/ sábado 5 de agosto de 2017

Satiricosas

  • La niña del mar

Acapulco nunca olvidará a su niña marinera, Eva Lidia Nava Guzmán, que zarpó de la Base Naval de Icacos el 6 de febrero de 2017 en el bello velero-escuela “Cuauhtémoc”. Una niña de 21 años enamorada del mar. En la última entrevista que le hicieron declaró abiertamente que su ambición era comandar algún un día ese barco conocido, como el Embajador de los Mares. Hija de una maestra jubilada originaria de Espinalillo, Coyuca de Benítez, y de un padre de Atoyac de Álvarez, su familia vive en Acapulco desde hace muchos años. A ella se la llevó el mar frente a las costas de la India, en el Océano Indico, en las antípodas…

La cadete en instrucción dice la nota informativa, cayó al mar en las costas de la India durante una maniobra de velas a bordo del Buque Escuela “Cuauhtémoc”. El accidente sucedió frente a Mumbai (es decir, de lo que se conocía como Bombay, nombre que los portugueses le dieron a ese puerto y que significa Buena Bahía, pero recuperó su nombre indio original). Luego de 120 horas de búsqueda que abarcó más de 4 mil millas náuticas se suspendió la búsqueda de la cadete Eva Lidia Nava Guzmán y el barco delegó su localización al Servicio de Búsqueda y Rescate de India. “Al no haber localizado a la cadete Eva Lidia, se suspenden las labores de búsqueda activa, en espera de indicios que permitan al Servicio de Búsqueda y Rescate de la India continuarlas”, informó la Secretaría de Marina de México y ofreció el respaldo a la familia.

Un video oficial posterior de la Marina recuerda a su cadete perdida: “La institución afirma que tanto la Marina como la Patria nunca olvidarán a Eva Lidia y refiere que en la Heroica Escuela Naval Militar con sede en Veracruz el nombre de la acapulqueña será recordado: “En la Heroica Escuela Naval Militar tu nombre hace eco y en las cubiertas del que es Escuela ‘Cuauhtémoc’, a la lista aún respondes. Que nuestro amor te acompañe eternamente”.

Es el primer accidente de este tipo que registra el gran velero. Y es desolador que le haya sucedido a Eva Lidia en su cuarto año de adiestramiento. Y en ocasión semejante. Algún misógino que redactó el doloroso informe habló de “falta de pericia” de Eva Lidia ya que otros cadetes perdieron también el equilibrio por la ola que entró a mitad del velero y contrarrestaron el momento. Aceptando que la fuerza de una chica de 21 años puede ser menor a la de un varón -NO la pericia-  lo que hay que preguntarse es cuál es la protección que podría tener cualquier cadete al caer del barco. Por lo que se ha sabido ¡ninguna!

En este tenor se ha hablado con oscuridad de un reglamento a bordo por lo visto obsoleto y equivocado. Ha desaparecido de internet en estos días la información al respecto. Y desapareció también de mi computadora quien sabe porqué. Ha de ser por mi impericia. Se decía que los cadetes no pueden usar ningún tipo de salvavidas, chalecos u otras protecciones porque se pueden “atorar” con todo lo que hay en la cubierta del velero. Pues ojalá se hubiera atorado Eva Lidia. ¿Qué no estarán al tanto de todas las protecciones modernas para la navegación?

El viaje de este año 2017 del buque escuela es especial. Celebra los 35 años del “Cuauhtémoc” y se incluye dentro de las celebraciones de los 100 de la Constitución Política mexicana. Zarpó de Acapulco con 17 mujeres y 217 hombres a bordo (43 cadetes hombres) para un recorrido estimado de 289 días en el que visitará 15 puertos de 12 naciones. E invitados extranjeros. De Italia, Brasil, Perú…

De acuerdo con el itinerario del velero, al suceder la tragedia había partido días antes de Port Said, Egipto, y se dirigía a Mumbai, donde atracaría del 21 al 25 de junio. Continuaría a Singapur, Singapur, a donde ya llegó al momento de escribir estas líneas y seguiría a Manila, Filipinas; Shanghái, China; Busan, Corea del Sur; Kobe, Japón; Honolulu y Los Ángeles, Estados Unidos, para concluir de nuevo en Acapulco en noviembre después de sus 289 días de viaje previstos.

EL HIELO SE HACE MAR EN LA ANTÁRTIDA

Ya que estamos en el mar hablemos de un fenómeno colosal que está sucediendo en ambos polos. Se deshace el hielo y se prevé que el nivel del mar será mucho más alto.

Ha sido éste un verano dramático en el planeta, en mar y tierra. Altísimas temperaturas y falta de agua, incendios por doquier y agitación intensa en el hemisferio norte en uno de los más calientes veranos que se recuerden. En cambio en el Hemisferio sur es al revés, pero lo que más preocupa es la extraña destrucción natural que está padeciendo la Antártida. Habría que explicárselo a Trump.

