/ viernes 21 de julio de 2017

Reformas estructurales, un camino en marcha

H

ace pocos días, viendo la forma en que importantes reformas constitucionales han gestado condiciones para impulsar grandes transformaciones en México, casi como si fuera algo inevitable, vino a mi recuerdo una frase del literato galo Anatole France, quien dijo: “Todos los cambios, aún los más ansiados, llevan consigo cierta melancolía”.

Efectivamente, en nuestro país, aun cuando las reformas estructurales hechas principalmente en el presente sexenio, en algunos casos ya se han reflejado en cambios favorables y en algunos otros están generando las condiciones para que estos ocurran, algo que por una parte genera mejores condiciones de vida para la población, al tiempo que por otra y de forma quizá un tanto contradictoria, hace que otros, los menos, invoquen el pasado con cierta nostalgia, porque no fueron capaces de construir las bases que hoy día tenemos para asegurar el crecimiento y desarrollo de nuestro país.

Hoy, frente a las reformas constitucionales realizadas por iniciativa de la administración del presidente Enrique Peña Nieto, mismas que han sido también impulsadas por otros partidos, en el marco de un esfuerzo conjunto al que se le denominó “Pacto por México”, se ha logrado destrabar una serie de situaciones históricas que ofrecían mínimas seguridades a cambio de un severo estancamiento en el desarrollo nacional, situación que hoy empieza a transformarse.

Por ejemplo, en el marco de la reforma energética, hoy podemos ver esfuerzos conjuntos del gobierno de México e inversionistas privados para la exploración y ubicación de factibles nuevos pozos petroleros, aún en aguas profundas del Golfo de México, como ha ocurrido recientemente en una región cercana al estado de Tabasco, donde se han ubicado reservas de gran potencial, lo que puede reimpulsar a México como uno de los principales productores de crudo a nivel mundial.

Entre tanto, se sigue avanzando con miras a que nuestro país recupere la capacidad de refinar petróleo y con ello producir la gasolina que tanta falta nos hace para no vernos en la necesidad de impulsar subsidios que sólo merman nuestra economía y restan alternativas de bienestar para la sociedad.

Por otra parte, gracias a la reforma energética se ha logrado una destacada reducción en las tarifas de luz eléctrica para los hogares que menos consumen, es decir aquellos con menores recursos económicos, lo que permite un mejor aprovechamiento de los recursos para las familias menos favorecidas a nivel nacional, situación que gesta gradualmente mayores condiciones de igualdad y bienestar a nivel nacional.

Otra de los grandes cambios constitucionales en la presente administración ha sido la reforma en telecomunicaciones, mediante la que cada vez más mexicanas y mexicanos tienen acceso al constante avance de la tecnología y con ello una ventana cada vez más abierta al conocimiento. Actualmente gracias a medidas como la derogación en el cobro por las llamadas de larga distancia nacional, cada vez más mexicanos mantenemos un mayor contacto entre nosotros, lo que impulsa desde relaciones familiares, hasta alternativas emprendedoras que dan cada vez más opciones de bienestar.

Es así que México está ya de lleno frente a las transformaciones que implica el mundo del siglo XXI, lo que nos da mejores capacidades para competir a nivel global.

* Senadora de la República

yolandadelatorre@senado.gob.mx

FB: YolandaDeLaTorreV

@Yoladelatorre

H

ace pocos días, viendo la forma en que importantes reformas constitucionales han gestado condiciones para impulsar grandes transformaciones en México, casi como si fuera algo inevitable, vino a mi recuerdo una frase del literato galo Anatole France, quien dijo: “Todos los cambios, aún los más ansiados, llevan consigo cierta melancolía”.

Efectivamente, en nuestro país, aun cuando las reformas estructurales hechas principalmente en el presente sexenio, en algunos casos ya se han reflejado en cambios favorables y en algunos otros están generando las condiciones para que estos ocurran, algo que por una parte genera mejores condiciones de vida para la población, al tiempo que por otra y de forma quizá un tanto contradictoria, hace que otros, los menos, invoquen el pasado con cierta nostalgia, porque no fueron capaces de construir las bases que hoy día tenemos para asegurar el crecimiento y desarrollo de nuestro país.

Hoy, frente a las reformas constitucionales realizadas por iniciativa de la administración del presidente Enrique Peña Nieto, mismas que han sido también impulsadas por otros partidos, en el marco de un esfuerzo conjunto al que se le denominó “Pacto por México”, se ha logrado destrabar una serie de situaciones históricas que ofrecían mínimas seguridades a cambio de un severo estancamiento en el desarrollo nacional, situación que hoy empieza a transformarse.

Por ejemplo, en el marco de la reforma energética, hoy podemos ver esfuerzos conjuntos del gobierno de México e inversionistas privados para la exploración y ubicación de factibles nuevos pozos petroleros, aún en aguas profundas del Golfo de México, como ha ocurrido recientemente en una región cercana al estado de Tabasco, donde se han ubicado reservas de gran potencial, lo que puede reimpulsar a México como uno de los principales productores de crudo a nivel mundial.

Entre tanto, se sigue avanzando con miras a que nuestro país recupere la capacidad de refinar petróleo y con ello producir la gasolina que tanta falta nos hace para no vernos en la necesidad de impulsar subsidios que sólo merman nuestra economía y restan alternativas de bienestar para la sociedad.

Por otra parte, gracias a la reforma energética se ha logrado una destacada reducción en las tarifas de luz eléctrica para los hogares que menos consumen, es decir aquellos con menores recursos económicos, lo que permite un mejor aprovechamiento de los recursos para las familias menos favorecidas a nivel nacional, situación que gesta gradualmente mayores condiciones de igualdad y bienestar a nivel nacional.

Otra de los grandes cambios constitucionales en la presente administración ha sido la reforma en telecomunicaciones, mediante la que cada vez más mexicanas y mexicanos tienen acceso al constante avance de la tecnología y con ello una ventana cada vez más abierta al conocimiento. Actualmente gracias a medidas como la derogación en el cobro por las llamadas de larga distancia nacional, cada vez más mexicanos mantenemos un mayor contacto entre nosotros, lo que impulsa desde relaciones familiares, hasta alternativas emprendedoras que dan cada vez más opciones de bienestar.

Es así que México está ya de lleno frente a las transformaciones que implica el mundo del siglo XXI, lo que nos da mejores capacidades para competir a nivel global.

* Senadora de la República

yolandadelatorre@senado.gob.mx

FB: YolandaDeLaTorreV

@Yoladelatorre