/ miércoles 30 de agosto de 2017

Quinto informe presidencial

Hace bien el presidente Peña de retomar la costumbre de presentar su Informe Presidencial de frente a la Nación. No obstante es de lamentar es que no vaya a poder ser una vez más en el Congreso de la Unión.

Y digo que hace bien, porque hay muchos resultados positivos de su gestión en este quinquenio que han comenzado a hacerse visibles después de las reformas estructurales de los primeros años. Además, hay que reconocer que pese al ambiente mundial, el gobierno ha ido sorteando la mayor parte de las vicisitudes, aunque empañadas por aspectos que nos atañen a todos como los de la corrupción e impunidad y por supuesto el tema de la inseguridad y violencia sin resolver.

Tal vez lo que más ha impactado a México es la tensa e inusual relación con Estados Unidos originada desde el Norte y con la cual no estábamos preparados y la cual seguramente la seguiremos resintiendo en éste o en el siguiente gobierno del color que sea.

El presente y el futuro de esta relación no necesariamente están únicamente en nuestras manos; pero considero que la prudencia que ha tenido el gobierno mexicano ha evitado una seria confrontación la cual podría llevar a una salida sin regreso. Incluso habría que verla también a la luz de las acciones y declaraciones de líderes mundiales frente a Donald Trump que han sido en el mismo sentido de buscar salidas alternas a las permanentes amenazas y desvaríos.

La situación internacional es inédita en muchos sentidos; es cierto que el mundo está en permanente transformación y los acontecimientos tienen forzosamente que verse desde otra perspectiva, estar alertas e ir buscando nuevas soluciones a lo que día a día está aconteciendo.

Otra de las cuestiones que hay que tomar en cuenta es que la política exterior, ante esas transformaciones ha tenido que irse adecuando y poniendo por encima otras prioridades como es la defensa de los mexicanos en el exterior; es decir, los migrantes y la solidaridad para todos aquellos que siendo o no connacionales, está en peligro su bienestar y sobre todo sus vidas. De ahí que es inaceptable la actitud de quienes critican el gesto del gobierno de Peña de ofrecer ayuda humanitaria y ser solidarios con las poblaciones norteñas de Texas principalmente, ante los destrozos del huracán Harvey.

Sobre todo en este último año se han buscado nuevos y novedosos acercamientos con otros países y regiones que antes solo eran de palabra o atendiendo el ámbito diplomático. A la vez, también condenar las actitudes bélicas, terroristas y en contra de los derechos humanos en varios países de la región o en otras partes del mundo.

Estamos en una nueva época que necesariamente necesitamos seguir conectándonos con otras realidades y seguramente eso será parte de lo que escuchemos el próximo 1 de septiembre. Muchas de las bases ya están puestas.

Hace bien el presidente Peña de retomar la costumbre de presentar su Informe Presidencial de frente a la Nación. No obstante es de lamentar es que no vaya a poder ser una vez más en el Congreso de la Unión.

Y digo que hace bien, porque hay muchos resultados positivos de su gestión en este quinquenio que han comenzado a hacerse visibles después de las reformas estructurales de los primeros años. Además, hay que reconocer que pese al ambiente mundial, el gobierno ha ido sorteando la mayor parte de las vicisitudes, aunque empañadas por aspectos que nos atañen a todos como los de la corrupción e impunidad y por supuesto el tema de la inseguridad y violencia sin resolver.

Tal vez lo que más ha impactado a México es la tensa e inusual relación con Estados Unidos originada desde el Norte y con la cual no estábamos preparados y la cual seguramente la seguiremos resintiendo en éste o en el siguiente gobierno del color que sea.

El presente y el futuro de esta relación no necesariamente están únicamente en nuestras manos; pero considero que la prudencia que ha tenido el gobierno mexicano ha evitado una seria confrontación la cual podría llevar a una salida sin regreso. Incluso habría que verla también a la luz de las acciones y declaraciones de líderes mundiales frente a Donald Trump que han sido en el mismo sentido de buscar salidas alternas a las permanentes amenazas y desvaríos.

La situación internacional es inédita en muchos sentidos; es cierto que el mundo está en permanente transformación y los acontecimientos tienen forzosamente que verse desde otra perspectiva, estar alertas e ir buscando nuevas soluciones a lo que día a día está aconteciendo.

Otra de las cuestiones que hay que tomar en cuenta es que la política exterior, ante esas transformaciones ha tenido que irse adecuando y poniendo por encima otras prioridades como es la defensa de los mexicanos en el exterior; es decir, los migrantes y la solidaridad para todos aquellos que siendo o no connacionales, está en peligro su bienestar y sobre todo sus vidas. De ahí que es inaceptable la actitud de quienes critican el gesto del gobierno de Peña de ofrecer ayuda humanitaria y ser solidarios con las poblaciones norteñas de Texas principalmente, ante los destrozos del huracán Harvey.

Sobre todo en este último año se han buscado nuevos y novedosos acercamientos con otros países y regiones que antes solo eran de palabra o atendiendo el ámbito diplomático. A la vez, también condenar las actitudes bélicas, terroristas y en contra de los derechos humanos en varios países de la región o en otras partes del mundo.

Estamos en una nueva época que necesariamente necesitamos seguir conectándonos con otras realidades y seguramente eso será parte de lo que escuchemos el próximo 1 de septiembre. Muchas de las bases ya están puestas.