“Los registros del aumento de temperatura en la Antártida no son uniformes. Existen algunas regiones orientales del continente que en los últimos 50 años no presentan diferencias de temperatura significativas. Sin embargo, algunos sectores de la península antártica han venido sufriendo aumentos. En algunos casos son superiores a los 2.5° centígrados. Esta situación es preocupante”, dijo a Sputnik Rodolfo Sánchez, integrante del Programa Antártico Argentino.

“El fenómeno del calentamiento global es de particular importancia para la Antártida porque puede tener consecuencias directas sobre la estabilidad de la gran calota de hielo (masa de hielo que cubre la superficie continental en las regiones polares de la Tierra) y del hielo marino que se desarrolla alrededor del continente. De reducirse, podría conducir a profundas modificaciones en la estructura y dinámica de los ecosistemas antárticos. Si se tiene en cuenta que la Antártida rodea todos los océanos del mundo, esos impactos podrían trasladarse también a otros ecosistemas o diferentes ciudades costeras, según el libro ‘Antártida, introducción a un continente remoto’ “.

Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) suman otros peligros. “El incremento de CO2 contribuye a la acidificación de los océanos. Parte del CO2 liberado a la atmósfera se disuelve en el agua de mar y forma ácido carbónico. Las aguas antárticas son particularmente vulnerables a este proceso ya que el CO2 se disuelve más en aguas frías. Esta situación puede generar serios desequilibrios en los ecosistemas de la región”, dijo el científico argentino.

¿Y EL ÁRTICO?

Decía Kirsten Thompson de Green Peace en su blog -junio 7, 2016- que “ lo que pasa en el Ártico no se queda en el Ártico”.

“El Ártico es una zona remota, hogar de algunas de las especies más emblemáticas y amenazadas del planeta, incluyendo osos polares, narvales y zorros árticos. Pocos de nosotros hemos tenido la suerte de explorar las extensiones de hielo marino, glaciares o capas de hielo, sin embargo estamos vinculados de forma inextricable a esta vasta región y desempeña un papel esencial en nuestro sistema climático global. El aumento de las temperaturas en el Ártico parece estar influyendo en los sistemas meteorológicos en otras partes del mundo, aunque no están claro los detalles de los complejos procesos implicados”.

El fenómeno ya tiene tiempo en proceso. En 2003 mi familia y yo vimos en un crucero a Alaska, de frente y relativamente cerca de nuestro barco, que por cierto se llamaba “Infinity”, cómo se desprendía, ¡se desmoronaba!, un gran bloque de hielo del glaciar, es decir, de “la costa”.

No demos nunca la espalda al mar.

librosdemanu@gmail.com

  • La niña del mar

Acapulco nunca olvidará a su niña marinera, Eva Lidia Nava Guzmán, que zarpó de la Base Naval de Icacos el 6 de febrero de 2017 en el bello velero-escuela “Cuauhtémoc”. Una niña de 21 años enamorada del mar. En la última entrevista que le hicieron declaró abiertamente que su ambición era comandar algún un día ese barco conocido, como el Embajador de los Mares. Hija de una maestra jubilada originaria de Espinalillo, Coyuca de Benítez, y de un padre de Atoyac de Álvarez, su familia vive en Acapulco desde hace muchos años. A ella se la llevó el mar frente a las costas de la India, en el Océano Indico, en las antípodas…

La cadete en instrucción dice la nota informativa, cayó al mar en las costas de la India durante una maniobra de velas a bordo del Buque Escuela “Cuauhtémoc”. El accidente sucedió frente a Mumbai (es decir, de lo que se conocía como Bombay, nombre que los portugueses le dieron a ese puerto y que significa Buena Bahía, pero recuperó su nombre indio original). Luego de 120 horas de búsqueda que abarcó más de 4 mil millas náuticas se suspendió la búsqueda de la cadete Eva Lidia Nava Guzmán y el barco delegó su localización al Servicio de Búsqueda y Rescate de India. “Al no haber localizado a la cadete Eva Lidia, se suspenden las labores de búsqueda activa, en espera de indicios que permitan al Servicio de Búsqueda y Rescate de la India continuarlas”, informó la Secretaría de Marina de México y ofreció el respaldo a la familia.

Un video oficial posterior de la Marina recuerda a su cadete perdida: “La institución afirma que tanto la Marina como la Patria nunca olvidarán a Eva Lidia y refiere que en la Heroica Escuela Naval Militar con sede en Veracruz el nombre de la acapulqueña será recordado: “En la Heroica Escuela Naval Militar tu nombre hace eco y en las cubiertas del que es Escuela ‘Cuauhtémoc’, a la lista aún respondes. Que nuestro amor te acompañe eternamente”.

Es el primer accidente de este tipo que registra el gran velero. Y es desolador que le haya sucedido a Eva Lidia en su cuarto año de adiestramiento. Y en ocasión semejante. Algún misógino que redactó el doloroso informe habló de “falta de pericia” de Eva Lidia ya que otros cadetes perdieron también el equilibrio por la ola que entró a mitad del velero y contrarrestaron el momento. Aceptando que la fuerza de una chica de 21 años puede ser menor a la de un varón -NO la pericia-  lo que hay que preguntarse es cuál es la protección que podría tener cualquier cadete al caer del barco. Por lo que se ha sabido ¡ninguna!

