podríamos generar algunas conexiones viales subterráneas que ayuden a la permeabilidad de nuestras avenidas, a veces infranqueables.

El arquitecto Billy Springall recién criticaba en sus redes sociales que Barranca del Muerto remata en una construcción en vez de ser la puerta del parque lineal; y, de hecho, tiene razón, ese punto fue la convergencia del Río Tarango con el Río Mixcoac así que no deja de ser desafortunado que remate en un cuarto de máquinas, algo que tendrá que mejorar allí en los siguientes meses.

¿Es esta la última gran obra vial de la ciudad? Seguramente no, pero esperaría encontrar dos elementos en el futuro: uno, los pasos a desnivel no pueden ser la respuesta a un congestionamiento de coches sino soluciones de movilidad para todos los usuarios; dos, no podemos seguir pagando obras viales con el presupuesto regular.

Dice el secretario de Obras y Servicios de la Ciudad de México, Edgar Tungüí, que no le llamemos “Deprimido Mixcoac” sino “Desnivel de Mixcoac”, lo cual es correcto. Un nombre que surgió en la jerga técnica se popularizó a partir de la resistencia a una de las mayores obras viales que ha visto la Ciudad de México.

El Desnivel de Mixcoac es una obra que me marca en lo personal. Antes de la obra había reflexionado sobre los que debían ser los últimos pasos a desnivel de la ciudad: completar el Circuito Interior y generar mejores ligas entre el éste, el Anillo Periférico y los accesos a la ciudad. Entre las obras viales consideradas sí estaba este paso inferior vehicular. Oponerme habría sido una incongruencia.

Sin embargo, tenía dudas sobre el proyecto: ¿Por qué los dos túneles debían colocarse uno sobre otro? ¿Por qué debían considerar los giros a Barranca del Muerto o Eje 8 Sur en el nivel inferior? ¿Cuál era el rol del peatón en este proyecto? ¿Dónde quedaba la proyección del metro bajo Insurgentes?

Tras solicitudes de información di con los planos y comprobé que era un proyecto que ignoraba por completo al peatón. Era mayo de 2015, el peor momento para denunciar el riesgo que corrían los peatones, considerando los días que faltaban para las elecciones legislativas y delegacionales.

Trabajé en una contrapropuesta y, finalmente, el 21 de junio de 2015, publiqué una presentación en formato de video en mi canal de Youtube: “El Abominable Deprimido Mixcoac” y que anunciaba un “No Así” (meses más tarde, el lema contra el Corredor Cultural Chapultepec sería #AsíNo). En este video exhibía los riesgos viales de la obra y exponía mi contrapropuesta. En horas, el video había sido visto por cientos de vecinos y, finalmente, logró algunas primeras planas.

Fue a través de este tema que conocí a la Secretaria de Gobierno, Patricia Mercado, y a otros altos funcionarios del Gobierno de la Ciudad. Encontrar interlocución en un gobierno al que has criticado te pone en una encrucijada personal: ¿criticar para transformar o criticar por vocación? Mi misión es la ciudad, no la crítica.

Los carriles superficiales se redujeron de tres a dos y ese es el mayor logro: el espacio central es alcanzable para las colonias adyacentes y no simplemente un espacio perdido para la ciudad. El diseño vial superficial salva vidas.

Mantengo diferencias con el proyecto final, pero por primera vez en la historia de la Ciudad de México, un paso a desnivel convive con su entorno de forma positiva y de hecho marca alguna posible tendencia. En el futuro, donde sea necesario reducir carriles para mejorar el espacio público, podríamos generar algunas conexiones viales subterráneas que ayuden a la permeabilidad de nuestras avenidas, a veces infranqueables.

El arquitecto Billy Springall recién criticaba en sus redes sociales que Barranca del Muerto remata en una construcción en vez de ser la puerta del parque lineal; y, de hecho, tiene razón, ese punto fue la convergencia del Río Tarango con el Río Mixcoac así que no deja de ser desafortunado que remate en un cuarto de máquinas, algo que tendrá que mejorar allí en los siguientes meses.

¿Es esta la última gran obra vial de la ciudad? Seguramente no, pero esperaría encontrar dos elementos en el futuro: uno, los pasos a desnivel no pueden ser la respuesta a un congestionamiento de coches sino soluciones de movilidad para todos los usuarios; dos, no podemos seguir pagando obras viales con el presupuesto regular.

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