En este tenor se ha hablado con oscuridad de un reglamento a bordo por lo visto obsoleto y equivocado. Ha desaparecido de internet en estos días la información al respecto. Y desapareció también de mi computadora quien sabe porqué. Ha de ser por mi impericia. Se decía que los cadetes no pueden usar ningún tipo de salvavidas, chalecos u otras protecciones porque se pueden “atorar” con todo lo que hay en la cubierta del velero. Pues ojalá se hubiera atorado Eva Lidia. ¿Qué no estarán al tanto de todas las protecciones modernas para la navegación?

El viaje de este año 2017 del buque escuela es especial. Celebra los 35 años del “Cuauhtémoc” y se incluye dentro de las celebraciones de los 100 de la Constitución Política mexicana. Zarpó de Acapulco con 17 mujeres y 217 hombres a bordo (43 cadetes hombres) para un recorrido estimado de 289 días en el que visitará 15 puertos de 12 naciones. E invitados extranjeros. De Italia, Brasil, Perú…

De acuerdo con el itinerario del velero, al suceder la tragedia había partido días antes de Port Said, Egipto, y se dirigía a Mumbai, donde atracaría del 21 al 25 de junio. Continuaría a Singapur, Singapur, a donde ya llegó al momento de escribir estas líneas y seguiría a Manila, Filipinas; Shanghái, China; Busan, Corea del Sur; Kobe, Japón; Honolulu y Los Ángeles, Estados Unidos, para concluir de nuevo en Acapulco en noviembre después de sus 289 días de viaje previstos.

EL HIELO SE HACE MAR EN LA ANTÁRTIDA

Ya que estamos en el mar hablemos de un fenómeno colosal que está sucediendo en ambos polos. Se deshace el hielo y se prevé que el nivel del mar será mucho más alto.

Ha sido éste un verano dramático en el planeta, en mar y tierra. Altísimas temperaturas y falta de agua, incendios por doquier y agitación intensa en el hemisferio norte en uno de los más calientes veranos que se recuerden. En cambio en el Hemisferio sur es al revés, pero lo que más preocupa es la extraña destrucción natural que está padeciendo la Antártida. Habría que explicárselo a Trump.

“Los registros del aumento de temperatura en la Antártida no son uniformes. Existen algunas regiones orientales del continente que en los últimos 50 años no presentan diferencias de temperatura significativas. Sin embargo, algunos sectores de la península antártica han venido sufriendo aumentos. En algunos casos son superiores a los 2.5° centígrados. Esta situación es preocupante”, dijo a Sputnik Rodolfo Sánchez, integrante del Programa Antártico Argentino.

“El fenómeno del calentamiento global es de particular importancia para la Antártida porque puede tener consecuencias directas sobre la estabilidad de la gran calota de hielo (masa de hielo que cubre la superficie continental en las regiones polares de la Tierra) y del hielo marino que se desarrolla alrededor del continente. De reducirse, podría conducir a profundas modificaciones en la estructura y dinámica de los ecosistemas antárticos. Si se tiene en cuenta que la Antártida rodea todos los océanos del mundo, esos impactos podrían trasladarse también a otros ecosistemas o diferentes ciudades costeras, según el libro ‘Antártida, introducción a un continente remoto’ “.

Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) suman otros peligros. “El incremento de CO2 contribuye a la acidificación de los océanos. Parte del CO2 liberado a la atmósfera se disuelve en el agua de mar y forma ácido carbónico. Las aguas antárticas son particularmente vulnerables a este proceso ya que el CO2 se disuelve más en aguas frías. Esta situación puede generar serios desequilibrios en los ecosistemas de la región”, dijo el científico argentino.

¿Y EL ÁRTICO?

Decía Kirsten Thompson de Green Peace en su blog -junio 7, 2016- que “ lo que pasa en el Ártico no se queda en el Ártico”.

“El Ártico es una zona remota, hogar de algunas de las especies más emblemáticas y amenazadas del planeta, incluyendo osos polares, narvales y zorros árticos. Pocos de nosotros hemos tenido la suerte de explorar las extensiones de hielo marino, glaciares o capas de hielo, sin embargo estamos vinculados de forma inextricable a esta vasta región y desempeña un papel esencial en nuestro sistema climático global. El aumento de las temperaturas en el Ártico parece estar influyendo en los sistemas meteorológicos en otras partes del mundo, aunque no están claro los detalles de los complejos procesos implicados”.

El fenómeno ya tiene tiempo en proceso. En 2003 mi familia y yo vimos en un crucero a Alaska, de frente y relativamente cerca de nuestro barco, que por cierto se llamaba “Infinity”, cómo se desprendía, ¡se desmoronaba!, un gran bloque de hielo del glaciar, es decir, de “la costa”.

No demos nunca la espalda al mar.

librosdemanu@gmail.com